La adopción de vehículos eléctricos se presenta para la población de las ciudades como una alternativa de movilidad económica e innovadora. Sin embargo, para quienes viven en zonas rurales la transición hacia la movilidad es compleja, pues estas zonas no cuentan con la infraestructura para sostener un ecosistema de electromovilidad.
El primer gran desafío en las zonas rurales para concretar la transición hacia la electromovilidad es la infraestructura de caminos. De acuerdo con la Oficina de Estadísticas de Transporte de Estados Unidos, los conductores de zonas urbanas manejan alrededor de 15 mil millas por año, mientras los de poblados rurales, conducen 10 millas más por día. Es decir, 4 mil millas más anualmente, esto debido a la falta de caminos y mayores distancias entre puntos de recorrido.
Aunado a ello, en Estados Unidos, pese a las inversiones gubernamentales de más de 7 mil 500 millones dólares, muchas regiones carecen de infraestructura para el abastecimiento de electricidad. De este modo, surge el cuestionamiento sobre cómo las zonas rurales de Estados Unidos y otros países alcanzarán el futuro eléctrico dadas la falta de infraestructura pública necesaria.
Respecto a esto, el medio The Verge recopila algunos testimonios de personas, habitantes de zonas rurales, que quisieron adquirir vehículos eléctricos. En estos se establece, el mayor problema en los poblados no urbanos es la falta de instalaciones para cargar los autos. Al ser las distancias entre punto y punto, sumamente largas, la falta de estaciones de carga es un gran problema.
Aunque no existen cifras detalladas sobre la infraestructura de carga pública, es un hecho que las empresas de servicio público, fabricantes de autos, universidades y gobierno compiten por instalar nuevos cargadores. Lo cual ha generado que en poblaciones rurales haya cada vez más estaciones de carga para vehículos eléctricos. Ejemplo de ello, es la autofinanciación de Tesla para instalar sus propias estaciones de carga en diversas entidades de Estados Unidos. Por su parte, Volvo junto con Starbucks ha instalado cerca de 60 estaciones de carga en caminos entre Seattle y Denver y algunas zonas alejadas de las ciudades.
Pese a ello, la adopción de estos vehículos en zonas rurales es muy baja en comparación con las ciudades. De acuerdo con The Verge, en áreas rurales la proporción de este tipo de unidades no alcanza ni el 0.5% del total de vehículos. Para algunos analistas, este índice puede deberse a la exclusión generada por el costo de los autos eléctricos. Ya que en la actualidad son más asequibles las unidades de combustible. Por otra parte, se menciona, estos cuestan alrededor de 51 mil dólares, y el ingreso promedio en estas zonas es de 49 mil 895 dólares al año.
A nivel de infraestructura, la adopción de la electromovilidad tiene muchas otras implicaciones, desde actualizaciones en red eléctrica, hasta cambios de transformadores. Sin dejar de mencionar las repercusiones de contaminación que podrían tener las unidades eléctricas en dichos entornos. Pese a todos estos obstáculos, The Verge considera, la demanda de autos eléctricos impulsará la construcción de una infraestructura que propicie la adopción de estos de forma generalizada, incluidas las zonas rurales.
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