Por Antonio Medina Trejo *
A unas horas de realizarse la XLV Marcha del Orgullo LGBTTTI de la Ciudad de México, es preciso reflexionar sobre la combatividad y compromiso de los activismos que le dieron origen, y a su vez, replntear la necesidad de recuperar el sentido histórico y de lucha que con el paso del tiempo y la invasión del llamado “mercado rosa”, se han ido perdiendo.
En medio de la ilegalidad de las precampañas del oficialismo a la Presidencia de la República, de un ambiente de violencia generalizada en todo el país, de un continuo desabasto de vacunas y medicamentos, y de una ola de odio que no cesa y permanentemente cobra vidas de personas de la diversidad sexual, los colectivos LGBTTTI, envueltos en polémicas y discusiones, llegan profundamente divididos a la que se considera la manifestación pública y política más importante de estas poblaciones.
En todo movimiento social libertario, el debate e intercambio de ideas nunca deben ser obstáculo o motivo de separación, sino una tarea enriquecedora de la ruta a seguir. Es urgente volver a los orígenes y dejar atrás los desacuerdos para enfrentar los embates de un conservadurismo que siempre está al acecho para echar atrás los logros obtenidos.
La normalización de la violencia hacia las personas LGBTTTI generada al interior de estas poblaciones resulta preocupante. El caso de Michel Castro, joven gay asesinado recientemente en Jalisco tras asistir a lo que ahora se denomina “Pride” en la localidad de Vallarta, despertó poco interés en los colectivos de la diversidad sexual, pocos fueron los activistas que acompañaron a la familia de la víctima en la búsqueda de justicia.
Si bien la hipervisibilización contribuye a sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad de respetar a las ciudadanías LGBTTTI, también desata y exacerba los odios irracionales hacia quienes salen de la heterornorma. Es necesario que la frivolidad que ahora envuelve mayoritariamente a las marchas LGBTTTI no diluya los clamores de justicia e igualdad que siguen siendo imperiosos de externar.
Hechos reprobables por parte del gobierno federal como lo fue la negativa para adquirir y distribuir vacunas en contra de la llamada viruela símica o mpox –la cual afectó principalmente a hombres gays y a los que tienen sexo con otros hombres-, no indignó lo suficiente, sólo algunas organizaciones civiles y aguerridos activistas LGBTTTI tuvieron el coraje de salir a las calles a movilizarse.
Lo que sucede entre los distintos comités que se dicen organizadores de la XLV Marcha del Orgullo LGBTTTI de la Ciudad de México, distancia a las poblaciones LGBTTT de la actividad política, debilita a los activismos y contribuye a frivolizar una movilización que, además de un válido ambiente de festividad, debe reivindicar las causas de la diversidad sexual.
- Director Nacional de Diversidad Sexual del PRD.
