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viernes, noviembre 22, 2024
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Para familias pobres conseguir fórmula para bebés siempre ha sido un problema

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Miracle Abbott quedó embarazada durante su primer año en la Universidad de Carolina del Sur.

Tenía un trabajo mal pago y una enorme deuda estudiantil, por lo que la joven de 19 años recurrió al Programa Especial de Nutrición Suplementaria para Mujeres, Bebés y Niños, conocido como WIC, para obtener leche de fórmula y alimentos.

Pero después de dar a luz, su bebé tuvo cólicos y reflujo doloroso, y su pediatra le recomendó una fórmula especial que no estaba disponible a través del programa.

Pasaron cuatro meses, tres citas con el pediatra y dos reuniones en su oficina local de WIC antes de que el programa le proporcionara una fórmula adecuada para su hija.

Tuvo que gastar cientos de dólares en fórmula. Eso fue en 2020, dos años antes de que la compañía Abbott cerrara su fábrica en Michigan al detectarse contaminación bacteriana. El cierre de febrero y el retiro del mercado provocaron la escasez masiva de leche de fórmula infantil en el país.

La continua escasez de leche de fórmula ha causado un tremendo estrés a las familias de todo el país, especialmente a las que dependen del programa WIC.

Según el Departamento de Agricultura (USDA), que gestiona este programa financiado con fondos federales y administrado por casi 90 gobiernos estatales, territoriales y tribales, WIC representa hasta dos tercios de todas las compras de fórmula infantil en Estados Unidos.

Durante casi 50 años, el programa WIC ha proporcionado asistencia alimentaria a madres y niños de bajos ingresos. Alrededor de la mitad de los bebés de Estados Unidos —1,5 millones— recibieron beneficios de WIC en 2021.

Ese poder de compra impulsó un importante ahorro en los costos de la fórmula para los gobiernos federal y estatal que administran el programa. Pero la compra masiva del programa también limita las opciones para las familias y puede dificultar que madres, como Abbott, consigan una fórmula que sea adecuada para sus bebés.

Estas limitaciones comenzaron en 1989, después de que los administradores de WIC optaran por una política en la que las empresas de fórmulas empujan por convertirse en el único proveedor de cada estado. Los estados ofrecen entonces un surtido limitado de fórmulas del fabricante ganador.

Y debido a las políticas de licitación de WIC, casi la mitad de los bebés apoyados por WIC reciben fórmula de una sola marca: Similac, fabricada por Abbott. Como resultado, más de medio millón de bebés posiblemente tuvieron que cambiar de fórmula después del retiro de febrero y del cierre de la planta.

A muchos bebés les sirve cualquier fórmula, pero algunos padres descubren que a su bebé parece sentarle mejor una marca y un tipo específicos.

“Los padres suelen tener que experimentar un poco y a menudo acaban probando tres o más leches de fórmula para encontrar la que mejor le sienta a su bebé”, explicó Bridget Young, profesora que estudia la nutrición infantil en el Centro Médico de la Universidad de Rochester.

Cuando Jenny Murray, madre de tres hijos en Florida, empezó a recibir los beneficios del programa WIC, la fórmula que su bebé había estado consumiendo no era una de las opciones aprobadas por el programa de su estado. La fórmula seleccionada por WIC para su bebé le producía gases.

Los funcionarios de su oficina de WIC le dijeron que necesitaba una receta de su médico para obtener una fórmula diferente, pero su médico dijo que no era necesario cambiar. Así que ha seguido con esa fórmula. Ahora, en medio de la escasez, dijo que es difícil de encontrar.

Murray dijo que, en algunas ocasiones, ha tenido que pagar unos 40 dólares de su bolsillo por una lata grande de fórmula porque era lo único que había disponible.

La decisión de cada estado de hacer que los fabricantes de leche de fórmula compitan para servir al programa WIC ha aumentado los precios, señaló Betson. Su investigación reveló que los precios de las fórmulas al por mayor casi se duplicaron desde que WIC implementó su proceso de licitación en 1989 hasta 2002.

Otro estudio encontró que los precios de la fórmula aumentaron un 30% adicional entre 2006 y 2015. Betson agregó que las empresas de leche de fórmula ganan menos en la fórmula que venden a través de WIC y lo compensan cobrando precios más altos a los clientes que no son de WIC.

Además, el programa WIC gasta más en fórmula que en cualquier otro alimento, ya que la mayoría de los bebés que reciben apoyo del programa, alrededor del 88%, reciben al menos algo de esta leche.

Las familias con menos ingresos tienen más probabilidades de utilizar leche de fórmula porque estas madres suelen tener más dificultades para la lactancia materna. Por ejemplo, un 25% de las personas de bajos ingresos tienen que volver a trabajar dos semanas después de dar a luz, dijo Ifeyinwa Asiodu, profesora de la Universidad de California-San Francisco, cuya investigación se centra en las disparidades de la alimentación infantil.

Esas mismas madres también pueden trabajar en empleos que no cuentan con instalaciones para la lactancia, y pueden tener miedo de poner en peligro sus trabajos si las solicitan, añadió.

Debido a las elevadas tasas de bebés que reciben leche de fórmula del programa federal, los administradores de WIC han intentado incentivar la lactancia materna dando más alimentos a las madres que amamantan, y algunos estados han intentado limitar el acceso a la fórmula para las madres que empiezan a dar el pecho.

Emeline Pratt, quien vive en Vermont y tiene dos hijos, contó que su oficina de WIC le exigió que se reuniera con una asesora de lactancia antes de recibir la leche de fórmula, a pesar de que le explicó que ya había dejado de amamantar. La incómoda situación hizo que Pratt terminara llorando.

Asiodu, a quien le gustaría que hubiera más políticas de apoyo a la lactancia materna y que se permitiera mayor acceso a la leche humana de los bancos de leche, también ve la necesidad de una mayor flexibilidad en WIC.

“Creo que es muy importante que permitamos a las familias tomar las decisiones que mejor se adapten a sus necesidades, y que también les proporcionemos recursos en el camino”, independientemente de la opción de alimentación que elijan, añadió.

Miracle Abbott explicó que ella también desearía que WIC tuviera más opciones para las madres que usan leche de fórmula. A pesar de tener un bebé con cólicos, ir a la escuela y lidiar con los problemas de la pandemia, dijo, “WIC es probablemente la cosa más frustrante a la que nos hemos tenido que enfrentar”.

KHN (Kaiser Health News) es la redacción de KFF (Kaiser Family Foundation), que produce periodismo en profundidad sobre salud. Es uno de los tres principales programas de KFF, organización sin fines de lucro que analiza la problemática de salud y salud pública de la nación.

EFE

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