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viernes, noviembre 22, 2024

Los BRICS decididos a cambiar el orden mundial. (Y ahora son más) 

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2ª parte.

Por Saúl Loera

La invitación de cada uno de los seis países es una jugada de ajedrez en sí misma. En el caso de Arabia Saudita su alejamiento de EU ya se venía dando desde hacía tiempo. La relación del príncipe heredero Mohamed Bin Salmán con Biden se enfrió después que el presidente estadounidense declaró que trataría como ´paria´ a la monarquía saudita, pero la relación se descompuso tanto que en marzo de 2022, en medio de la crisis energética desatada por las sanciones a Rusia, el príncipe saudí llegó al extremo de no responder la llamada al presidente de los EU.

En aquella ocasión Biden deseaba hablar con él y con el presidente de los Emiratos Árabes Unidos, el emir Mohamed Bin Zayed, pero ambos rechazaron tomar la llamada. Biden buscaba que accedieran a su petición de aumentar su producción de petróleo para que bajara el precio del barril, sin embargo, Arabia Saudita junto con Rusia, en el seno de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), hizo exactamente lo contrario: anunció el recorte de dos millones de barriles diarios lo que representó un duro golpe a la autoridad del vecino del norte.

Si bien estas petromonarquías han sido aliadas de EU durante décadas, hace tiempo buscan independencia, crecer y diversificar sus ingresos, invirtiendo en bancos, empresas y gobiernos occidentales y apostando por el desarrollo de tecnología e incluso, en la carrera espacial. Su histórica alianza con Arabia Saudita le ha permitido a EU controlar el precio del petróleo y que su precio se fije en dólares, pero ahora que sus diferencias han llegado a tal extremo, su ingreso en el grupo BRICS parece anunciar un camino sin retorno, inclinando la balanza hacia el grupo de países que intentan destronar el dominio estadounidense. 

Egipto es también un gran productor de petróleo y es uno de los países más importantes de África, su inclusión junto a la de Etiopia reflejan la decisión de continuar trabajando y acrecentando la influencia que tienen los países BRICS en este continente. Recordemos que China ha invertido miles de millones en infraestructura en diversos países en las pasadas dos décadas, en tanto Rusia profundiza sus relaciones con los países africanos suministrando apoyo militar y alimentario. En los pasado dos años se han celebrado dos cumbres “Rusia-África” con gran éxito. En la segunda cumbre celebrada apenas en julio pasado en San Petersburgo, se habló de asistencia militar e inversiones. El líder ruso en los meses recientes ha regalado grano a algunos países, suprimido la deuda que tenían con Rusia a otros, al tiempo que se compromete a apoyar a toda África ante la escasez del grano ucraniano y respaldarlos para que su voz sea escuchada en los organismos internacionales.

La inclusión de estos países africanos también ahonda la pérdida de influencia europea, particularmente francesa en la región. Pues Francia, la república “de la libertad, la igualdad y la fraternidad”, ha ejercido sobre varios países del norte de África un colonialismo igual o quizá más cruel que el ejercido por EU en América Latina, imponiendo o derrocando no sólo presidentes, sino también imponiendo un relación extractivista que mantiene a los africanos en la más profunda de las pobrezas mientras sus recursos naturales son llevados al país galo.

Los recientes levantamientos militares en Burkina Faso, Mali y ahora Níger, todos ellos países con presencia militar francesa, tienen detrás un componente de sublevación anti Francia, al tiempo que dichos países miran como alternativas a Rusia y China. Así, la decisión de invitar a Egipto y Etiopía a formar parte de los BRICS representa un movimiento político para ´marcar territorio´, desfondar la influencia occidental, al tiempo de cuidar la retaguardia de la Península Arábiga que ahora se suma a sus filas con Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos. De tal manera que con la inclusión de estos países, la influencia BRICS se consolida en todo el medio oriente.

El caso de Argentina es particularmente difícil pues el alma de ese país se desgarra entre su enorme deuda al Fondo Monetario Internacional (FMI) y su deseo de pertenecer al BRICS. Apenas en mayo pasado, su ministro de economía y actual candidato presidencial por la coalición gobernante, Sergio Massa, visitó a Dilma Rousseff en Shanghái, en la sede del Banco BRICS, acompañado por el diputado Máximo Kirchner, hijo de la vicepresidenta Cristina Fernández y el ex presidente Néstor Kirchner, para negociar su acceso al grupo y explorar la posibilidad de inversiones que pudieran aliviar la gravísima crisis económica argentina.

La disputa por Argentina entre EU y aliados, versus Brasil, Rusia y China está tomando tintes sin precedentes. Apenas en febrero de 2022, Alberto Fernández había firmado acuerdos con China para integrarse a la Ruta de la seda, con lo cual se anunció inversión China por más de 23 mil millones de dólares en materia energética, de agua, transporte y energía nuclear. La visita del presidente argentino al país asiático se dio en el marco de los juegos olímpicos de invierno de Beijing, a los cuales llegó de la mano del presidente Vladimir Putin, ya que viajaron en el avión del líder ruso, a quien había visitado días antes y a quien le ofreció que Argentina podía ser “la entrada de Rusia a América Latina”.

La dependencia financiera de Argentina con occidente hace prácticamente imposible se aleje de su ámbito de influencia para sumarle al grupo BRICS, no obstante, la decisión de invitarla parece indicar que este grupo de países están decididos a pelear hasta el final por la ingente cantidad de recursos naturales que existen en el país sudamericano.

El caso de la invitación a Irán es particularmente importante no sólo por la gran influencia de este país en el medio oriente y su estratégica posición como gran productor de petróleo y gas, sino porque las sanciones de EU contra Irán por su programa nuclear suman ya años de acoso, las cuales ahora parecen quedar, al igual que las sanciones contra Rusia, en un gran ridículo mundial para EU. En los últimos meses la administración Biden ya no sabe qué hacer con Irán, por un lado lo condena por dotar de drones suicidas a Rusia en su guerra contra Ucrania, materia en la cual el país persa es un líder mundial y, por otra, trata de negociar eliminar las sanciones a cambio del alejamiento de este país de Rusia y acercarlo hacia él, sin embargo, como lo muestra la invitación a sumarse al BRICS, Irán parece olvidarse tanto de las sanciones como del aislamiento en que EU quiso someterlo.

No son pocos los analistas que aún ahora con la suma de seis países más, continúan demeritando la trascendencia de este grupo, empero, los números que representan ya en conjunto son imposibles de ignorar. Los ahora 11 países del BRICS representan el 37% del PIB mundial, el 46% de la población mundial y el 80% de la producción mundial de petróleo. Las repercusiones políticas mundiales que estos números producirán son difíciles de exagerar.

De los 9 mayores productores de petróleo en el mundo, EU, Canadá, Irak, Arabia Saudita, Rusia, China, Emiratos Árabes Unidos, Brasil e Irán; 6 ya pertenecen al BRICS y, como vimos, no están dispuestos a seguir los dictados estadounidenses, por lo que el reinado del dólar sí sufre un severo revés. Aunado a lo anterior, hay que considerar que las enormes fortunas de las petromonarquías Saudita y Emiratí, servirán para ampliar las reservas del Banco BRICS, lo que le permitirá otorgar más préstamos con la consecuente influencia política que ello genera.

Y como lo muestra su declaración conjunta al final de la cumbre, los BRICS están decididos a lograr espacios de participación equivalentes a su tamaño en los organismos internacionales, particularmente desean reformas en la Organización Mundial de Comercio (OMC) y el Consejo de Seguridad en la ONU. Algo que muchos analistas pasan por alto, es que la retórica BRICS no busca la destrucción del orden internacional ni la anulación de ningún país, así se trate de EU, por el contrario, hablan de paz, de evitar abusos, de lograr equilibrio en las relaciones internacionales y de evitar que medidas unilaterales tomadas por un puñado de países, sigan afectando el desarrollo de la inmensa mayoría de la humanidad.

Sostienen que el andamiaje de instituciones internacionales vigente está caduco, es injusto e inoperante, completamente alejado de la realidad global, lo cual es una verdad evidente de suyo, pues este orden fue instaurado posterior al de la Segunda Guerra Mundial, hace más de 70 años y no se puede ocultar que ha sido utilizado de manera abusiva por unos cuantos.

El mismísimo Secretario General de la ONU, el portugués Antonio Guterres, lo dijo en su intervención en la pasada Cumbre de Johannesburgo: “Para que las instituciones multilaterales sigan siendo verdaderamente universales, deben reformarse con el fin de reflejar el poder y las realidades económicas actuales. En ausencia de tal reforma, la fragmentación es inevitable”. Cómo estará la situación allá dentro para que el encargado del changarro grite a los cuatro vientos la urgencia de los cambios. Los BRICS lo tienen claro, la reestructuración de la estructura institucional internacional debe darse ya, es algo por lo que de facto llevan años trabajando, sin embargo, desean hacerlo de manera institucional, pacífica y consensuada, ¿hay alguien a quien esto le parezca una mala idea? 

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