De acuerdo con informes de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU), en 2018 se desecharon alrededor de 50 millones de toneladas de aparatos electrónicos a nivel mundial. En este sentido, 9,3 millones de toneladas, una cuarta parte, fueron dispositivos tales como smartphones, tabletas, computadoras portátiles y televisiones.
El desarrollo tecnológico ha ayudado a optimizar las actividades diarias de la sociedad; no obstante, para el año 2000 el consumismo desmedido ha generado grandes cantidades de basura, en específico, la denominada e-waste o basura electrónica.
Se denomina e-waste o basura electrónica a cualquier aparato electrónico con un periodo de vida finalizado y con un mal tratamiento, provocando grandes daños ambientales al planeta.
Una de las principales causas del aumento de basura electrónica es la reciente tendencia del Internet de las Cosas, donde la tecnología se incorpora a los artículos domésticos y ésta cambia constantemente haciendo obsoletos los antiguos dispositivos; por otra parte, la necesidad de los consumidores de entrar en tendencia con estos dispositivos también contribuye a que el flujo de estos desechos crezca en zonas y regiones de desarrollo y emergentes.
El aumento significativo de e-waste está aunado a la falta de tratamientos y manejo adecuado de aquellos desechos, que generalmente se tiran en campo abierto terminando en los mares, océanos y espacios de alto impacto para los ecosistemas, medio ambiente y la vida humana.
Para 2017, alrededor de la mitad de la población del mundo ya era usuario de Internet, redes sociales y servicios relativos, lo cual generó el uso de más de un dispositivo electrónico y a consecuencia un ciclo de reemplazo más corto con el objetivo de adquirir tecnología más avanzada.
Un estudio realizado por el Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (IIES) agrupó a los principales productores de e-waste por continente.
En este sentido, Asia encabeza la lista con una producción del 40,7 por ciento de toda la basura electrónica del mundo; Europa toma el segundo lugar representando un 27,5 por ciento; América con un 25,3 por ciento; África con el 5 por ciento; y Oceanía con 1,6 por ciento.
Asimismo, dentro del continente americano México se posiciona como el tercer lugar, solo detrás de Estados Unidos y Brasil, en ser uno de los principales productores de basura electrónica. En 2016, el país produjo aproximadamente una tonelada métrica de e-waste y 8.2 kilogramos por habitante, por ello, se posicionó como el treceavo lugar a nivel mundial.
Mejorar el tratamiento y reciclaje del e-waste es una de las prioridades de las Agendas de todas las naciones en función de apoyar la lucha contra el cambio climático. El mayor desafío es practicar la clasificación de residuos, pues hoy día electrónicos, papel, desechos inorgánicos y orgánicos se tiran en los mismos vertederos.
NOTIPRESS.