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domingo, abril 28, 2024

El voto del cambio: la defensa de la democracia

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Por H.P. Bryan Armando

A escasos meses de terminar el sexenio de un gobierno que prometía el cambio, con la llagada del “salvador” y su tan esperada 4T, MORENA y sus esquiroles solamente utilizaron el poder presidencial y bicameral (Cámara de Diputados y Senadores) para solidificar y construir el Obradorato, que es equiparable a lo que sucedió con Calles en el Maximato, en la época posrevolucionaria. 

Pues la imposición de Sheinbaum para la presidencial, la mercantilización de las candidaturas y el sometimiento del pueblo, bajo amenazas populistas de arrebatar los apoyos económicos si no se vota todo MORENA, es la crisis política que actualmente enfrenta México, porque nadie se debe escapar del “cambio” que ellos representan. 

Por ello, el querer desarticular al INE para desaparecer la democracia en el país, son actos dictatoriales de alguien que ya se enamoró del poder y no quiere permitir, ordenar y encontrar sentido en la pluralidad de los diferentes partidos políticos e ideologías que representan a cada sector de la población, donde el reconocimiento de los contrapesos resultaría en la pérdida centralizada de la “borregada”, al abrir la posibilidad que se transformen en actores sociales para las bases de un buen sistema político mexicano, sin el modo acarreo. 

Ya que, como lo explicaba Rosa Luxemburgo, aquellos que deseen el fortalecimiento de la democracia, deben también desear el fortalecimiento, y el no debilitamiento de los movimientos sociales, pues quien ose renunciar a la lucha de los movimientos sociales, renuncia a su vez, a la democracia. 

Y pareciera que el pensar fuera de los intereses de este gobierno te convierte en un traidor a la patria, al reducir los procesos que desempeña el dominio para que los mexicanos no ofrezcan resistencia, al convertirlos meramente en los instrumentos sin criterio que lo sigan manteniendo en el poder, al querer someter a la “borregada” al plan “exacto” que ellos han llamado la 4T y el voto en contra de los “conservadores”, que disfraza la pérdida de autonomía de las instituciones para centralizarlas y nada se escape del ejecutivo para que puedan seguir lucrando con la educación, la salud y la seguridad. 

De ahí el miedo de Obrador y sus sabuesos hacia los partidos de oposición (PRI, PAN y PRD) y a la sociedad civil, que se presentaron en la Marea Rosa, como protesta al totalitarismo que este gobierno corrupto representa y como descontento hacia la pérdida de las libertades que conlleva la desaparición del INE.  Y aquí mi cuestionamiento ¿Dónde quedó aquel Andrés Manuel que movilizaba a las masas para la formación y consolidación de la izquierda mexicana? ¿Dónde se encuentra ese Andrés Manuel que luchaba en contra de nepotismo político y defendía al pueblo bueno? ¿Dónde está el Andrés Manuel que el pueblo puso en la silla presidencial? ¿Qué diría ese Andrés Manuel de este Obrador hambriento de poder?

Siendo así que el PRD no renunció a sus convicciones en esta coalición, el PRD comprende a los movimientos sociales, porque fueron estos movimientos sociales los que le dieron forma a la verdadera izquierda mexicana que ellos representan, por tanto, para defender a la democracia, primero se debe defender la pluralidad y después articular las relaciones políticas entre el Estado y la sociedad.  

Pareciera que Obrador no entiende lo que es la democracia, ya que él la representa como el ente que requiere de la existencia de un demos-homogéneo, el cual deba aplastar toda posibilidad de libertades individuales, para que el único pluralismo posible y legítimo sea el del Estado. Entonces, el liberalismo lo convierte en el ser antagónico de la democracia y el discurso se torna en el unismo que universaliza a los mexicanos, siendo así que la democracia se vuelva la fábrica institucionalizada que estructura a las libertades y decide que hegemonía se queda para la individualidad dirigida (el acarreo), como si de un Conservadurismo dictatorial se tratara.  

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