Las mujeres representan la mayoría de la población mexicana con discapacidad en México, de acuerdo con información proporcionada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) a propósito del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, conmemorado el pasado 3 de diciembre.
En un comunicado, la institución refiere que de los 115.7 millones de personas de cinco años y más que habitan México, 7.7 millones (6,7 %) son consideradas como población con discapacidad. La distribución por edad y sexo permite identificar cómo se concentra este grupo de población; en las mujeres representa 54,2 por ciento y por la edad de las personas y la condición de discapacidad; la mitad (49,9 %) son adultos mayores.
Según los resultados de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica, ENADID 2018, de las personas de cinco años y más que habitan en el país, 6,7 por ciento tiene discapacidad, es decir, tienen mucha dificultad o no pueden hacer alguna de las actividades por las cuales se indaga en la encuesta.
Por entidad federativa, los estados con mayor prevalencia de población con discapacidad son: Zacatecas (10,4 %), Tabasco (9,8 %) y Guerrero (9,4 %). Los estados que concentran las prevalencias más bajas son: Chiapas (4,7 %), Nuevo León y Quintana Roo con 4,6 cada uno.
La estructura por edad de la población con discapacidad muestra un comportamiento invertido con respecto a la población que no tiene discapacidad, es decir, una baja concentración en la población joven (cinco a 29 años) y un aumento paulatino conforme se incrementa la edad; la mayor concentración se observa en el grupo de adultos mayores (50,9 %).
La discapacidad en los adultos mayores tiene como consecuencia la acumulación de riesgos a la salud, en términos de enfermedades, lesiones, padecimientos crónicos y, en algunos casos, se requiere de la ayuda de un cuidador.
Por sexo, del total de población con discapacidad, las mujeres concentran más población con esta condición (54,2 %) que los hombres (45,8 %).
Actividad con dificultad
De acuerdo con la metodología del Grupo de Washington, la discapacidad se identifica a partir del grado de dificultad declarado en actividades consideradas como básicas. Los resultados de la ENADID 2018 muestran que caminar, subir o bajar usando sus piernas (53,3 %) y ver (aunque use lentes) (39,6 %) son las actividades más declaradas. En el extremo contrario están la dificultad para realizar sus actividades diarias derivada de problemas emocionales o mentales (11,8 %) y hablar o comunicarse (9,7 %).
El riesgo de tener mayor dificultad para realizar actividades básicas de la vida cotidiana tiene una estrecha relación con el incremento de la edad en las personas; en los adultos mayores (60 años o más) con discapacidad, las actividades más reportadas son: caminar subir o bajar usando sus piernas (67,5 %), ver (aunque use lentes) (39,6 %) y escuchar (aunque use aparato auditivo) (24,7 %); el no poder realizarlas o tener mucha dificultad, tienen un impacto o pueden condicionar su participación e inclusión en la sociedad.
En la población infantil (cinco a 14 años de edad) con discapacidad, las actividades más reportadas son: aprender, recordar o concentrarse (43,0 %), hablar o comunicarse (31,1 %) y ver (aunque use lentes) (27,9 %). En los jóvenes (15 a 29 años) con discapacidad, ver (aunque use lentes) (40,9 %); aprender, recordar o concentrarse (28,1 %) y caminar, subir o bajar escaleras usando sus piernas (24,8 %) son las actividades que más se registraron.
En el caso de la población adulta (30 a 59 años) con discapacidad, caminar, subir o bajar escaleras usando sus piernas (45,1 %), ver (aunque use lentes) (41,2 %) y mover o usar sus brazos o manos (16,2 %) son las actividades con dificultad que más se reportaron.
Causa de la dificultad
Obtener información sobre la causa que originó la dificultad es importante, ya que permite planear y posiblemente valorar los programas de atención o prevención en salud y, también, de la dificultad (UNDS, 1998).
Según los datos de la ENADID 2018, la enfermedad (44.4 %) y los problemas originados antes o durante el nacimiento ?nació así? (27,2 %), son las causas más declaradas. Resaltan las diferencias en la proporción de hombres que, como causa, declaran edad avanzada (15 %) o accidente (14,2 %), en comparación a lo que se observa en las mujeres (10,9 % y 7,7 %, respectivamente).
La enfermedad es la causa más reportada para las actividades de: caminar, subir o bajar usando sus piernas (50,1 %); mover o usar sus brazos o manos (49,4 %); ver (aunque use lentes) (48,7 %); bañarse vestirse o comer (47,7 %) y realizar sus actividades diarias debido a problemas emocionales o mentales (45,1 %).
Mientras, para escuchar (aunque use aparato auditivo) (43,5 %) y para aprender, recordar o concentrarse (33,6 %) la causa más declarada son las relacionadas con el nacimiento o previo al mismo (nació así); en el caso de la actividad para hablar o comunicarse, la edad avanzada (42,6 %) es la principal causa.
La violencia se incluyó como causa de la dificultad, con el objetivo de identificar el impacto que puede tener en la condición de discapacidad (INEGI, 2019); esta, aunque con porcentajes muy bajos, tiene presencia en todas las actividades.
Salud
La salud es un ámbito importante para todas las personas, pero para quienes tienen discapacidad resulta de mayor relevancia por el cuidado que requieren en esta área, ya sea por seguimiento de algún padecimiento o rehabilitación, entre otras. La afiliación a servicios médicos “permite identificar a las personas que están inscritas o tienen acceso a alguna(s) institución(es) o programa(s) social(es) para la atención de la salud” (INEGI, 2019: 201).
Del total de personas de cinco años o más con discapacidad, 86,7 por ciento está afiliada al menos a una de las instituciones por las que se indaga; según el tipo de institución al que están inscritas, 53,3 por ciento lo está en alguna institución de seguridad social, mientras que 48,7 `por ciento lo hace en un programa social. En el caso de la población sin discapacidad, en el mismo grupo de edad, 82,3 por ciento está afiliada en al menos una institución de salud, de esta población, 53,8 está afiliada a la seguridad social y 46,9 está inscrita a un programa social.
Los datos de la ENADID 2018 permiten identificar a dónde decide ir la población cuando tiene un problema de salud. Del total de personas de cinco años o más edad que tiene discapacidad, 64,2 por ciento acude al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o algún centro de salud u hospital de la SSA; 25,6 por ciento paga para recibir atención médica al acudir a un consultorio de farmacia, consultorio, clínica u hospital privado, y 1,7 por ciento no se atiende o se automedica.
Educación
Si bien la educación siempre ha sido importante para el desarrollo y progreso de un país, ha adquirido mayor relevancia dadas las profundas transformaciones, motivadas por el vertiginoso avance de la ciencia y las tecnologías de la información (UNAM, 2012).
La legislación educativa del país contempla que la educación básica y media superior conforman la educación obligatoria, la cual abarca desde los cinco hasta los 17 años como la edad ideal para cursarla, mientras que a partir de los 18 años hasta los 29 años, se espera que las personas estén cursando la educación superior o algún nivel posterior.
La proporción de población que tienen entre cinco y 29 años de edad que asiste a la escuela, es 12 puntos porcentuales menos entre las personas con discapacidad (46,8 %) en comparación con quienes no tienen discapacidad (59,1 %); diferencia que se mantiene al comparar los datos por sexo. El mismo comportamiento se observa al hacer el contraste en los distintos grupos de edad ideal para cursar alguno de los grados académicos del Sistema Educativo Nacional.
Los datos muestran, como señala la UNESCO, que las personas con discapacidad tienen menos probabilidades de asistir a la escuela y de igual manera, tienen menos posibilidades de adquirir las habilidades básicas de alfabetización (UNESCO, 2018).
La ENADID 2018 define a una persona analfabeta como “persona de 15 años o más que no sabe leer y escribir un texto sencillo y corto” (INEGI, s.f.). El porcentaje de población con discapacidad que no saben leer ni escribir un recado (19,8 %) supera por casi cuatro veces a la que no tiene discapacidad (4,0 %) que también es analfabeta; en los varones la diferencia es de 14 puntos porcentuales y en las mujeres, se incrementa hasta llegar a los 17 puntos porcentuales.
El logro educativo alcanzado por la persona se relaciona estrechamente con las habilidades y competencias de la población de un país y puede ser considerado un indicador indirecto de aspectos cuantitativos y cualitativos asociados con las reservas de capital humano. Mostrar la distribución de la población de 25 años o más por nivel educativo logrado es un indicador que refleja la estructura y rendimiento del sistema educativo y su impacto acumulado en la formación de capital humano (UNESCO, 2009).
La Clasificación Internacional Normalizadora de la Educación (CINE) permite comparar las estadísticas educativas entre países. A partir de los datos de la ENADID 2018, es posible señalar que 20,4 por ciento de la población con 25 o más años de edad que tiene discapacidad no cuenta con instrucción académica, mientras que la mitad de este grupo de población (49,1 %) apenas alcanza los niveles 0 y 1 de acuerdo con lo que define la CINE.
En contraste, de la población sin discapacidad que tiene 25 años o más edad, 66,1 por ciento ha alcanzado los niveles 2, 3, 5 o 6, proporciones que duplican a la población con discapacidad. Esta misma tendencia se observa al comparar hombres y mujeres según la condición de discapacidad.
Condición de actividad económica
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la población con discapacidad experimenta mayores tasas de desempleo e inactividad económica en comparación con las personas sin discapacidad (OIT, 2019). El Artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que toda persona tiene derecho al trabajo digno y socialmente útil; además de que prohíbe la utilización del trabajo de los menores de 15 años de edad (DOF, 2019); con ello se busca garantizar el acceso a todos los habitantes del país, a un trabajo digno y seguro.
Los datos de la ENADID 2018 muestran una amplia diferencia en la tasa de participación económica; entre quienes no tienen discapacidad, la tasa alcanza 65,4 por ciento; mientras en la población con discapacidad este indicador llega al 38,5 por ciento.
Esta diferencia es más notoria por sexo: entre los hombres la diferencia alcanza 31 puntos porcentuales y en las mujeres, la diferencia en la tasa de participación económica es de 21 puntos porcentuales; estos datos evidencian la poca participación económica de la población con discapacidad.
CEMIac