Los adultos mayores son particularmente sensibles a disminuir su capacidad locomotora y estado de funcionalidad. Aunque las caídas son más frecuentes en las mujeres, conforme avanzan los años, la tendencia es a igualarse y medida que las personas envejecen, las caídas se vuelven más graves y para algunos pueden ser fatales. Por ello, para una persona mayor o vulnerable, caerse puede tener peligrosas consecuencias para la salud.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, las caídas son la segunda causa principal de muerte accidental en todo el mundo. Y para los ancianos, los riesgos asociados con las caídas son especialmente altos. Una investigación de Estados Unidos revela que una de cada cuatro personas de 65 años o más se cae cada año y una quinta parte de esas caídas resulta en una lesión grave, como una fractura de cadera o una lesión en la cabeza.
Gracias a las últimas cámaras impulsadas por la inteligencia artificial (AI), la detección de caídas está mejorando y ello ahorra un tiempo valioso y ayuda a salvar vidas.
Caerse una vez duplicará las posibilidades de que alguien vuelva a caer. Por lo tanto, para aquellas organizaciones encargadas de cuidar a personas mayores o vulnerables, como hospitales, hogares de ancianos y comunidades de jubilados, se deben tomar medidas para prevenir caídas y hacer frente a las que ocurren lo más rápido posible.
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