Por Arturo Prida Romero
Presidente del IX Consejo Nacional del PRD
Las cifras de casos positivos de Covid-19 han aumentado en el país a 405 personas, así como también a crecido el número de defunciones a cinco, estas cifras podrán no ser especialmente alarmantes para el mexicano, el cual a lo largo de los últimos años ha ido perdiendo la capacidad de asombro ante las miles de muertes provocadas por la delincuencia.
Somos un país que lentamente ha sido predispuesto a normalizar la violencia y la muerte, un mexicano es consciente de que el año pasado murieron asesinados 34, 582 personas a manos de la delincuencia o que, a diario mueren más de 10 mujeres a manos del machismo más brutal.
Pero las muertes causadas por el Covid-19 deben de ser tomadas con mucha más seriedad, de lo que actualmente algunos sectores de la población están percibiendo, en especial, con mucha más sensatez de lo que el gobierno de Andrés Manuel lo ha venido demostrando. El presidente ha sido el principal motor de una peligrosa campaña, que minimiza el virus, lo que puede provocar más muertes, y más contagios.
Recordemos que entre el 40% y el 60% de los contagios, son realizados por personas infectadas pero asintomáticas. Esta negligencia, y dolo fueron ejemplificados a la perfección por los sucesos de hace un par de días en donde la Organización Mundial de la Salud declaraba a México en fase dos de contingencia, mientras que el gobierno negaba tal crisis y por medio de un video en donde personalmente el presidente les habla a sus compatriotas los exhorta a salir a la calle y a convivir en familia en el exterior.
Esta conducta sin lugar a dudas está fuera de lugar, puesto que motivado por la probable recesión económica en la que podríamos caer, el presidente consideró más importante reactivar la paralizada economía nacional a costa de la posible vida de las familias mexicanas.
Pero ¿Por qué le interesa reactivar la economía aún a costa de vidas humanas? La respuesta es simple, la crisis de salubridad provocada por el Covid-19, pronto también se convertirá en la crisis económica mundial, ante lo cual México no podría situarse en una peor situación.
El gobierno federal se encuentra sobrepasado desde hace varios meses, inclusive antes de la pandemia, por la realidad económica. El discurso del presidente lentamente se afianza en los bolsillos de 130 millones de mexicanos como demagogia pura. Las acciones de la actual administración han llevado a Pemex a su virtual muerte, mientras que, por otro lado, la refinería de dos bocas en tabasco, consume el poco capital con el que cuenta la empresa petrolera, literalmente consume el poco oxígeno que le queda.
La inversión privada se aleja del país por considerarnos inestables y poco redituables, y a los inversionistas internacionales el presidente los insulta y los cancela. Máxime que cancela arbitrariamente y sin justificación jurídica, ni constitucional, proyectos consolidados como el AICM, en
cambio, desarrolla proyectos sin sustento jurídico, ambiental y económico como el aeropuerto de Texcoco.
La calificadora Fitch pronostica un crecimiento cero en el PIB 2020, lo que provocaría que, por segundo año consecutivo, la economía en el país no avance e inclusive se contraiga. La situación económica para este año, se avecina con vientos tormentosos para todos, pero sobre todo para los más pobres.
Ejemplo de ello, el sector empresarial, puesto que las empresas más afectadas serán las micro y pequeñas empresas, aquellas que otorgan cerca del 52% de empleos en todo el país. La economía nacional se encuentra duramente aturdida por la propagación del Covid-19, combinada con la fuerte caída de los precios del petróleo, exacerbará por la debilidad de la economía mexicana.
Mientras todo esto sucede el gobierno de López Obrador sólo hace funestos videos, la realidad es que el país se sumerge más y más en las turbias aguas del estancamiento económico y sus efectos ya se sienten sobre el día a día puesto que el personal de salud de más de una decena de dependencias ha salido a las calles a hacer pública la lamentable situación que experimentan, sin presupuesto, ni los insumos necesarios para atender la pandemia.
Las divisas, otra muestra de la salud económica del país, nos arrojan una verdad irrefutable, tan sólo esta semana el dólar estadounidense se cotizó en $25.50, cifra récord en la historia del peso. El turismo y la manufactura también han sido fuertemente golpeados, ralentizando aún más la económica. Como ejemplo de ello, tenemos a Nissan quien a decidido cerrar temporalmente todas sus plantas en México.
Los síntomas son cada vez más visibles, la crisis se avecina. El presidente, habla de un supuesto fondo de 400 mil mdp sin embargo, no sólo no se conoce de donde sacará ese dinero, sino que además no se sabe si existe realmente, puesto que el recurso no ha sido transparentado. Lo que sí se sabe, es que no se han aplicado para la compra de medicamentos e insumos, así como al pago del personal médico y administrativo del Sector Salud, ni siquiera ante una emergencia de salud como la que estamos viviendo.