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lunes, noviembre 25, 2024

En México está prohibido prohibir

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Por Benjamín Muñiz

Recuerdo en mi época de universitario que los docentes nos decían que el Estado goza del poder y la autoridad para imponer sanciones mediante un conjunto de normas que regulan la convivencia social. Estas normas jurídicas establecen las obligaciones de los ciudadanos, así como las sanciones en caso de incumplimiento. En este sentido, algunas de las obligaciones ciudadanas consisten en un no hacer o, dicho de otra forma, en prohibiciones. Ejemplo: está prohibido matar y, en caso de incumplimiento, se impondrán las sanciones establecidas en la legislación penal. Esta facultad del Estado recibe el nombre de poder coercitivo o ius imperium.

Esto resulta de vital importancia porque regula la interacción de la sociedad y no es algo nuevo; de hecho, se ha venido perfeccionando desde tiempos antiguos para transitar del ojo por ojo a un Estado Democrático de Derecho. Ahora, en momentos como el que nos encontramos viviendo, en medio de una pandemia que no ha podido ser contenida, resulta importante que el Estado adopte las medidas necesarias para la contención, con las sanciones necesarias en caso de incumplimiento. A pesar de esto, el 8 de febrero, en su conferencia matutina, el presidente López Obrador señaló:

“En México no hay autoritarismo, está prohibido prohibir; todo es voluntario; lo más importante es la libertad y cada quien debe asumir su responsabilidad. En México no ha habido toque de queda como en otras partes ni se ha obligado a nada. Es una decisión de cada persona”.

Esta manifestación es realmente peligrosa. En el país con el tercer mayor número de fallecidos, donde ha quedado claro que no hemos asumido nuestra responsabilidad individual, es necesario que el gobierno tome las medidas necesarias para buscar, en la medida de lo posible, contener la ola de contagios y, ahora sí, lograr aplanar la curva.

Resulta evidente que las declaraciones del presidente obedecen a dos cuestiones: en primer lugar, la necedad del primer mandatario de no usar cubrebocas. Desde el inicio de la pandemia, ha demostrado su desprecio hacia esta medida sanitaria. “… no me pongo el cubrebocas porque no me lo recomienda Hugo” (29 de abril de 2020).

En segundo lugar, queda claro el populismo detrás de esta declaración. Desgraciadamente, tenemos en Palacio Nacional a una persona que ha formado su carrera política a través del populismo. Aquella famosa frase de dar atole con el dedo resulta muy oportuna y aplicable a este gobierno. Mientras maneja ideas populistas y hace creer a los gobernados en la pulcritud de su gobierno, por el otro da golpes francamente certeros en contra del Estado de Derecho.

Un ejemplo muy claro: dice que en México está prohibido prohibir y tenemos que asumir nuestra responsabilidad individual, pero, por otro lado, el grupo más cercado al presidente busca impulsar reformas que tienen como objetivo regular el contenido de las redes sociales. Por un lado te digo que nada está prohibido y por otra parte, pongo candados a la liberta de expresión, claro, contra los argumentos que, como gobierno, no me gustan y son capaces de dañar mi imagen.

Definitivamente algo se puede ver en la forma de hacer política en nuestro país: la conveniencia es una característica. Si veo que mi grupo de seguidores está en contra de alguna medida, hablaré en contra de ella. Ver los mensajes en redes sociales de parte de los seguidores de AMLO nos deja ver claramente ello. Pero hay una gran diferencia entre el discurso y la práctica. Se argumenta que primero los pobres, sin embargo, se han llevado a cabo políticas públicas que afectan de manera negativa a la población más vulnerable. Veamos, por ejemplo, la cancelación de las estancias infantiles o de programas de seguridad alimentaria.

Lo que resulta verdaderamente peligroso no es tanto lo que está sucediendo en este momento, sino las consecuencias futuras. Estamos en año electoral y no hay un solo partido político que pueda presumir que todos sus candidatos son personas con la capacidad necesaria para hacer frente a las responsabilidades que conlleva el servicio público. Circuló, incluso, en redes sociales una frase contundente: “Viendo a los candidatos, pronto Ventaneando y Hechos serán el mismo programa”.

Hemos descuidado tanto los asuntos públicos, hemos demostrado una indiferencia tal que hoy tenemos candidatos que se esconden detrás de una máscara, tenemos a Paquita la del Barrio, tenemos a un comentarista deportivo, a diversos ex deportistas, cantantes, actores. Tenemos personas que no se han preparado para buscar soluciones a los problemas sociales. Se busca gente taquillera, no gente capaz, con lo que toma especial importancia una frase de Sir Winston Churchill “El problema de nuestra época consiste en que los hombres no quieren ser útiles, sino importantes”.

Es muy triste, en realidad, ver que seguimos solapando, permitiendo y fomentando que la política nacional sea dirigida por personas sin capacidad para ello, en aras de la democracia. El gobierno es el claro reflejo de la sociedad, entonces, ¿qué estamos haciendo como sociedad para que sea esta clase política la que nos refleja?

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