Por Benjamín Muñiz
Hace casi 21 años, el 2 de julio de 2020, el actual Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador ganó la elección a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, con una votación de 37.75% contra 34.29% de su más cercano contendiente, el panista Santiago Creel Miranda.
Durante la gestión de AMLO como Jefe de Gobierno, podemos encontrar diversas figuras que ocupan, actualmente, un puesto dentro de su gabinete presidencial, pero en este momento, me llama mucho la atención un perfil que, si bien no es parte del actual gobierno federal, si ha sido un personaje muy cercano al presidente: Claudia Sheinbaum.
Secretaria del Medio Ambiente durante la gestión de AMLO como Jefe de Gobierno del, entonces, Distrito Federal, fue la encargada de la construcción de la primera línea del Metrobús, así como del Distribuidor Vial de San Antonio. Fue de las funcionarias que ejerció su cargo durante, prácticamente, toda la administración, renunciando para integrase al equipo de la campaña presidencial de su jefe, ocupando una “cartera” en aquella pifia que AMLO denominó gobierno legítimo.
Se apartó por algunos años de la vida pública, regresando en 2015 para ocupar la Jefatura Delegacional en Tlalpan, cargo al que renunció para lanzarse como la candidata a Jefa de Gobierno de la Ciudad de México por MORENA, contienda que ganó con 47.05% de los sufragios.
Algo que se debe tener en cuenta en todos los ámbitos, sobre todo en el político, es que la popularidad es cambiante. Un grave error que comete la clase política es creer que, porque llegaron a su puesto con una popularidad alta, ésta no se va a modificar. Por supuesto, creen que, en dado caso, podrán hacerla crecer, pero se niegan a creer en la posibilidad de que ésta vaya a la baja, en algunos casos, incluso en picada. Eso es lo que le ha sucedido a la Dra. Sheinbaum.
Es evidente que ningún mexicano podría haber pensado, al momento de emitir su sufragio, que unos años después estaríamos inmersos en una pandemia mundial con consecuencias funestas en muchas formas, sin embargo, uno espera que la clase gobernante tenga la capacidad de hacer frente a las situaciones que ocurren y puedan enfrentar los problemas. Por supuesto, no pedimos que estén exentos de errores, a final de cuentas todos somos seres humanos, pero sí que tengan la madurez para dar un golpe de timón cuando sea necesario.
Al ver los números, nos damos cuenta que la entidad federativa más afectada por COVID es, precisamente, la Ciudad de México. Mucho se podrá hablar al respecto, si es por ser la capital, por ser la más poblada, en fin, pero lo que es un hecho es que Sheinbaum fue tan omisa como el propio gobierno federal en la atención de la pandemia. Es más, la CDMX se subyugó a los designios adoptados desde Palacio Nacional. El descontento y el distanciamiento entre la Dra. Sheinbaum y el Dr. López Gatell fueron evidentes desde hace mucho tiempo, sin embargo, siguiendo las órdenes de su jefe, se mantuvo al margen. Llegó el momento en que Sheinbaum, por fin, puso distancia con López Gatell, pero ya era muy tarde. El daño estaba hecho.
Cuando el gobierno de la Ciudad de México tomó la decisión de ampliar el semáforo rojo en la capital, ordenando a los restauranteros a permanecer cerrados, situación que generó una molestia bastante considerable en los empresarios, argumentando que el racero no era parejo para todos, ya que se les estaba obligando a cerrar, aun cuando ellos tenían medidas sanitarias estrictas, pero el comercio ambulante no sufría limitantes, a pesar de no contar con una sola medida. Para echarle un poco más de leña al fuego: durante el cierre forzado de restaurantes, la titular del Fondo Mixto de Promoción Turística de la Ciudad de México, Paola Félix Díaz, contrajo nupcias el 12 de enero de 2021, en Polanco. Por supuesto, el enojo del sector restaurantero escaló hasta los cielos.
Pero no todo es pandemia. En la madrugada del 9 de noviembre, se registró una explosión en el Puesto Central de Control del Sistema de Transporte Colectivo Metro, que tuvo como resultado 1 policía muerta, 29 personas hospitalizadas y 6 líneas sin servicio.
Vayamos un poco más atrás: el 30 de noviembre de 2020, durante una comparecencia ante diputados del Congreso de la Ciudad de México, a pregunta expresa del Diputado Jorge Gaviño, Florencia Serranía, Directora General del Metro, señaló que, ante la vacante existente en la Subdirección de Mantenimiento, había tomado la decisión de tomar ella misma dichas funciones, además de la Dirección General. Después de la catástrofe, cuando se le preguntó qué había sucedido, manifestó que ese tema era responsabilidad de las gerencias de mantenimiento y, al más puro estilo de programa cómico mexicano, concluyó diciendo: “Yo solo soy la Directora General”. Por supuesto, olvida que, de acuerdo a organigrama, la Directora General es el puesto más alto en la cadena de mando y que es la encargada de velar por el cumplimiento de los objetivos y funciones del personal subordinado.
Van dos errores garrafales en la administración de Serranía: ambos han costado vidas. El 10 de marzo de 2020 hubo un aparatoso accidente en la estación Tacubaya de la Línea 1 que ocasionó 1 usuario fallecido y 41 heridos. La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México dictaminó que fue error humano del operador.
Dos muertos y varios heridos. Esos son los números que carga en sus manos Florencia Serranía y la Jefa de Gobierno insiste, contra toda lógica, en mantenerla en su puesto. Con una decisión errónea tras otra, la Jefa de Gobierno ha perdido popularidad. El puesto le ha quedado en extremo grande y, mientras tanto, la Ciudad de México colapsa a diario.