La ópera prima de Arturo González Villaseñor es un retrato honesto sobre la labor de “Las Patronas”, un grupo de mujeres en Veracruz que se han dedicado a proveer de alimento y ropa a los migrantes que arriesgan su vida todos los días a bordo de “La Bestia” en busca de mejores oportunidades para ellos y sus familias. Proyecto que llegó sin querer a la vida del joven realizador.
“Estábamos realizando una tesis que consistía en reactivar una radio comunitaria en el pueblo Paso del Macho en el estado de Veracruz, y estas personas de la radio se organizaban los fines de semana para hacer recolectas en su comunidad, un día nos dijeron que había unas mujeres que ayudaban a los migrantes y nos preguntaron que si queríamos ir a conocerlas. Ya de ahí viene una serie de anécdotas que nos hacen darnos cuenta que todo lo que nos provocaban ellas podía ser traducido en una película”, comentó Arturo.
Un documental que no busca encontrar donaciones o promoción para esta noble labor, pero que se ha convertido en un aire de inspiración y ha sido cobijado por el público nacional e internacional con su discurso de solidaridad en su recorrido a través de más de 70 festivales de cine.
“No teníamos una escuela que nos dijera de qué manera acercarnos a alguien para hacerle una película, sino más bien nos fuimos apropiando un poco de sus espacios donde sus hijos eran nuestros amigos, donde convivíamos mucho tiempo con ellas en sus casas y descubrimos en ellas que había una historia que contar y nosotros podíamos plasmarlo”. Explica el joven realizador, que se aventuró junto con su equipo de filmación durante tres años y medio para lograr plasmar su visión de este panorama social.
Mujeres que se convierten en esas madres para aquellos viajeros que necesitan una motivación para continuar su travesía. Heroínas para quienes conocen su trabajo y reconocidas por el mundo con varias distinciones, entre ellas el Premio Nacional de Derechos Humanos.
Pero a pesar de esto, vemos a cuadro que ellas cargan con algo más que su labor, “pareciera que nosotros podríamos describirlas de la manera más fácil y sencilla con cualquier tipo de adjetivo positivo por la importante labor humanitaria que realizan. Y el hecho de darnos cuenta de que ellas se describían principalmente no con lo que hace que ellas sobresalgan sino con los defectos pues nos ayudaba a aterrizarlas para que el espectador se diera cuenta que son personas comunes y corrientes; con defectos y con virtudes. Que no están tocadas ni por la mano de Dios ni que tienen superpoderes, sino que son mujeres como cualquier otra persona”, expresa el realizador.
Un panorama desalentador que para Daniela, una de las jóvenes patronas, “ha empeorado, ahora a los centroamericanos se les prohíbe subirse a la bestia. Ellos ahora andan caminando por los montes, llegan caminando al comedor, sólo por ratos cuando no hay vigilancia en el tren es como ellos pueden seguir su camino”.
“Es por eso que es Llévate mis amores, porque un momento estamos con los migrantes, los vemos, convivimos, platicamos con ellos y te das cuenta de que ‘La Bestia’ debe seguir, y se va. Son rostros que vemos ahorita de momento y quizás mañana o pasado nunca los volvamos a ver”, concluyó el director.
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Javier Martínez Ramírez