El pasado domingo fuimos testigos de lo que fue la más grande mañanera del año, el primer año de gobierno del presidente de la República y como todo acto público en dónde nuestro mandatario aparece, su discurso estuvo lleno de verdades a medias.
Este fenómeno no debe sorprender si se compara con las declaraciones de éste primer año, ya que con base en un estudio de Integralia denominado fact check: el primer año del presidente en sus conferencias mañaneras arrojó que de las 306 declaraciones verificadas del 11 de febrero al 22 de noviembre de 2019, 34% (103) fueron verdaderas; 26% (80) falsas; 22% (66) parcialmente verdaderas y en el 19% restante (57) imposibles de verificar.
De lo que se desprende que es común encontrar datos inexactos y verdades a medias dentro del discurso presidencial, si sumamos las mentiras, las verdades a medias y las cifras imposibles de verificar, el porcentaje de cifras que se manipulan desde Palacio Nacional para hacer quedar bien al ejecutivo alcanza a dos terceras partes de toda la información anunciada por el presidente.
Éste fenómeno volvió a repetirse dentro del primer año de gobierno puesto que muchas áreas estratégicas y compromisos que él mismo ha venido prometiendo desde campaña y ratificados en sus primeros meses al cargo no se han cumplido, mientras que en el discurso del año los datos son maquillados, queriendo pasar estos como cumplidos o al menos como si llevaran un avance significativo, cuando las cifras oficiales demuestran todo lo contrario.
Esto se observa en las promesas de campaña, en la que se prometieron 100 nuevas universidades públicas funcionando, las también conocidas como Universidades Benito Juárez, que pretendían albergar a 64 mil estudiantes del nivel superior, la realidad por su parte muestra otra cosa. Supuestamente existen en funcionamiento 87 de ellas, no obstante, se desconocen los lugares en los que se ubican, el proceso de ingreso, el número de alumnos que atiende cada una de ellas, entre otros datos relevantes, es decir, en el discurso parece existir un avance de más del 80%, cuando en la realidad no estas escuelas son elefantes blancos.
Adicionalmente, durante meses el presidente anunció un Plan maestro de desarrollo regional que buscaba la descentralización del gobierno federal y las secretarías en distintos estados de la República, a lo que diversas voces advirtieron acerca de su inviabilidad, sin embargo, la realidad coloco en su justa medida ésta propuesta, ya que hasta el momento se tiene registro de que solo nueve dependencias (de un total de 28) se han trasladado o abrieron una oficina en las entidades a las que deberían mudarse. 2
Aunque debemos reconocer que abrir una pequeña oficina de estas secretarías en los estados, está muy lejos de ser lo que se prometió. Este fenómeno deja mucho que reflexionar, puesto que, el no escuchar a los expertos tiene sus consecuencias y ésta propuesta hechas, son solo propuestas mediáticas que distan mucho de representar políticas y acciones de un estadista.
La realidad es que la gestión pública en este primer año deja muchas cosas que desear ya que los grandes proyectos que pretenden ser la insignia de esta administración han comenzado sin criterios técnicos para su diseño, ejecución y evaluación.
Los megaproyectos de infraestructura como la refinería de dos bocas y el aeropuerto de Santa Lucía han comenzado su construcción sin planes ejecutivos, sin análisis de costo-beneficio, sin planes maestros y sin estudios de impacto ambiental, mientras que la expansión de programas sociales y asistenciales ensanchan su número de beneficiarios y aumentan los recursos a su disposición, en cambio pierden o disminuye su control y fiscalización. En la actualidad existen programas sin reglas de operación, sin metas claras y sin padrones de beneficiarios transparentes.
Al igual que con otros proyectos el no escuchar a especialistas provocará un grave daño a las arcas de la nación, a la imagen del país a nivel internacional y a el desarrollo económico, muestra de ellos es el señalamiento de especialistas que se han pronunciado sobre el aeropuerto de Santa Lucía, asegurando que no resolverá el problema de saturación que enfrenta el actual aeropuerto.
En lo que respecta a la construcción de la refinería en Dos Bocas, especialistas y agencias calificadoras pronostican que se rebasarán los costos originales de inversión y el tiempo de construcción, lo anterior como consecuencia de una mala planeación, ya que, la zona que se seleccionó para tal efecto, a detenido el avance de los trabajos por condiciones climatológicas extremas. Lo que hace preguntarse ¿Sí las inundaciones del terreno detienen las obras, no detendrán la operación de la refinería?
Lo anterior, es un buen ejemplo de como la planeación no es una prioridad para el ejecutivo, lo cual empeora si se considera las afectaciones al medioambiente, con lo que se evidencian la toma de decisiones contradictorias y discrecionales. Ya que el discurso medio ambiental se contrapone con el de desarrollo.
Mientras por un lado se habla del cuidado y preservación del medio ambiente por otra parte, se reduce el presupuesto para las dependencias federales y locales en materia de medio ambiente, en 2020 alrededor de menos el 40%, y por si no fuera suficiente, la refinería Dos Bocas, representa un ecocidio para la zona por la deforestación masiva de manglares que requiere para su operación.
En cuanto a la supuesta austeridad y los datos presentados como un rotundo éxito, debemos juzgarlos desde una visión integral ya que la administración pública no sólo son cifras, sino recursos humanos, materiales y económicos, por lo que, los recortes presupuestales y la política de reducción de salarios han resultado en la pérdida de personal calificado y memoria institucional. 3
Personal capacitado ha sido sustituido a través de la designación de funcionarios afines al gobierno, muchos de ellos sin experiencia técnica, lo que ha llevado a un círculo vicioso reduciendo la capacidad gubernamental para tomar decisiones.
En cuanto a la inseguridad, el discurso de éxito es una falacia, ya que las acciones implementadas por el ejecutivo no son congruentes con lo que estamos viviendo en el año más violento desde que se tenga registro. Se carece de una estrategia integral de seguridad, capaz de hacer frente a la realidad y en su lugar se implementa una política preventiva mediante programas sociales que han demostrado incapacidad para persuadir a los delincuentes a abandonar sus actividades ilícitas.
Como si fuera poco la Guardia Nacional no se ha implementado en los plazos acordados, ni se conoce fecha cierta para que está entre en operaciones con plenitud, teniendo dificultades inclusive, hasta para reclutar los recursos humanos requeridos, lo que es más importante, su despliegue se ha dado sin una clara racionalidad técnica, ni de mando.
Para finalizar, este año de gobierno fue muy escueto en cuanto a reconocer el estancamiento económico que sufrió el país en el 2019. Ante lo cual utiliza una estrategia que a la larga ocasionará más problemas que toda la incapacidad documentada en este primer año, la inserción de un discurso de odio y polarización creciente. Propiciada por el presidente por medio de su retórica binaria, la cual genera adversarios ficticios para justificar su narrativa y muchas de sus políticas. Legitimándose no por medio de resultados sino de batallas ficticias en las que él siempre es el ganador.