En México se registran alrededor de 170 mil infartos cerebrales al año, según el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velas Suárez”. Las secuelas de estos accidentes cerebrovasculares (ACV) o derrames cerebrales tienen diversas implicaciones en los pacientes que van desde problemas de coordinación motora hasta parálisis. Ahora con las nuevas tecnologías y los avances en robótica, puede usarse la interfaz cerebro-máquina para ayudar a las personas luego de ACV.
Neurocirujanos del Hospital Houston Methodist realizaron un ensayo clínico junto a otros investigadores para hallar las aplicaciones de la interfaz cerebro-máquina (BMI) en sobrevivientes de enfermedades vasculocerebrales (EVC). La BMI es un programa de computadora que captura la actividad cerebral para determinar las intenciones del sujeto y obtener una respuesta en la tecnología como un exoesqueleto o dispositivo robótico.
Las intenciones de los neurocirujanos en el ensayo clínico eran entrenar a sobrevivientes de ACV con movimiento limitado de brazo para mover un dispositivo robótico. Las pruebas demostraron que la mayoría de los pacientes retuvieron los beneficios por dos meses después de terminadas las sesiones de terapia.
“Aquellos de nosotros que hemos estudiado el cerebro durante tantos años hemos anticipado que sus poderes combinados con la robótica y la interfaz cerebro-máquina podrían ofrecer beneficios inimaginables a los sobrevivientes de accidentes cerebrovasculares y otros pacientes con lesiones cerebrales. Este estudio es sólo el comienzo de lo que será posible para tratar accidentes cerebrovasculares, lesiones de la médula espinal y otras lesiones cerebrales traumáticas en el futuro“, declaró el dr Robert Grossman, médico neurocirujano y profesor de Neurocirugía del Hospital Houston Methodist.
El uso de la robótica en la medicina, y en especial en la rehabilitación no es nuevo, existen prótesis y estudios que respaldan el avance de la conexión entre IBM y humanos. La innovación en este estudio remarca la necesidad de los pacientes por aprovechar la interfaz cerebro-máquina y la plasticidad del cerebro para reaprender el movimiento.
“Este proyecto asegura que el cerebro esté involucrado en el proceso“, mencionó José Luis Contreras-Vidal, director del Laboratorio de Sistemas de Interfaz Cerebro Máquina No Invasiva de la Universidad de Houston, en un comunicado para NotiPress. “Sabemos que, si el brazo se mueve, es porque le están ordenando que se mueva, ese es un concepto muy poderoso“.
Aún se necesitan más investigaciones y pruebas para asegurar de este procedimiento una terapia efectiva para pacientes sobrevivientes de ACV. Sin embargo, esta forma permite medir la respuesta del cerebro a la intervención terapéutica y el estudio comprobó que la interfaz cerebro-máquina permite desarrollar la intención de movimiento. En un futuro, las aplicaciones en terapia de estos programas para magnificar la respuesta en estos pacientes y otras enfermedades.
Notipress