Por Jesús Zambrano Grijalva
Presidente Nacional del PRD
El martes pasado, entre ovaciones de “¡El INE no se toca!”, la propuesta de reforma constitucional en materia electoral de López Obrador fue rechazada en unidad y por la totalidad de los grupos parlamentarios de oposición en la Cámara de Diputados.
Claramente, este rechazo es una resonancia de la marcha del 19 de noviembre en la que la ciudadanía exigió a sus representantes la defensa de los órganos electorales y de la democracia ante el embate del autoritarismo presidencial.
Por lo tanto, el rechazo de esta propuesta de reforma es un triunfo de la sociedad civil y de los partidos políticos de oposición. López Obrador y sus huestes fracasaron en su intento por “suprimir” al INE, los Oples y al Tribunal Electoral.
No obstante, sabedor de que su reforma regresiva y antidemocrática no pasaría, López Obrador cumplió con su amenaza de enviar ese mismo día y también a la Cámara de Diputados su llamado Plan B, una iniciativa claramente inconstitucional que reforma, adiciona y deroga diversas disposiciones de cuatro leyes secundarias en materia electoral y que tiene por objeto capturar a las autoridades electorales, desmantelar y ahorcar financieramente al INE y establecer condiciones favorables para sus “corcholatas” en las elecciones de 2024.
Como bien lo sentenció en sus redes sociales el consejero electoral Ciro Murayama, el Plan B es con “V” de venganza. La iniciativa que envió López Obrador es una represalia, un galimatías lleno de trampas con más de 300 cuartillas en las que se contempla modificar más de 400 artículos vigentes en leyes secundarias.
No se necesita ser docto en la materia para saber que un proyecto de reforma de esa magnitud requiere de un estudio minucioso. Sin embargo, las huestes del oficialismo en Cámara de Diputados, siguiendo las órdenes del reyezuelo de Palacio, decidieron dispensarle todos los trámites y, sin pasarla a comisiones de estudio y dictamen, la pusieron a discusión y votación ante el pleno ese mismo día. La reforma fue aprobada vía fast track en la madrugada del pasado miércoles con la mayoría simple de la borregada.
Es vergonzoso que se apruebe el llamado “Plan B” a ciegas, sin debate, sin diálogo, sin opiniones técnicas, sin pasar por comisiones de estudio, sin reparar en las consecuencias, sin que Morena y sus rémoras siquiera hayan leído el proyecto de decreto que están votando.
Claramente estamos en las antípodas de la división y equilibrio de poderes, frente a un retroceso legislativo y democrático de décadas, ante un acto más de autoritarismo de López Obrador que insiste en asesinar a la democracia para apoderarse del control de los órganos electorales con miras a las elecciones de 2024. Pero no se lo permitiremos, desde el PRD agotaremos todos los recursos necesarios y llegaremos hasta las últimas instancias para detener este nuevo embate de autoritarismo presidencial.
Por último, felicito a nuestra bancada en la Cámara de Diputados y a la oposición en su totalidad, porque refrendaron su voto en contra de la reforma constitucional y del llamado Plan B. Estoy seguro que este es el primer paso para restablecer la confianza al interior de la Alianza Va por México.
Artículo publicado el 8 de diciembre de 2022 en El Diario del Yaqui