Gobierno cruel y falaz

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A quienes velan comprometidamente  por nuestra salud 

Galeria Diversa

Por Antonio Medina Trejo 

Un primo que era médico falleció de “neumonía” el domingo 26 de abril en el Hospital López Mateos del ISSSTE. Él era nutriólogo en el Hospital de Tacubaya del ISSSTE en Ciudad de México. Se puso muy mal el viernes. Pasó de ser médico a paciente de un momento a otro. Lo internaron el sábado y el domingo por la tarde falleció. 

En su acta de defunción no se registró su pronto deceso como causa del Covid19. 

El gobierno lo quería incinerar en la hoguera común que tiene habilitada para todas las personas que están muriendo a causa del Coronavirus. Su esposa no lo aceptó y exigió que le entregaran el cuerpo de su compañero de vida. Las autoridades médicas le dijeron que si eso deseaba, ella tenía que sufragar el costo de la cremación en una funeraria particular. Pagó 13 mil pesos. 

Mi primo, de 50 años, dejó huérfanos a dos hijos jóvenes y a un niño de 3 años. En días recientes, han fallecido además de él, dos médicos más y una enfermera en el ISSSTE de Tacubaya. A decir de personal médico que protestó ayer lunes a las afueras de ese nosocomio, en plena fase 3 de la pandemia no se han aplicado los protocolos de prevención porque, entre otras cosas, no les han llegado insumos que se requieren.  

Ese es el trato indignante del gobierno federal hacia quienes profesionalmente están atendiendo a la sociedad en esta emergencia de salud en México. La publicidad gubernamental de afecto y respeto hacia el personal médico es falaz.  Se les está maltratando inhumanamente. 

Mi primo Alejandro, que heredó la pasión por la medicina de mi tío Salvador, estudió medicina por convicción de vida y por compromiso con la ciencia médica. Tenía un alto grado de responsabilidad para con su profesión. Nunca dejó de prepararse y especializarse, como hace todo buen profesional de la salud. 

El final de su vida concluyó en un hospital público atendido por sus colegas que batallan por la falta de insumos mínimos para atender la emergencia sanitaria que impuso a nivel mundial el Covid19. 

Estoy seguro que él, como miles de médicos, médicas, enfermeros y enfermeras, así como el personal administrativo de clínicas y hospitales de todo el país, vio un riesgo en su profesión, no sólo por su salud, sino por la de su familia; pero para ellos y ellas el juramento hipocrático no es como el discurso político, sino una consigna ética de su profesión que cumplen ante las emergencias y permanecen en su cargo para atender heroicamente a las personas. 

Ese compromiso y ética profesional no tiene su contraparte en el gobierno, que lejos de la demagogia de todos los días, en la realidad no se materializó desde el inicio de la pandemia en acciones preventivas al interior de los hospitales, pues está ampliamente documentada la falta de insumos mínimos de protección para el mismo personal de salud. 

Detrás de cada muerte que se pudo haber evitado y se podría evitar, está un Estado incapaz para responder con inteligencia política a las exigencias de una pandemia que tardó en llegar a nuestro país y que en su avance en países asiáticos y  europeos permitió tener un conocimiento del comportamiento del virus, los efectos biológicos en la sociedad y las medidas que se pudieron implementar con tiempo para evitar el desastre sanitario que nos está ocultando el gobierno. 

Muy lamentable resulta ver las incongruencias y falta de coordinación del gobierno desde el inicio de la pandemia entre lo que dice el subsecretario López Gatell y lo que hace y declara el presidente López Obrador. 

Y ante un gobierno cruel y falaz, la gente está respondiendo a la emergencia sanitaria apoyando a sectores vulnerables como migrantes, personas en situación de encierro, indigentes y quienes ejercen el trabajo sexual, que han sido grupos no atendidos y altamente vulnerables al Covid19. 

El ímpetu colaborativo de activistas les ha afectado en su propia salud, tal como sucede con los luchadores sociales Elvira Madrid y Jaime Montejo, de Brigada Callejera, quienes han realizado arduo trabajo territorial a favor de mujeres y hombres que ejercen trabajo sexual en la Ciudad de México y que por desgracia han sido diagnosticados positivos al coronavirus. 

Se espera que el gobierno, más allá de querer gobernar a base de decretos que buscan disminuir las funciones de los poderes legislativo y judicial, tenga visión de Estado y emprenda acciones reales para reactivar la economía y el empleo, además de generar estímulos fiscales a micro y medianas empresas que sostienen más del 70 por ciento de la economía nacional. 

También se espera que el ejecutivo privilegie la salud de la población de manera transversal para reducir los efectos de la pandemia, que no sólo son urgentes en términos de salud, sino en lo económicos y lo social.  

@antoniomedina41