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martes, noviembre 26, 2024

PUNTO DE NO RETORNO

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 La CELAC está viva

Por Saúl Loera

Una vez serenados los ánimos, quizá podamos aquilatar mejor la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que se celebró en la Ciudad de México el pasado fin de semana. Sin duda una reunión de claroscuros en la cual cada sector de la clase política mexicana se empeñó en resaltar tanto lo negativo como lo positivo de ella, con la misma finalidad de sacar raja política, olvidando que con todo y sus limitaciones, la CELAC es el único organismo multilateral que han podido gestar nuestros lastrados países. 

Los que deseaban descalificarla tuvieron para hartarse: 

1. No asistieron los presidentes de los principales países del Cono Sur: ni Brasil (quien de echo ya no forma parte del organismo), ni Argentina, ni Chile, ni Colombia. 

2. Que el máximo aliado de nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador en su empeño por revivir la ola izquierdista en Latinoamérica, su par argentino Alberto Fernández, se encentra sumido en una crisis de política interna tan profunda, que sólo pudo enviar a su canciller, quien antes de aterrizar en nuestro país, ya había sido destituido del cargo. 

3. Que a pesar del anuncio bravucón de Andrés Manuel López Obrador, respecto que en la Cumbre se debatiría la existencia, reestructuración o desaparición de la Organización de Estados Americanos (OEA), nada se discutió ni se hizo alguna declaración conjunta. 

4. Y por supuesto, la más sobada de las descalificaciones: que invitar a dictadores como Miguel Díaz Canel de Cuba, o al canciller de Nicaragua, son una afrenta para la democracia de nuestro país y una muestra del camino que desea tomar el inquilino de Palacio Nacional. 

Y los que buscaron celebrarla igualmente se desmidieron: 

1. Que la Cumbre es un acto de dignidad de nuestro país que deja claro que nuestro presidente no se arrodilla ante los intereses de EU. 

2. Que la invitación al presidente de Cuba, es un acto “histórico” de justicia para el pueblo cubano y a su lucha también “histórica”. 

3. Que la Cumbre es una muestra de la unidad de los pueblos latinoamericanos, quienes se enfilan hacia una “patria grande”, a pesar del presión de los EU. 

4. Que la Cumbre demuestra que nuestro presidente tiene el liderazgo de la región latinoamericana. 

Cegados por una animadversión que los obnubila, ambos bandos olvidan lo más importante: cualquier foro internacional en el que sea posible debatir temas de la más alta trascendencia, siempre es un logro. Y si ese foro reúne a países tan empobrecidos y desunidos como lo son las naciones de América Latina, pues con más razón debería ser motivo de gusto y debate razonado. 

Más allá del muy difundido desencuentro entre los presidentes de Uruguay y Cuba, en la Cumbre se atendieron tres temas de la mayor importancia para nuestra región: migración, vacunación y cambio climático. Temas que lastran a Latinoamérica de manera inclemente, motivo suficiente por el que todos los países deberían hacer a un lado sus diferencias políticas para avanzar en una agenda conjunta que permita resolver o atenuar al menos, esos graves retos que enfrentamos. 

¿Que el presidente López Obrador aprovechó la reunión para hacer propaganda a su favor? ¡Pero por supuesto! ¿acaso no hace lo mismo cualquier presidente europeo, africano o asiático que organiza este tipo de encuentros internacionales? Desde luego que intenta utilizar este foro para avanzar su agenda política al tiempo de reforzar los temas favoritos de su base: nacionalismo y antiyanquismo exacerbado. ¿Pero enserio la oposición va a rabiar por ello? ¿Tendrá tanta cortedad de miras que sólo le permita fustigar la invitación a representantes de regímenes autoritarios? Sin duda esos regímenes deben condenarse, pero no pasar de repetir ese argumento es desconocer o querer ignorar asuntos estratégicos de la mayor relevancia. 

Cuba es la puerta de entrada y salida de nuestro país en el Golfo de México y sólo por esa razón, el gobierno mexicano debería estar atento a lo que sucede en la Isla. Ya escucho también a la oposición desgarrándose las vestiduras si acaso EU decidiera desestabilizar a Cuba para provocar un cambio de régimen y nuestro gobierno decidiera no hacer nada. México tiene la opción de acompañar a gobiernos como el Cubano, al tiempo que se le empuja para que profundice un proceso de apertura, o bien, puede permanecer impávido ante una posible andanada gringa para imponer gobiernos en Cuba, Nicaragua y Venezuela. 

Por otra parte, la OEA es un organismo creado por EU en la posguerra, fue fundada en 1948 hace más de 70 años como parte de un andamiaje internacional que responde a los intereses de EU, ¿o también vamos a negar el papel tutelar que dicho organismo ejerce sobre nuestras naciones? ¿No sería conveniente revisar sus procedimientos y prioridades a la luz de los enormes cambios que ha sufrido el mundo y nuestra región después de tanto tiempo? 

Si bien la CELAC fue impulsada por ex presidentes latinoamericanos tan polémicos como Hugo Chávez, dentro de la primer ola latinoamericana de izquierdismo que se dio a principios de siglo, un izquierdismo verborreico muy difícil de tolerar, es cierto, pero a pesar de ello la CELAC es el único organismo internacional que aglutina a todos los países del continente americano y que no incluye a EU y Canadá. Lo que ofrece las condiciones para un debate más equilibrado entre nuestras naciones y sobre todo, un debate que responda a nuestros intereses tomando en cuenta nuestras realidades. 

Los retos de la CELAC son muchos, principalmente el definir si entre sus miembros se va a tolerar a regímenes autoritarios, no democráticos y que no respeten los Derechos humanos. Ese mismo tema fue una discusión que la misma Unión Europea antepuso para poder aceptarla como una instancia internacional seria, a la cual pudiera dar su reconocimiento. No obstante, eso de ninguna manera anula su valor estratégico y más en un entorno internacional en el que la absoluta preponderancia de nuestro vecino ya no es tan clara, así como el ascenso de China es algo que tampoco se puede obviar. No por nada el presidente chino Xi Jinping envió un saludo a la Cumbre mediante un video de varios minutos grabado ex profeso. 

Y que nadie se confunda, no se trata de ninguna ocurrencia del gobierno mexicano. El actual embajador de México en China es Jesús Seade, quien fuera responsable de este gobierno para cerrar el acuerdo del T-MEC con EU y Canadá. Además, en su calidad de presidente pro tempore, México ha propiciado el diálogo China-CELAC, así como también se ha involucrado en los asuntos latinoamericanos: el rescate del presidente Evo Morales y su consecuente asilo político en México, justo en una crisis donde la OEA jugó una papel muy amargo; su intervención para facilitar el diálogo 

del gobierno de Venezuela con la oposición y su insistente petición a EU para que se atienda la crisis migratoria en Centroamérica, con un plan de apoyos económicos. 

La región enfrenta grandes retos, su atraso es endémico y ante ello, la colaboración entre sus miembros es de suma importancia, pero si en lugar de permitir el diálogo se ensordece el escenario con porras o denuestos enfurecidos, nuestro destino seguirá siendo el mismo. Ojalá tengamos la grandeza suficiente para superar nuestros intereses en aras de alcanzar acuerdos urgentes para nuestras naciones. Algo de grandeza como la que se mostró en 2010 en la Riviera maya de México, cuando el ex presidente de derecha Felipe Calderón, decidió ser el anfitrión para la constitución de la CELAC, a pesar de sus públicas diferencias con sus pares sudamericanos. Ojalá logremos superar nuestras filias y fobias para poder reconocer y celebrar que a pesar de sus evidentes debilidades, la CELAC está viva. 

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