Ya hablaba la semana anterior sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, pero ¿que tienen que ver con el emprendimiento o particularmente con el emprendimiento social?
Pues bien, el emprendimiento y sus herramientas son tan versátiles que pueden adaptarse a muchas circunstancias y los problemas del mundo; ambientales y sociales no son la excepción.
Los ODS son entonces un eje transversal simplificado (por decirlo de alguna manera) que funcionan como una especie de “faro”, una guía que nos indica la dirección en la que debemos caminar para alcanzar un futuro que permita el equilibrio entre los humanos y el planeta, principalmente para garantizar los recursos para las siguientes generaciones.
Toda presencia humana en el planeta tiene un impacto, a veces mayor y a veces menor, la idea es que cada vez sea menor y para ello se requiere la educación y conciencia de todos en este planeta; todos.
Los ODS no son solo un cúmulo de buenos deseos, tienen una estructura y lo más importante, establecen acciones que pueden ir de lo más simple que literalmente podemos hacer desde la comodidad de nuestro sofá hasta lo mas complejo. Si no me creen, consulten la guía de los vagos para salvar el mundo, una propuesta fenomenal de la ONU.
Si desean actuar entonces desde el sofá, está bien. Pero hay (habemos) personas que simplemente no podemos quedarnos cruzados de brazos cuando vemos un problema. Así somos los emprendedores y particularmente los emprendedores sociales.
Cuando hablaba de que el emprendimiento social es una extraña combinación de un modelo exitoso de negocios que además genera un impacto social positivo, lo decía muy en serio. Y es que eso es lo que principalmente define a este gremio; el emprendimiento social nace con el objetivo de resolver un problema y para ello busca formas alternativas e innovadoras de solucionarlo y se vale de un modelo de negocios para garantizar que esta solución sea sostenible en el largo plazo. Si se lo estaban preguntando, el emprendimiento tradicional funciona exactamente al revés; primero se desarrolla el modelo de negocios para garantizar el exito financiero y después -si el emprendedor así lo desea- puede donar una parte de las ganancias a una causa con la que se identifique.
No digo que una forma sea mejor que otra, pero es claro que el emprendimiento social se enfoca justamente en la solución de un problema como objetivo primordial.
Una vez explicado con mayor detalle ambos modelos, es mucho más claro abordar la forma en que los ODS toman importancia para los emprendedores sociales.
Comprometerse a emprender con una causa que está representada a través uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible no sólo le brinda rumbo al proyecto sino que también le proporciona fortaleza. Un proyecto de emprendimiento bien sustentado tiene muchas más posibilidades de obtener éxito e incluso de acceder a diferentes apoyos de instituciones gubernamentales o de organizaciones internacionales.
Para concluir debo decir que estos objetivos no se van a cumplir solos. El hecho de que hayan sido propuestos por la ONU, no quiere decir que toda la responsabilidad sea de este organismo. Alcanzar soluciones es un trabajo conjunto que además de incluir a este importante actor, también incluye a los gobiernos, la academia, la sociedad los empresarios, y desde luego a los emprendedores.
Sin embargo, se requiere ingenio, destreza y talento para que un emprendedor pueda crear un negocio que además de atender un problema social pueda también alcanzar el éxito financiero. Es aquí donde entra en el juego del emprendimiento otras herramientas de las que hablaré próximamente; la innovación y el modelo de negocios.