Por Jesús Zambrano Grijalva
Presidente Nacional del PRD
El Movimiento Estudiantil de 1968 se consolidó con la una marcha el 27 de agosto. En las crónicas que subyacen se dice que fue una participación apoteósica: “Miles y miles de estudiantes y contingentes populares avanzaron desde el Museo de Antropología en Chapultepec, y los ríos de participantes estuvieron llegando al Zócalo durante cuatro horas seguidas.”
La respuesta del entonces presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz, fue convocar al día siguiente a la ridícula “marcha del desagravio” porque, según él, los estudiantes habían agraviado el altar de la patria al izar la bandera rojinegra de huelga en el asta central de la plaza.
Sobre la contramarcha convocada por “El chacal de Tlatelolco”, Carlos Monsiváis narra que miles de burócratas fueron obligados a marchar, pero que sorpresivamente éstos revelaron el acarreo haciendo uso de sus facultades corales: “¡Somos borregos! ¡Nos llevan! ¡Bee-bee! ¡Somos borregos!”
La historia viene a cuento porque es imposible dejar de emular la “marcha del desagravio” de Díaz Ordaz con la movilización a la que está convocando López Obrador en respuesta a la exitosa marcha ciudadana del pasado 13 de noviembre.
En mi opinión, a López Obrador le está sucediendo lo mismo que al genocida Díaz Ordaz: está enardecido porque sabe que está perdiendo el poder y en lugar de entender y atender el mensaje de la ciudadanía, tal y como lo haría un verdadero jefe de Estado, se empecina en negar la realidad y dividir a México.
A diferencia de la marcha del 13 de noviembre, que unió a ciudadanas y ciudadanos de todas las edades y estratos sociales en defensa del INE y la democracia, la “marcha” que pretende López Obrador, además de ser convocada por él mismo, no tiene una causa más que la de autopromocionarse, autoelogiarse y demostrar que “la mayoría de la gente lo apoya”.
Afortunadamente, nuestro andamiaje institucional no es el mismo que el de hace 50 años. Hoy, nuestra incipiente democracia nos otorga a la ciudadanía herramientas para enfrentar al autoritarismo.
Es en ese sentido que desde el PRD hemos presentado una queja ante el INE. Todos hemos sido testigos del empleo indebido de recursos públicos para la “marcha” del próximo domingo: la promoción se está haciendo desde redes sociales oficiales del gobierno, el presidente López Obrador está llamando a participar en la movilización desde las llamadas “mañaneras” que son un espacio financiado con dinero del erario público, varios gobernadores morenistas han hecho lo propio desde sus espacios locales; por ejemplo, en la CDMX han inundado el Metro con carteles propagandísticos y otros mensajes. Será una “marcha de Estado”, organizada por el Estado para combatir a sus opositores políticos, como lo han hecho Chávez y Maduro en Venezuela.
Además, el “informe” que López Obrador presentará ante sus huestes en la plancha del Zócalo viola el artículo 134 constitucional que prohíbe la propaganda personalizada de los gobernantes. Este “informe” no puede equipararse, como él pretende, con el Informe que el Ejecutivo presenta cada 1ero de septiembre, el cual sí tiene establecido una temporalidad de promoción.
Pero López Obrador es un delincuente electoral reincidente y no desistirá de violar la ley la Constitución a su conveniencia. Por eso confiamos en que la autoridad electoral dicte de forma inmediata medidas cautelares para detener la promoción ilegal del desfile que hará la borregada morenista el próximo domingo. Y que el presidente lo vea como un favor, no vaya a ser que en medio del desfile le empiecen a balar como lo hicieron con Díaz Ordaz.