Por Bryan Armando Hernández Palma
Como alguna vez lo mencionó Galileo Galilei y posteriormente Francis Bacon “la verdad es hija del tiempo […]”, ya que solo con el tiempo se pudo revelar las verdaderas intenciones del líder carismático que ha usado por demasiado tiempo el DISFRAZ de ser el defensor del pueblo, pues al desaparecer el pasado 25 de abril del 2023 el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), el líder carismático, se quitó su disfraz desgastado y mostró su verdadero rostro, el de un Pejelagarto.
Solo queda decir que estas son las consecuencias de tener “otros datos”, pues la terquedad de nuestro señor presidente al desaparecer las instituciones por mero capricho, sin pensar en el pueblo mexicano, tuvo como resultado la crisis sanitaria en la pandemia por COVID-19, pues al sustituir al Seguro Popular por el Insabi, las problemáticas más visibles fueron: la falta de medicamentos, escasez de consultas –para 15.6 millones de mexicanos–, atención deficiente para los que no tenían seguro social y dejar sin acceso a la salud a 15.6 millones de derechohabientes de los 50 millones que estaban afiliados al Seguro Popular.
No cabe duda que el Insabi fue uno de los fracasos más evidentes de este gobierno, pues a tono casi de burla, mencionan funcionarios del partido MORENA “siempre es bueno rectificar, nunca es tarde”, admitiendo el error cometido en su creación. Sin embargo, ningún mexicano debe olvidar todo el dolor que se pasó durante la pandemia por el capricho de una sola persona, quien decidió acabar con las organizaciones e instituciones de los gobiernos pasados, para reforzar su discurso demagógico de anticorrupción.
No obstante, la esencia de un buen sistema de salud, Parsons lo aborda como el prerrequisito funcional para que el sujeto como la sociedad pueda desempeñarse adecuadamente, entonces ¿Por qué no se mejoran las instituciones para brindar salud digna para todos? Ya que la eliminación de órganos o dependencias no es una solución ni mucho menos delegar las responsabilidades, al “formalizar lo nuevo” únicamente agregando la palabra BIENESTAR al IMSS, para que preste los servicios.
Ciertamente, esta restructuración del “nuevo” IMSS-Bienestar, será la generadora de ola de violencia sistémica hacia el sector que no cuenta con seguro médico, donde las reformas expresadas en una política pública referente a la salud, olvida que se debe englobar las relaciones dentro de las estructuras sociales y los factores socio-culturales (educación y pobreza), pues las enfermedades no solo se desarrollan por factores físico-ambientales, sino también se desarrollan y complican por las condiciones sociales.
Dentro de la línea del pensamiento hobbsiano, se puede identificar la argumentación que manejan los morenistas, pues sobre explotan el uso del “lenguaje de las pasiones” y las promesas –arma que es usada por el presidente y su séquito, en discursos demagógicos–, reproducen la idolatría de los sujetos enajenados, que alaban tanto los actos como a la persona y se dejan llevar por falsa información inducidas por “querer mejorar al país”, ya que se tienen “otros datos”.
La problemática central de la desaparición del Insabi, no se maneja en cuestión del derecho a la salud sino como los ataques de la oposición contra el gobierno que quiere deslindarse de los organismos corruptos. Por tanto, se está manejando como el conflicto político dentro de la lucha de las facciones, donde la principal estrategia son las palabras que tengan mayor convencimiento y no los hechos que se presenten, pues se manipula la realidad para que se ajuste a como mejor le convenga a los intereses del líder carismático (el Peje).
Este caos argumental, está pasando (nuevamente) por alto lo mismo que sucedió con el Seguro Popular, pues al desaparecerlo sin previas evaluaciones e investigaciones que garanticen el buen funcionamiento, a través de información que lo verifique, se va a volver a tropezar con la misma piedra, pero ahora el golpe será más duro.
La falta de interés genuino dentro de las políticas públicas que beneficien a la población, olvida por completo los cuestionamientos que Schuffer puso sobre la mesa: ¿cuáles son las funciones sociales de las instituciones y organizaciones de salud?, ¿cuál es la relación entre los sistemas de atención de la salud y otros sistemas sociales?, ¿qué estilos de conducta social caracterizan al personal y a los usuarios del área de salud? Ya que se omite que los problemas dependen de las condiciones socio-políticas y de la correlación entre enfermedades y factores sociales.
Bryan Armando Hernández Palma
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Bibliografía
Alonso Viña, Daniel (2023). Morena aprueba la extinción del Insabi, que quedará bajo el brazo del IMSS-Bienestar. El País. [véase en] https://elpais.com/mexico/2023-04-26/morena-aprueba-la-extincion-del-insabi-que-quedara-bajo-el-brazo-del-imss-bienestar.html
Balarezo-López, Gunther (2018). Sociología médica: origen y campo de acción. Rev. salud pública 20 (2) Mar-Apr 2018 [véase en] https://www.scielosp.org/article/rsap/2018.v20n2/265-270/
De los Santos–Briones, Saúl & Cruz–Lavadores Dulce María (2005). Criterios éticos para la formulación de políticas y programas de salud. Bioética. Gac. Méd. Méx vol.141 no.3 Ciudad de México may./jun. 2005. [véase en] https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0016-38132005000300016
Referencia
Schuffer-ML. Aportes de la sociología a la medicina: una perspectiva histórica. Medicina y Sociedad 1993; 1(16):13-18.