Un incendio forestal en Colorado, que en menos de 24 horas consumió 40.000 hectáreas y avanzó 30 kilómetros, destruyó varias viviendas y estructuras en poblados al noroeste de Denver, que este jueves amaneció cubierta de neblina, humo y ceniza, y amenaza con cerrar la entrada oeste al Parque Nacional Rocky Mountain, uno de los más visitados del país.
“Solo nos queda rezar para que Dios envíe lluvia o nieve para salvar al pueblo de Grand Lake y sus alrededores porque todo está ardiendo en llamas. Las casas se están quemando, incluyendo la mía”, dijo a Efe el mexicano Christian Rubi, fundador de Conquistando las Montañas y residente en Grand Lake.
“Mi familia y yo salimos justo antes de la llegada del incendio. Nuestro presente y nuestro futuro están en las manos de Dios”, agregó.
El siniestro, conocido como East Troublesome por su lugar de origen, se consideraba algo menor hasta las cinco de la tarde del lunes, cuando Brett Schroetlin, alguacil del condado Grand (135 kilómetros al noroeste de Denver), anunció que no había necesidad de implementar un plan de preevacuación de la población de Granby (2.000 habitantes) y de Grand Lake (500).
Sin embargo, dos horas después los alguaciles del condado Grand y policías de esas localidades fueron de casa en casa anunciando que la evacuación debía ser inmediata debido al rápido crecimiento del incendio que, hasta este jueves por la mañana, solo se había controlado en 10 %.
Por ese incendio, y otros aún no controlados en los condados Boulder y Larimer, incluyendo el incendio Cameron Peak (el mayor en cuanto a área quemada en la historia de Colorado), la calidad del aire en Denver disminuyó significativamente y esta mañana la capital estatal amaneció cubierta de una mezcla de neblina, humo y ceniza.
Aunque las cenizas comenzaron a caer esporádicamente sobre Denver desde agosto pasado cuando se inició el fuego en Cameron Peak, durante los últimos días el fenómeno se intensificó al cambiar la dirección del viento por el avance de un frente frío de sur a norte que empuja las cenizas desde los incendios hacia Denver.
Además, el rápido descenso de la temperatura mantiene el aire frío, y por tanto la neblina y el humo, estacionados sobre Denver, por lo que el Departamento de Salud Pública y Medioambiente de Colorado emitió una alerta pidiendo que las personas con problemas respiratorios eviten estar al aire libre o lo hagan con la protección adecuada.
Se anticipa que la situación mejorará sensiblemente en las próximas 72 horas, cuando se espera una nevada en las montañas de Colorado y lluvia en Denver, lo que ayudaría a apagar los incendios y despejaría el aire sobre la ciudad.
Por su parte, la Cruz Roja de Colorado indicó que 200 de sus voluntarios llegaron a la zona afectada por el East Troublesome y establecieron un centro de alimentación donde servirán unas 20.000 comidas al día para las 5.000 personas desplazadas y el personal de emergencia, además de proveer alojamiento a unas 1.300 personas que perdieron sus viviendas. Según la Cruz Roja, esa operación costará cerca de un millón de dólares.
En su reporte de esta mañana por medio de un vídeo, el alguacil Schroetlin habló de “amplia destrucción” en su condado y de sentirse “agobiado” por los reportes sobre pérdidas de hogares, hoteles y negocios en distintos sectores.
El alguacil explicó que cada hora el incendio consume unas 2.500 hectáreas y que, por eso, se espera que hoy las llamas lleguen al Parque Nacional Rocky Mountain, uno de los más visitados del país, con la posibilidad de que se cierre la entrada a ese parque cerca de Grand Lake.
“Hoy va a ser un día extremadamente difícil para nuestra comunidad”, dijo.
Para Rubi, el futuro de su negocio y el de su familia es cada vez más incierto.
“La pandemia (de la covid-19) nos cerró el negocio durante todo el verano porque casi no pudimos llevar gente a las montañas. Y el incendio nos privó de nuestra casa que además era un lugar de reuniones. Parece que tendremos que empezar todo otra vez”, aseveró.
EFE