Por Dan Santos.
@DanSantosMX
El recuento de los agravios a la Democracia, a la República, a los Derechos Humanos y a las instituciones en general por parte del régimen de López Obrador, la presunta “Cuarta Transformación” es largo y estos agravios han causado un daño que cada vez toca más a quienes no creyeron nunca ser lastimados por un gobierno que apelaba al “Pueblo” y parecía escuchar los legítimos reclamos de muchos grupos que históricamente habían sido ignorados por una élite corrupta y socialmente conservadora. Entre estos grupos se encuentran las poblaciones LGBTTTIQ, de las cuáles, algunos activismos y liderazgos acudieron al llamado lopezobradorista, dada la histórica marginalidad y exclusión social a la que han sido sometidas.
Pero una vez en poder, la visión justiciera de López y su lectura maniquea de la realidad, le llevaron a tomar medidas que perjudicaron no a los “poderosos”, no a la “mafia del poder”, sino a los grupos en cuyo nombre afirma luchar y al generarse los primeros señalamientos, el presidente respondió cargando contra todo aquel que se opusiera a sus políticas y dogmas de fe, metiendo en el mismo costal, el de los enemigos a los que se les impone apodos y se les lleva al patíbulo social a ambientalistas, sindicalistas, líderes campesinos, feministas, periodistas, defensores de derechos humanos, empresarios y por supuesto, las voces críticas de entre las poblaciones LGBTTTIQ.
Hay que recordar que, en 2018, muchos liderazgos y activismos de la diversidad sexual cayeron ante el encanto del discurso lopezobradorista; fueron muchos y muchas quienes creyeron en un proyecto inviable, confuso y peligroso, ignorando todas las advertencias y desconfiando de las otras opciones. ¿Por qué creerle al PRD, si hizo alianza con el PAN y lleva como candidato presidencial a Ricardo Anaya? Dijeron muchos, dejando de lado el histórico aporte del perredismo a las luchas por los derechos LGBT+. ¿Por qué, si Andrés Manuel sí se tomó una foto con la bandera arcoíris –como si ello fuera garantía de algo, cosa de recordar a Peña y su recepción a liderazgos LGBT+ en Los Pinos- y en Morena están destacados activistas por los derechos humanos? Hoy sabemos cómo resultó eso: La alianza electoral con el PES, un partido que por su sola naturaleza confesional ni siquiera debería existir, llevó al Congreso Federal a la bancada de diputados ultraconservadores, algunos evangélicos, más grande de la historia, sin contar todos los diputados y diputadas vinculadas a grupos antiderechos o incluso miembros de iglesias que arribaron a los congresos estatales, ya sea bajo las siglas del PES o incluso de Morena; la recepción a los líderes de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (CONFRATERNICE) en Palacio Nacional, el regalo de concesiones de radio a grupos religiosos, la injerencia de estos grupos en el programa “Jóvenes construyendo el Futuro”; las múltiples expresiones religiosas y citas de la biblia lanzadas desde el atril presidencial, impropias de un Jefe de Estado mexicano; la eliminación de financiamiento a las organizaciones de la sociedad civil que manejaban servicios de detección y prevención del VIH, volviendo discrecional lo que era transparente, posiblemente para tratar de cooptar a los activismos independientes y por último, la eliminación del Fondo de Gastos Catastróficos en perjuicio directo de las personas que viven con VIH/SIDA entre otros padecimientos.
Todo con el voto de buena parte de las poblaciones LGBTTTIQ engañadas. Todo promovido por buena parte de los activismos LGBTTTIQ. Todo defendido por buena parte de los activismos LGBTTTIQ que creyeron y confiaron en ese proyecto.
A dos años de ese malogrado experimento democrático, se hace necesario para todas y todos, pero particularmente para los liderazgos y activismos LGBTTTIQ, defender una agenda política de Derechos y Libertades; Se trata de defender la República, la Democracia y las instituciones. Hoy ante un gobierno ciego y sordo, enemigo del diálogo y peligrosamente autoritario, habemos quienes pensamos que es tiempo de participar decididamente en el proceso electoral haciendo incidencia política, planteando temas en el debate y la agenda electoral y por supuesto: Buscando representación política mediante el impulso de candidaturas comprometidas con la agenda de Derechos Humanos, además de ofrecer insumos y capacitación a todas y todos los candidatos de todos los partidos para de esa forma evitar más retrocesos, es así como ha surgido la iniciativa del Frente Nacional por la Diversidad, del que me honra ser promotor y fundador junto a otros destacados perfiles del activismo nacional.
Como sabemos, en los últimos meses han surgido diversas organizaciones y expresiones opositoras de todo signo, desde Futuro 21, hasta FRENAAA y Sí por México, en ese sentido el FNXD es un espacio de oposición progresista, un Frente por las poblaciones LGBTTTIQ, pero también un espacio opositor a un gobierno que desmantela el Estado Laico, que destruye instituciones de salud y deja sin medicamentos a personas con cáncer y VIH. El Frente Nacional por la Diversidad pretende aglutinar voluntades para tomar la oportunidad de incidir eficazmente en las próximas elecciones.
El nacimiento de iniciativas como el Frente Nacional por la Diversidad y otras, viene a demostrar que la oposición al régimen autocrático no es exclusivamente de derechas, ni cree que se pueda construir un México justo y socialmente estable despreciando a las mujeres, a homosexuales y lesbianas, a las personas trans, a poblaciones originarias, a las culturas alternativas urbanas, a las personas migrantes; es un esfuerzo incluyente ante la realidad de un gobierno que en los hechos no tiene nada de progresista.
En el Frente confluimos quiénes somos conscientes de que los grupos antiderechos le perdieron el asco a la política electoral y hoy, desde los espacios de poder y toma de decisiones obstaculizan el reconocimiento de los derechos y libertades y en algunos casos hasta intentan dar reversa a lo que ya se ha ganado, producto de un gran esfuerzo colectivo; Confluimos quienes estamos decididos a arremangar la camisa, empolvar los pies y arriesgar el “inmaculado” ropaje de activistas, para tomar esos espacios de decisión en beneficio de los derechos y las libertades de las y los mexicanos.
Un primer paso ha sido la firma de un convenio con la dirigencia nacional del PRD para impulsar la agenda por los derechos LGBTTTIQ y postular a hombres y mujeres como candidatxs en todos los ámbitos de representación, como los son los ayuntamientos y las legislaturas locales y federal.
Apunto aquí que el FNXD no busca la confrontación, sino la suma de voluntades para garantizar el ejercicio de los derechos ya conquistados y avanzar en la progresividad de los mismos, aspiramos a construir un polo de oposición progresista; estamos llamando a construir algo diferente, lo que el lopezobradorismo no pudo o no quiso hacer. No pretendemos ser competencia para otros esfuerzos colectivos, sino complementarlos ofreciendo una vía poco y tímidamente explorada, la de la participación político electoral como vehículo para el empoderamiento de nuestras poblaciones. Se trata del primer frente LGBTTTIQ, con actores vinculados a varios partidos y un objetivo claro: candidaturas ganadoras en 2021, en este sentido los partidos políticos con los que se construyan acuerdos, serán vehículos para que podamos acceder directamente a los espacios de toma de decisiones. Apostamos por quitar el estigma impuesto a la lucha política electoral, creemos en la posibilidad y necesidad de hacer política a pleno sol, en lugar de caer en prácticas tradicionales como la de criticar ferozmente a los actores políticos, mientras se pactan acuerdos en la oscuridad con los mismos.
El FNXD es un esfuerzo plural en un momento crítico para la Democracia y la estabilidad política, es un espacio que necesariamente tendrá que entrar en diálogo con otros espacios para construir un amplio polo progresista que plantee desde ya, una opción a la decepción y la desesperanza, complementando desde la lucha electoral y los espacios partidistas lo que se hace desde la sociedad civil organizada, incluso con actores que están en ambas esferas, con la claridad de que nuestros enemigos no son otros esfuerzos o espacios construidos desde la Diversidad Sexual, sino quienes con sus acciones u omisiones atentan contra los derechos y libertades.