Los servicios funerarios de las nueve víctimas mortales de la violencia que enlutó a la familia LeBarón, reúne a familiares y amigos que recorrieron más de 100 kilómetros de terracería, preparada para facilitar el acceso a esta zona intrincada de Sonora en la Sierra Madre Occidental.
Quienes vinieron, transitaron por donde ocurrieron los dos ataques, un sitio adecuado para las emboscadas. Las madres y sus hijos recibieron disparos desde una zona alta, y en el caso de la hija de Adrián LeBarón y sus cuatro hijos, después de asesinarlos sus atacantes movieron la camioneta, le rociaron gasolina y prendieron fuego con los cuerpos adentro.
La comunidad asentada en La Mora, Sonora, formada por familias que profesan la religión mormona, consta de viviendas construidas a semejanza de las casas en Estados Unidos. La mayoría de los habitantes se comunican en inglés, sin embargo, también dominan el español.
El asentamiento está rodeado de montañas y personal militar que resguarda desde el lunes la zona a donde sólo se permite que entren los familiares y amigos de los deudos, así como representantes de medios de comunicación nacionales e internacionales.
En palabras de Adrián LeBarón los jóvenes que se van a estudiar y trabajar a Estados Unidos, envían su dinero a su comunidad en México y regresan a su lugar de origen. “Somos mexicanos aquí invertimos nuestro dinero”, expresa mientras se observa a su familia directa compuesta por más de 100 adultos y niños que se organizan en la casa de su hija fallecida en el tiroteo.
Los servicios funerarios iniciaron a las 10:20 horas en memoria de Dawna Ray Langford y sus hijos Trevor Harvey Langford y Rogan Jay Langford.
NTX