La oposición se engancha en la campaña de “traidores de la nación”.
Por Saúl Loera
Finalmente el pasado domingo 17 de abril la oposición logró detener al presidente de la república en la Cámara de diputados, votando en contra su reforma eléctrica. Sin duda, un gran momento para el país que restablece los equilibrios que se habían perdido durante esta administración. No obstante, quien crea que Andrés Manuel va a ceder para negociar, no ha aprendido nada de este personaje en sus más de 30 años de vida pública.
El presidente ha vivido de ser oposición y de dividir y polarizar al país, por ello ahora que está en el poder, continúa haciendo lo mismo. Es el clásico político que necesita de unos “malosos” y un “pueblo bueno” al cual defender, desde luego, para que todo gire en torno a él. Bajo esta lógica es que ante la unidad de la oposición, decide acrecentar el conflicto y no sólo ha emprendido la campaña de “traidores de la nación” sino que además, envía al Congreso de la Unión, otra reforma constitucional, la electoral, que él mismo diseñó para que no pase.
Dicha reforma es tan desmedida y populista, que es imposible que la oposición la apoye, pero justo ahí está el objetivo. De lo que se trata es de encontrar quién se oponga, para volver a encender la pelea y se siga aplicando el esquema del que vive: unos malosos de “malolandia”, que están contra el “pueblo bueno” al que él tiene que defender, de esos “traidores de la nación”.
Después de tres décadas de buenos frutos, se entiende que Andrés Manuel continúe con su libreto, lo increíble es que los partidos opositores aún sean incapaces de desmontar esa estrategia. ¡Lo único que tienen qué hacer, es no asistir a la pelea! Dejarlo hablando solo, ignorarlo y, eso sí, meter a la agenda nacional los temas que de verdad apremian a la población.
Extraño e incomprensible que los partidos de oposición sigan prestándose a ser el patiño del eterno sketch del presidente. En la pasada consulta para la Revocación de mandato, le hicieron vacío y lograron desinflar y demeritar ese ejercicio presidencial, pero ahora vuelven a la carga, y envalentonados y malentendiendo su papel de oposición, vuelven a caer en el garlito y ya se alistan para ´dar la batalla´ en el congreso. ¡Habrase visto semejante tozudez!
¿Se imaginan a la oposición negándose, al menos durante un mes, a hablar de esa reforma o cualquier otra provocación, hasta que primero se atienda el gravísimo %25 de deserción escolar que dejó la pandemia? ¿Hasta que se atienda la ´epidemia´ de asesinatos y feminicidios? ¿Negándose a hablar de algo más que no sea el aumento de la pobreza y la desorbitante inflación que la acrecentará aún más? Evidentemente se le rompería el esquema al presidente y la agenda nacional, volverían a ser los temas urgentes para el país y no los objetivos políticos que le dan vida al rijoso político que habita Palacio nacional.