Opciones para la oposición
Por Saúl Loera
En el artículo pasado critiqué a la oposición por formar parte, sin darse cuenta, de la estrategia política-mediática del presidente de la república, ahora, fiel al viejo adagio persa que reza: el que critica, propone, haré algunas propuestas.
Para salir de ese esquema donde hay dos polos confrontados, buenos contra malos, y en el que el presidente encarna y defiende a los buenos, es necesario abandonar la confrontación, decidir no pelear… bajo su esquema. Eso de ninguna manera significa dejar de criticar, de señalar los abusos y errores del gobierno federal, significa criticar inteligentemente, sin caer en la confrontación que le conviene, con la agenda que él desea. Significa pasar, de ser reactivos a tomar la iniciativa.
Una alternativa para dejar de engancharse en los temas que promueve diariamente en sus mañaneras, es que la oposición, coordinadamente, se niegue a hablar de la ocurrencia, mentira o agresión del día, y le responda a todo representante de cada medio de comunicación (Radio, Tv, Diario o agencia digital), que se niega a hablar de ese tema, hasta que el presidente diga, por ejemplo, cuál será la nueva estrategia de combate al crimen organizado, o a la falta de crecimiento económico, al aumento en la deserción escolar, a la escasez de medicamentos, o cualquier otra carencia del gobierno, que esté relacionado con la provocación-ocurrencia en turno. Y así hacerlo durante al menos tres o cinco días.
Pero para lograr un verdadero impacto, debería ser una acción coordinada y sostenida por parte de todos los miembros del PAN, PRI y PRD: presidentes nacionales, gobernadores, diputados, senadores, alcaldes, todos. De manera que la nota del día, y de los siguientes meses, sea la negativa de la oposición de hablar de “x” ocurrencia del presidente, hasta que no ofrezca una solución a alguno de los tantos problemas que tiene su gobierno, el cual desea ocultar, justamente, con su distracción “mañanera”.
La oposición debe entender que necesita sacar a Andrés Manuel de la agenda nacional, para así poder sacarlo de la boleta de la elección presidencial venidera, sus baterías deben enfocarse en las gravísimas carencias de su gobierno. Ya ha quedado claro que la aprobación presidencial se va mantener, así como también, que esa simpatía ciudadana, tampoco significa que los mexicanos aprueben el mal desempeño de su gobierno. Además, al sacarlo del centro del debate nacional cotidiano, se logrará romper su esquema de “la mafia me quiere tumbar para detener la transformación” y, por lo tanto, ”me deben apoyar”.
En lo que respecta a la política dura, no mediática, sino de negociación interna, dentro de la alianza opositora del PAN, PRI y PRD, es necesario pongan las cartas sobre la mesa de una vez por todas y digan qué candidatura le corresponderá a cada partido y, a su vez, a cada integrante al interno de cada uno de ellos. Este complejo y delicado proceso debe realizarse en dos pistas: al interior de cada partido y, simultáneamente, en la mesa de los tres partidos.
Cada partido debe iniciar una consulta interna para conocer los intereses de sus miembros más destacados y saber a qué candidatura aspiran, esto les permitirá sentarse a la mesa con los otros dos partidos para iniciar y concluir una negociación que defina qué partido y candidato, encabezará cada una de las candidaturas en juego en 2023 y 2024: once gubernaturas, 128 senadurías, 500 diputaciones federales y la integración de los 30 congresos locales, así como alcaldías y cargos edilicios.
Si la oposición logra ponerse de acuerdo en esta materia, logrará fortaleza interna y unidad de acción, pues todos los distintos liderazgos y sectores podrán verse representados, teniendo un aliciente para trabajar por su legítimo interés personal, al tiempo que reducirá la posibilidad de que Morena o el gobierno federal, siga dividiéndolos y robándoles actores políticos de peso.
Estas y otras acciones políticas-mediáticas pueden ser puestas en marcha, como el iniciar activismo político en todos los rincones del país para consultar a la ciudadanía sobre los temas que desean ver incluidos en las propuestas de campaña. Lo cual permitiría iniciar un trabajo partidario, completamente legal, que saque del pasmo y reactive las grandes maquinarias de estos partidos. Pero esta y otras muchas propuestas, no será posible ponerlas en marcha, si antes la oposición no logra ponerse de acuerdo en sus intereses duros, ni comprende que debe salirse del esquema de confrontación diaria que tan buenos dividendos le ha dado al presidente.
Por cierto, para afianzar al máximo esa negociación total, intra e inter partidos, de las candidaturas que cada uno llevará, es del todo conveniente que una vez concluida, se diera a conocer en un evento público, en el que los representantes de todos los partidos, firmaran un documento de compromiso. Incluso, en ese mismo evento, podría anunciarse el arranque de la visita domiciliar a cada hogar mexicano, para recoger sus más profundas necesidades, que serán llevadas a la plataforma de gobierno que presentaría la coalición.