En México, desde la época prehispánica las diferentes culturas establecidas a lo largo del territorio rendían culto a la muerte. Al llegar los conquistadores españoles, los rituales de los nativos se fusionaron con la religión católica, dando lugar al Día de Muertos, conocido en gran parte del mundo. Asimismo, la filosofía mexicana hacia la muerte se ha ganado la popularidad de la mirada externa para su respectivo estudio y representación.
Charles y Ray Eames fueron dos diseñadores estadounidenses, quienes además de crear muebles innovadores de la mano de Herman Miller, volcaron su curiosidad y entusiasmo a un sinfín de proyectos. Uno de ellos fue el documental realizado en 1957 “Day of Dead” para el Museo de Arte Popular Internacional en Santa Fe, Nuevo México, consultado por NotiPress.
El documental nos lleva por un paseo entre los objetos característicos de la festividad para constatar la fusión entre españoles e indígenas. “La interpretación de la celebridad no era la misma para los indígenas que para los descendientes de españoles, pero todos de alguna manera se involucraban personalmente en los preparativos para la celebración”, indican.
Por ejemplo, en las ofrendas podemos encontrar elementos indígenas como las calaveras de azúcar parecidas a las usadas en los altares mexicas, o figuras de animales, encargados de guiar a los muertos al Mictlán, la tierra de los muertos. De igual manera, la mayoría de las ofrendas tendrán un crucifijo para representar la presencia del Dios de la fe católica.
Day of Dead también ilustra la manera en la que la muerte se combina con la vida diaria en las comunidades. Se pueden ver desde tapetes de pétalos de cempasúchil en las calles, ventas de calaveras de azúcar y cacao, hasta la decoración de panteones y música para dar la bienvenida a los muertos.
Este documental de corta duración expone la fabricación artesanal y algunos de los rituales propios de esta celebración. Igualmente relata desde la perspectiva de los diseñadores, la forma en que mercados, casas y espacios públicos se llenan de dulce y papel picado.
Asimismo, Charles y Ray Eames nos muestran cómo la muerte es retratada en los rostros de grandes y pequeños forma de calavera. La figura de la calavera en México volvió a cobrar relevancia a principios del siglo XX, cuando José Guadalupe Posada dibujó a La Catrina. La imagen de la calavera vestida con lujo, paseando por las calles de la ciudad o montando a caballo recordó que morir será igual para todos, ricos, pobres, reyes o plebeyos.
Octavio Paz, escritor mexicano en su libro insignia El laberinto de la soledad escribió, “una civilización que niega la muerte acaba por negar la vida”. La filosofía mexicana hacia la muerte ha generado curiosidad a la mirada externa por ser una tradición que remonta a cientos de años hasta la actualidad.
Notipress