La pobreza extrema y el hambre son problemas que han lacerado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Muchas iniciativas se han creado para atender este problema, desde fundaciones de caridad hasta conciertos para la recaudación de recursos destinados a la beneficencia.
Y aunque estos dos problemas podrían ser los más preocupantes para la humanidad, la realidad es que hoy en día tenemos muchos otros de los que es también importante ocuparnos. Hemos llegado a un punto en el que el futuro de la humanidad está comprometido. Mantener el bienestar humano a costa de todo, nos ha llevado al límite de la explotación de los recursos naturales y como consecuencia su agotamiento. Y no solo eso, el consumo humano genera también residuos contaminantes que han impactado de manera importante los diferentes ecosistemas, de manera que hoy tenemos ríos contaminados, mares llenos de botellas de plástico y un agujero en la atmósfera. En resumen, es responsabilidad de todas y todos cuidar el planeta en el que vivimos y a las personas más desfavorecidas que viven en las condiciones más desfavorecidas.
Como ya he mencionado, las iniciativas para resolver estos problemas han sido muchas, pero hoy en particular quiero hablar sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), una de las más importantes redes que, aprovechando la gran articulación y presencia en 189 países de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y su amplia vinculación entre instituciones de todo tipo (sector público, privado, instituciones educativas y organizaciones de la sociedad civil) a lo largo del globo, han tenido gran impacto en la generación de conciencia y en la búsqueda de soluciones.
La propuesta de la ONU nace en los albores del año 2000 lo que en ese entonces se llamó Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM); ocho objetivos para ocho principales problemas cuyo objetivo número uno, era para el año 2015 reducir a la mitad el número de personas que padecen hambre y que se encuentran en situación de pobreza extrema. El año 2015 llegó y probablemente no se cumplió ni la cuarta parte del objetivo, pero ello no implica que se dejen de buscar soluciones. Los problemas persistentes requieren soluciones de largo plazo, de manera que los ODM fueron sólo una primera etapa en el camino hacia desarrollo mundial.
Como dije, el año 2015 llegó y los ODM se transformaron ahora en Objetivos de Desarrollo Sostenible. En esta ocasión se establecieron 17 objetivos, más concretos y puntuales, con metas más ambiciosas que buscan acabar no sólo con la pobreza y el hambre, sino también con la desigualdad y la injusticia y donde también juega un papel importante hacer frente al cambio climático, la fecha límite: el año 2030.
Más allá de las críticas a los organismos internacionales y/o instituciones supranacionales, los ODS están redefiniendo la Cooperación Internacional para el Desarrollo y están demostrando que es posible trabajar en conjunto más alla de las fronteras políticas de los Estados-Nación en la búsqueda de soluciones para todos. Los países son muchos y sus diferencias aún más, pero planeta solo hay uno.
México, como miembro de la ONU también es partícipe de muchas acciones y proyectos importantes en la Agenda 2030.
Definitivamente los problemas persistentes necesitan soluciones que trasciendan generaciones; necesitan cambios profundos en nuestra conciencia y cambios profundos en nuestros hábitos de consumo. Si queremos dejar un mundo -ya no digamos un mejor mundo, sino un mundo saludable- para las siguientes generaciones, es importante implementar todos estos cambios y hacerlo hoy.
Bueno, y a todo esto ¿qué tienen que ver los Objetivos de Desarrollo Sostenible con el emprendimiento?. Se los contaré la siguiente semana.