Por Antonio Medina *
A 33 años de su fundación, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) mantiene su compromiso con las causas y movimientos sociales que le dieron origen, siempre en favor y en defensa de los derechos y libertades de todas las personas.
En la lucha por la consolidación democrática, a lo largo de este tiempo, hemos insistido en impulsar una agenda partidista inclusiva y garante de los principios que lo identifican como una izquierda verdadera y progresista, permanentemente receptiva a las demandas de una sociedad civil organizada que en otras expresiones políticas ha sido rechazada para actuar en un marco de institucionalidad.
En este proceso de transformación política y social, así como de construcción de ciudadanía, las acciones gubernamentales, políticas y legislativas del PRD han sido decisivas en el tránsito a una sociedad más respetuosa de su diversidad, de su pluralidad, y de sus diferencias.
Nuestra identidad vanguardista, nuestros documentos básicos y sobre todo, nuestra agenda libertaria enriquecida por una visión socialdemócrata, ha defendido el pleno goce y ejercicio de los derechos político-electorales de todas las personas, los cuales, por motivos de género, orientación sexual o identidad de género durante mucho tiempo fueron violentados.
Congruente con sus principios, hicimos propio el reclamo de la sociedad civil de reconocer el matrimonio igualitario, por lo que en 2009 propusimos y aprobamos modificaciones al Código Civil de la Ciudad de México, hecho que detonó una ola civilizatoria en todo el país.
La interrupción legal del embarazo como una exigencia del movimiento feminista que veía mermado el ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos debido a una cultura patriarcal sumamente arraigada, la hicimos nuestra y legislamos para que el derecho inalienable de las mujeres a decidir libre y voluntariamente su maternidad fuera respetado.
En estos 33 años hemos trabajado para que las personas trans dejen de vivir el rechazo institucional y la exclusión social y se reconozca su identidad de género. En 2008 aprobamos este derecho en la capital del país, el cual ya es una realidad en 19 entidades federativas. Sin olvidar que en 2017, propusimos la creación de un protocolo para garantizar el derecho al voto de las personas trans, el cual entró en vigor en las elecciones de 2018.
El odio por motivo de orientación sexual e identidad de género es uno de los grandes lastres que afectan nuestra convivencia social. Los insultos, el acoso, el hostigamiento y la violencia física y verbal en contra de las personas LGBTTTI hicieron necesarios cambios normativos para castigar estas conductas criminales, por ello, en 2009 modificamos el Código Penal de la Ciudad de México para tipificar los crímenes de odio. Fuimos pioneros en contribuir a mitigar estas agresiones.
Sin cortapisas, participamos en la reforma constitucional de 2011 que estableció la obligatoriedad para todos los poderes públicos de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos.
En un escenario nacional y en una coyuntura política en la que el conservadurismo del presidente Andrés Manuel López Obrador veladamente amenaza los derechos ganados tras largos años de lucha, como PRD reafirmamos nuestro compromiso para construir un país democrático e igualitario.
Los derechos de las infancias de la diversidad sexual, de las personas que viven con VIH, de las poblaciones afrodescendientes, de las mujeres a vivir libres de violencia, a la eutanasia, a un pleno acceso a la salud, prohibición de las terapias de conversión, despenalización del uso lúdico de la cannabis, defensa del Estado laico, de la libertad de expresión, y rechazo al pin parental, entre otros, son causas que siempre hemos abanderado.
En nuestro 33 aniversario señalamos que seguiremos impulsando temas relevantes que nos identifican como una izquierda verdadera y socialdemócrata.
- Director de Diversidad Sexual del PRD.
