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sábado, noviembre 23, 2024

El Covid19 y sus metáforas

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Galeria Diversa

Por Antonio Medina Trejo 

La escritora estadounidense, Susan Sontag (1933-2004), reflexionó ampliamente sobre los estigmas relacionados con algunas enfermedades en su libro La enfermedad y sus metáforas (1977)* en donde realizó un recorrido histórico de cómo han sido vistas algunas enfermedades como el cáncer, la tuberculosis o el Sida. 

Explica cómo se ha recurrido a la enfermedad como metáfora de las desgracias humanas atribuyéndoles aspectos divinos o diabólicos, cuando, dice, “una enfermedad, es sólo eso, una enfermedad”, pero en el caso aquellas que se catalogan como raras o incurables, “se les cubre de un halo misterioso y se les adjudican miedos, fobias y prejuicios” que muchas veces derivan en “condenas bíblicas o castigos divinos”.

La prolífica escritora neoyorkina años después de escribir su libro, refrendó sus planteamientos en el ensayo El sida y sus metáforas (1988)* en donde elabora un análisis sociológico más focalizado al Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y el estigma de esa enfermedad vinculada al ejercicio de la sexualidad,  que no tardó en ser enjunciada desde el discurso religioso con prejuicios moralistas en contra de los hombres homosexuales, el sector de mayor prevalencia desde sus inicios de la pandemia  en la década de los 80.

Los análisis de Sontag son vigentes en el momento actual ya que permiten entender lo que sucede con el Covid19, un virus que inicia como epidemia local en una región de China a finales del 2019 y se expande rápidamente en todo el mundo convirtiéndose en pandemia que hoy los gobiernos intentan frenar desesperadamente. 

A la par de su diseminación, los estigmas xenófobos, en contra de personal médico y la visión religiosa del castigo divino por conductas sexuales, también creció y se expandió por todo el mundo. El virus del prejuicio y la ignorancia, es, sin lugar a dudas, más letal que el virus mismo. 

De ahí que el uso de la metáfora planteada por la también autora de Yo, Etcétera, embona en el análisis del fenómeno actual que vivimos con el Coronavirus, particularmente en países asiáticos, africanos y latinoamericanos, donde se ha generado desinformación a partir de ideas no científicas y subjetivas, que a decir de Sontag son las que derivan del prejuicio religioso, pues esas ideas “se oponen a todo el cuidado que merece un enfermo” y frenan acciones encaminadas a mitigar el impacto de dicha enfermedad. 

Es importante tener en cuenta que el uso político de la enfermedad, al igual que la estigmatización que difunden líderes religiosos, puede ser igual de maligna si se recurre a lenguajes discriminatorios vinculados a lo divino o lo espiritual, como lo han hecho jerarcas religiosos, o el mismo presidente de México al connotarse él como alguien inmune por usar imágenes religiosas como “escudo protector”. 

En ese sentido, el uso de lo divino o lo espiritual actúa como un elemento metafórico que desinforma, engaña y genera confusión en determinados sectores de la población, que, al igual que el presidente, desdeñan la ciencia y carecen de herramientas objetivas o conocimientos mínimos para protegerse de un virus biológico real, que lejos de obedecer a mandatos del más allá y fantasiosos, sí se contagia fácilmente si no se tienen los cuidados mínimos necesarios. 

Ante esta problemática de salud mundial, es preciso tomar en consideración una de las reflexiones de Susan Sontag: “el modo más sano de estar enfermo es huyendo de las metáforas”, ya sean aquellas que parten de binarismos entre ricos y pobres que irresponsablemente han dicho el presidente López Obrador y el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, o aquellas que han esgrimido líderes religiosos que culpan de la existencia del virus a las personas homosexuales o mujeres que abortan.  

@antoniomedina41 

* Susan Sontag. 1996. La enfermedad y sus metáforas. El sida y sus metáforas. Taurus. 

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