Para que el Estado mexicano salde la deuda que tiene con el combate a los feminicidios es necesario que modifique los protocolos de capacitación y atención a este delito, pues hasta el momento las medidas implementadas no promueven la reparación integral del daño, aseguraron defensoras de los derechos de las mujeres.
En el encuentro virtual “Feminicidio y violencia familiar: la deuda del Estado”, Deborah Romero, integrante de la Organización Nacional de Mujeres (ONM); y Edith Méndez, directora del Colectivo Mujer y Utopía, urgieron a legislar con perspectiva de género, pues dijeron, el machismo que prevalece en la elaboración de leyes limita la investigación de estas agresiones.
Romero Vázquez mencionó que la violencia es un proceso aprendido en casa y otros espacios de desenvolvimiento social mediante el cual se imponen roles y estereotipos que generan grandes desigualdades. En torno a la violencia familiar, agregó que se trata de un atentado contra la dignidad, integridad física, emocional y libertad de una persona.
“A las mujeres les enseñan a callar y a creer en un amor romántico, hecho que dificulta el acceso a un proyecto de vida”.
Explicó que de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), en México se registra un 43 por ciento de violencia, aunado a que 91 por ciento de estos casos no solicita ningún apoyo institucional a través de alguna queja o denuncia.
La integrante de la ONM reveló que 68 por ciento de las mujeres no denunciaron al argumentar que la agresión no tuvo importancia, 19 por ciento no lo hizo por miedo a las consecuencias debido a que no se garantiza el respeto a sus derechos humanos, 13 por ciento no denunció por vergüenza, y 9 por ciento no lo hizo porque no supo dónde y cómo realizar el trámite.
Añadió que el dominio absoluto y la violencia ejercida por el agresor es consecuencia de la impunidad que existen en estos casos. Detalló que el ciclo de la violencia se divide en tres fases: tensión, caracterizada por sucesos que simbólicamente agreden; violencia física, y luna de miel, en la que después de que el agresor se disculpa, el ciclo se repite una vez más.
Por su parte, en el encuentro virtual moderado por Alma Arámbula Reyes, la directora del Colectivo Mujer y Utopía, definió a la violencia como un ejercicio de poder cuyo objetivo consiste en dominar a alguien más considerado de menor valor. En el caso del feminicidio, detalló que se trata de un asesinato de una mujer por el sólo hecho de serlo.
“Este tipo de violencia afecta a mujeres y niñas de todas las edades, estratos económicos, razas, credos y culturas. Siempre es intencional, para que el delito se complete basta una razón de género”.
Méndez Ahuactzin informó que mientras en el país el índice de impunidad en los feminicidios alcanza el 60 por ciento, en Tlaxcala, lugar donde reside, este se incrementa a 90 por ciento.
Señaló a los municipios de Apizaco, San pablo del Monte, Tlaxcala, Huamantla y Zacatenco, como los que mayor número de feminicidios registran en la entidad. Sobre el lugar de hallazgo de las víctimas apuntó que la mayoría es su propia casa, en tanto que los esposos, parejas o exparejas suman la mayoría de los victimarios.
Finalmente, ambas especialistas señalaron la importancia de que las autoridades investiguen también los transfeminicidios y castiguen a los responsables de cometerlos.
A.M.
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