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martes, noviembre 12, 2024

Estados Unidos y la Diversidad Sexual

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Por Antonio Medina Trejo 

El reciente triunfo de Joe Biden en Estados Unidos obliga a revisar algunas  aristas de lo que significa que el Partido Demócrata regrese a la Casa Blanca y logre además una mayoría legislativa que permitirá ocupar varios escaños a mujeres y hombres abiertamente gays, lesbianas y trans, además de activistas sociales que han fincado su lucha desde la sociedad civil.

En su haber como vicepresidente en la administración de Barak Obama, Joe Biden fue el articulador de políticas y cambios en las leyes que beneficiaron a las poblaciones sexodiversas en Estados Unidos. La Ley de Víctimas de la Violencia basó su existencia en el alto grado de crímenes de odio por homofobia y la desprotección de la justicia a quienes viven la violencia por razones de orientación sexual. 

La política de acceso a los derechos y transversalizar la visión de no discriminación del presidente Obama que se diseñó desde su primen mandato, con Hilary Clinton como secretaria de Estado, influyó para que en sus dos periodos presidenciales se quitaran leyes y políticas públicas abiertamente discriminatorias hacia la diversidad sexual.  

Fue durante esos ocho años en los que Estados Unidos abrió al Ejército de su país a las personas LGBT y eliminó la política de “no preguntar ni decir” sobre la orientación sexual o preferencias sexuales dentro de las Fuerzas Armadas. Contrario a ello, se animó a quienes fueran LGBT para que salieran del armario y hubo quienes además lograron ascensos que les habían sido negados en el pasado por ser trans, gay o lesbianas. 

El refugio político por motivos relacionados con la orientación sexual fue más flexible en los años que gobernó Obama y se lograron fortalecer  asociaciones civiles de apoyo a migrantes LGBT, no sólo con subsidios, sino con una política de integración en temas de salud, educación y derechos para quienes llegaron de países donde la homosexualidad está penada con la muerte o donde de plano ser LGBT es motivo de vida o muerte por la violencia social. 

Tanto Obama como Biden, o la misma Hilary Clinton durante el primer periodo presidencial de Barak, han sido demócratas aliados de la diversidad sexual, no sólo en el discurso sino en acciones de gobierno y promoción de leyes que permitieron el matrimonio igualitario desde el 26 de junio de 2015, o políticas de inclusión de jóvenes o veteranos de guerra LGBT en programas gubernamentales, sin olvidar el impulso contundente en la lucha contra el VIH/sida tanto en Estados Unidos como a nivel mundial a través de las agencias estadounidenses. 

Esos y muchos otros avances, de los cuales derivaron una apertura social al respeto de la diversidad sexual en el periodo 2009-2017, fueron truncados, y en algunos casos, revertidos, por la administración del ultraconservador Donald Trump, quien lejos de apoyar logros democráticos en su país, deterioró el tejido social y dividió a la sociedad estadounidense, como hacen los demagogos y autoritarios con poder. 

Su homofobia abierta la mostró desde que estuvo en campaña y una vez que llegó a la primer magistratura del país más poderoso del mundo, comenzó a cancelar los beneficios sociales dirigidos a indigentes de la diversidad sexual, pidió la  expulsión de empleados federales LGBT, además de regresar al Don`t ask, Don`t tell en las Fuerzas Armadas. 

El conservadurismo de Trump generó que iglesias ultraconservadoras se empoderaran (como sucede actualmente en México) y fortalecieran su propuesta de curar la homosexualidad a través de terapias de conversión, en algunos estados con la venia estatal. Retiró programas federales que apoyaban el cambio de sexo de personas transexuales y los medios de comunicación afines al presidente holgaron sus conductas éticas de respeto y se turnaron homofóbicos igual que Donald Trump. 

Como acto reflejo de la homofobia presidencial, en la sociedad se agudizó la violencia contra personas LGBT en el primer año de mandato de Trump, así lo describe el informe A crisis of hate en donde se sustenta que en el primer año de su presidencia los crímenes contra personas de la diversidad sexual aumentó en 86 por ciento en 2017 con respecto a los últimos cuatro años de la administración Obama. 

Hoy día, con el triunfo de Joe Biden, se prevé que los retrocesos en las políticas sobre diversidad sexual sigan avanzando en la lógica de la progresividad de derechos y políticas públicas en Estados Unidos, ya que las condiciones son favorables al haber ganado la contienda presidencial un candidato con ideas progresistas y por tener una mayoría de senadores y diputados de su partido, entre los que se encuentran personas abiertamente lesbianas, gays y trans.

En cuanto a la política exterior de Estados Unidos sobre temas liberales es muy seguro que se reflejen de inmediato en su relación con el mundo, ya que cuando gana un presidente demócrata o republicano, con los primeros hay apertura en estos temas globales con países democráticos, mientras que con los segundos, Estados Unidos se une al Estado Vaticano y países musulmanes o aquellos que son gobernados por la extrema derecha para votar en los organismos multinacionales en contra de avances libertarios en temas de género, diversidad sexual, uso del condón para prevenir el VIH/sida, uso lúdico de drogas blandas o respetar el derecho a la muerte digna, por mencionar sólo algunos temas. 

Será muy interesante ver a legisladoras y legisladores LGBT en las Cámaras defendiendo, no desde el activismo solamente, como lo han hecho algunos, sino desde los espacios de decisión política, discutir las agendas sociales de las poblaciones no heterosexuales en el país que inició la lucha por la reivindicación  de personas LGBT hace más de 50 años (1969) en el Greenwich Village de Nueva York.  

@antoniomedina41 

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