Dos millones, una ilusión

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Por Rafael Hernández Estrada

Contra los datos de la terca realidad, que indican una de las más hondas crisis económica de la historia del país, el Presidente de la República se animó a ratificar su promesa de crecimiento del PIB a un ritmo boyante y, emocionado, hizo cuentas alegres con los más de dos millones de empleos que supuestamente creará en lo que resta del año. Las medidas que el gobierno federal ha adoptado ante la emergencia patinan por la reiteración de las recetas que adoptó cuando fue electo y que puso en marcha en 2018, en la transición de gobierno. 

En el cuadro que mostró el Presidente en su conferencia del 25 de mayo enlistó 27 acciones generadoras de nuevos empleos, pero las cifras no cuadran o, de plano, son ajenas a la realidad. El detalle con el que se presentaron, justos 2 millones 93 mil 364 nuevas fuentes de trabajo, no tenía la intención de abundar en precisión, sino la de engañar con pormenores. 

Revisemos, redondeándolas, algunas de las cifras que expuso en esa ocasión López Obrador: los 230 mil nuevos empleos de Jóvenes Construyendo el Futuro y los 202 mil de Sembrando Vida no son ni serán nuevos empleos. Los beneficiarios de tales programas no perciben un salario ni pagan impuestos por él, pues en el primero reciben becas del gobierno por el concepto de capacitación para el trabajo y, en el segundo, reciben apoyos subsidiados para reforestar sus tierras de labranza. Descuéntense, por tanto, 432 mil de los “nuevos empleos”.

También se deben descontar los 800 mil créditos para vivienda del INFONAVIT y los 170 mil del FOVISSSTE, pues son préstamos para adquirir viviendas, que no empleos remunerados. Réstense otras 970 mil de las flamantes plazas de trabajo.

Con cautela se deben tomar otros de los datos presidenciales, pues resultan muy extraños. Dijo López Obrador que con el Programa de Mejoramiento Urbano (PMU) se crearán 228 mil empleos, pero llama la atención que genere tantos un programa que vio mermado su presupuesto anual a la mitad de lo que se le destinó el año anterior. Considérese, además, que el PMU se aplicará en 50 ciudades, lo que implicaría que serían 4,462 personas estrenando empleo en cada una de ellas. Una cifra más realista rondaría los 28 mil empleos nuevos, por lo que deben quitarse otros 200 mil de la tabla presidencial.

Un guarismo exagerado es también el de los 72 mil relucientes puestos de trabajo en la construcción de la refinería de Dos Bocas. Una cifra realista sería la de unos 13 mil 500 empleos nuevos, si se toma en cuenta que en 2019 se crearon ahí 4,500 y que la intensidad de la obra triplique dicha cifra, por lo que deben deducirse otros 58 mil 500.

Un impedimento físico afrontaría la creación de 2 mil 200 puestos de trabajo en la antigua residencia oficial de Los Pinos, pues en cada hectárea de su terreno (56 mil m2) tendrían que acomodarse 396 empleados nuevos, adicionales a los que ahora trabajan ahí. Igual ocurriría si se concreta la creación de 48 mil nuevos empleos en el Banco de Bienestar, pues debe tomarse en cuenta que en la actualidad esa institución tiene 427 sucursales con una dimensión promedio de 25 metros cuadrados. Los 112 empleados de nuevo ingreso que serían contratados en promedio para cada sucursal tendrían que laborar en la banqueta o en el arroyo vehicular.

Lo que resulta de este breve recuento es que, en aras del realismo, a la cifra de dos millones anunciada por el Presidente de la República debieran deducirse 1 millón 728 mil, es decir… el 83%. López Obrador sabe que sus número no engañan a nadie mínimamente informado, los dos millones de nuevos empleos no son más que una ilusión para mantener el ánimo de sus fieles.