Por Benjamín Muñiz
El martes pasado tuvo lugar la jornada electoral para definir al presidente de los Estados Unidos. Honestamente creo que ni los más experimentados analistas habían contemplado que ésta se convertiría en la contienda más cerrada en la historia del país de las barras y las estrellas. Tuvieron que pasar 5 días para conocer al ganador de la contienda.
Dentro de este entorno de incertidumbre, escuché a Carlos Loret de Mila decir, en su espacio radiofónico, que lo que nos dejaba esta elección era un mensaje peligroso en el sentido que dejaba ver que un mal manejo de la pandemia podía no tener consecuencias tan serias en el ámbito electoral, dando por descontado que la victoria de Biden sobre Trump sería, en el mejor de los casos, por un muy delgado margen. Al escuchar esa frase estuve de acuerdo con ello, sin embargo, al estarlo meditando con el pasar de los días, me di cuenta que no es cierto, que Loret, a quien considero un gran periodista, partió de una primicia errónea.
En diversas ocasiones he manifestado que, todavía a principios de este año, Trump no solo llevaba la delantera en la contienda, sino que era imposible que cualquier otro candidato lo alcanzara. La realidad de las cosas es que, si bien es cierto, la administración del magnate neoyorquino no había sido el todo buena, también lo es que tenía una aprobación bastante elevada, que se encumbró aún más con el fallido intento de juicio político que promovieron los Demócratas de la mano de Nancy Pelosi.
Hoy, una semana después de la contienda electoral, el panorama resulta totalmente diferente. Por lo que hace al voto popular, el candidato demócrata, hoy Presidente Electo, Joe Biden, obtuvo 3.9 millones de votos más que Trump (76’344,635 votos, contra 71’444,856) y en este momento, faltando el conteo total de solamente dos estados, Biden obtuvo 290 votos electorales contra 214 de Trump. De seguir la tendencia en los estados faltantes, Biden llegaría a 306 votos electorales contra 229 de Trump.
¿Qué nos demuestran los resultados del Supermartes? Que si hay consecuencias. Que no importa que tan abultada sea una ventaja o que tan alta sea la popularidad, existen ciertos temas importantes que, si no son manejados correctamente, pueden generar una caída estrepitosa. Esto se ve claramente en los temas que son delicados para la sociedad: economía, salud, seguridad, por mencionar algunos.
El19 de agosto de 2020, el expresidente de los Estados Unidos, Barack Obama, envió un mensaje a la ciudadanía estadounidense. En tal video hay una frase que resulta extremadamente importante:
Este mensaje resulta muy ad hoc en cualquier país democrático. Es responsabilidad de nosotros los ciudadanos analizar el desempeño de nuestros funcionarios públicos, sobre todo aquellos que buscan ocupar nuevos cargos y, por supuesto, es imperativo que se analice el desempeño del Presidente y su gabinete en todos los temas trascendentales para los mexicanos. El tema de seguridad ha sido un verdadero desastre en lo que va de este sexenio y el encargado de la Secretaría de Protección Ciudadana, importándole muy poco sus pésimos resultados, renunció a su cargo el 30 de octubre para buscar la gubernatura de Sonora.
En México no existe la figura de la reelección presidencial desde hace más de 100 años. A menos que se apruebe una reforma constitucional que permita su reelección, AMLO dejará su cargo en 2024, pero lo que puedo asegurar es que buscara poner como su sucesor a alguien de su equipo, alguien que continúe con las mismas políticas que él. Es ahí donde se requiere analizar con detalle lo hecho, los resultados, el impacto, positivo o negativo y salir a sufragar, en su momento, con los datos reales y contrastarlos con las promesas de quien busque ser su sucesor. Creo honestamente que en México debemos transitar a campañas electorales en que no se hagan promesas que suenan impresionantes, pero que no se pueden cumplir, es momento de pedir promesas reales, acciones concretas que redunden en una mejoría en el estado de vida de los mexicanos.
El Supermartes nos dejó, sobre todo, una gran lección. Con altísimos índices de votación nos demostró que, para que las cosas cambien, es requisito indispensable, que la ciudadanía tome su parte, activamente, en los asuntos políticos del país.