Mediante el Comité de Satélites de Observación de la Tierra, las naciones están coordinando esfuerzos para el monitoreo basado en el espacio de la calidad del aire. China, Japón y la Unión Europea (UE) están realizando importantes inversiones en satélites para ayudar a verificar qué tan bien están cumpliendo los compromisos adquiridos en el acuerdo de París.
Por su parte, Estados Unidos se está preparando para demostrar sofisticadas tecnologías de sensores de gases de efecto invernadero, pero actualmente, no tiene algún plan ambicioso de misiones de monitoreo atmosférico. “Otros países están haciendo grandes contribuciones y presionando lo más duro posible“, explicó David Crisp, físico atmosférico del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.
El físico también ayuda a coordinar los esfuerzos para rastrear el dióxido de carbono y el metano de 34 agencias espaciales quienes integran el Comité de Satélites de Observación de la Tierra. Encima, expresó que no hay manera que Estados Unidos pueda entrar por ahora al monitoreo de CO2 desde el espacio, pero le gustaría ver a la NASA y a su país liderar un proyecto de esa magnitud.
Desde el pacto climático de París firmado en 2015, 174 países y la Unión Europea acordaron tomar medidas para mitigar el calentamiento global e informar de sus progresos en la reducción de emisiones de CO2. Además, estos informes deben ser accesibles para integrarlos al llamado inventario mundial, un reporte que vence cada cinco años a partir de 2023.
A pesar de la situación y de no estar claro el ayudar a monitorear los gases CO2 desde el espacio, es cierto que el gobierno federal trabaja para abordar el cambio climático. Por ejemplo, la NASA desarrolla y demuestra tecnología para monitorear la capa de ozono, la contaminación del aire, la química y los cambios en el hielo marino terrestre.
De la misma manera, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica proporciona monitoreo a largo plazo de esas condiciones. Aunado a ello, ofrece una observación extensa de temperaturas a nivel mundial, precipitaciones, el hielo y las condiciones oceánicas.
Según la propia NASA afirma que monitorear dióxido de carbono en la atmósfera es más complicado de lo que parece. Para proporcionar los informes mundiales sobre la captación de existencias de CO2 debe medir el carbono atmosférico con gran precisión y una alta resolución espacial.
Hasta el momento, el plan de la administración de Joe Biden es añadir mil 400 millones de dólares al presupuesto de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos. Ello con la intención de ampliar el trabajo de observación y previsión climática para proporcionar mejores datos e información a los responsables de la toma de decisiones.
En 2017, la administración de Donald Trump anunció planes para retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París y no apoyó las iniciativas de monitoreo de gases efecto invernadero. Ahora, con la administración del presidente Joe Biden, todavía es incierto si ese trabajo recibirá un impulso significativo o el gobierno estadounidense mantendrá la postura de la administración Trump.
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