María Ladero siempre supo que quería estudiar ingeniería. Su curiosidad por la tecnología, su amor por los números y las salidas laborales que le ofrecían las facultades politécnicas eran un combo perfecto para esta estudiante de bachillerato que, a inicios de los 2.000, empezaba a construir su proyecto vital. Había muchas opciones entre las que elegir pero, en un momento en el que el llamado «apagón del milenio» hacia temer que todos los ordenadores y móviles del mundo colapsasen a la vez, ella optó por estudiar Ingeniería informática.
Ahora, Ladero trabaja como desarrolladora de firmware de sistemas embebidos en el departamento de tecnología de Geotab, una empresa de digitalización y transporte conectado. Pero reconoce que el camino hasta allí ha sido un tanto solitario. En la universidad «tenía muy pocas compañeras, no creo que llegásemos al 20%. En la carrera no me supuso ningún problema, pero en el mundo laboral sí me he sentido incómoda en determinadas ocasiones donde he sido la única mujer. La presencia femenina en determinados ámbitos no es igual que la masculina y el mundo de las STEM es uno de esos espacios en el que las mujeres todavía no han encontrado la igualdad», apunta en una entrevista con Efeminista.
Y es que la brecha de género en los estudios vinculados con las matemáticas, la tecnología, la ciencia y la ingeniería (lo que se conoce como carreras STEM, por sus siglas en inglés) sigue siendo ancha y honda: los estereotipos y prejuicios vinculados al desarrollo matemático de las niñas evitan que se reduzca.
La UNESCO alerta de que sólo el 35% de los estudiantes matriculados en las carreras vinculadas a las STEM en la educación superior son mujeres. Una disparidad preocupante, ya que «las carreras vinculadas con las STEM constituyen los empleos del futuro, la fuerza motriz de la innovación, del bienestar social, del crecimiento inclusivo y del desarrollo sostenible». Por eso, desde hace casi una década, cada 23 de junio se conmemora el Día internacional de la mujer en la ingeniería: una fecha para celebrar a las profesionales del sector e invitar a niñas y jóvenes a unirse a ellas.
La mujer y la ingeniería en España
España es el país de Europa con mayor número de científicas e ingenieras: un 49,3%, de acuerdo a los datos de la Oficina europea de estadística, Eurostat. Sin embargo, según el informe «Empleo IT Mujer: 10 profesiones con futuro», tan solo uno de cada cinco estudiantes de ingeniería es mujer.
Una cifra que se reduce todavía más en el campo de estudio de Ladero, la informática, y en la electrotecnia, según la red de emprendedoras Womenalia, que también reconoce la biomedicina y la bioingeniería como los ámbitos con mayor porcentaje de mujeres matriculadas.
«La presencia de las mujeres en las carreras tecnológicas es en muchos casos anecdótica y la falta de referentes femeninos puede provocar que las niñas piensen que estas carreras ‘no sean para ellas’», explica Ladero. «Es importante que destaquemos a aquellas mujeres que hicieron y continúan haciendo un gran trabajo dentro de las diferentes ramas que contiene la ingeniería».
Y, aunque dice no haber sufrido discriminación en su trabajo, reconoce que la realidad de las mujeres en las carreras STEM es significativamente diferente a la de sus compañeros. «Existen una serie de barreras y techos de cristal que aún deben desaparecer para alcanzar la equidad. Para ello, es importante animar a las niñas a que continúen por aquel camino que más les gusta, que en muchos casos sigue la senda de la ingeniería», alega.
«Debemos demostrarle con el ejemplo que estudiar ingeniería es un reto enriquecedor y divertido y que, si quieren, pueden hacerlo».
En ese sentido, Ladero apunta a la corresponsabilidad entre las escuelas e institutos y las familias de las niñas. «La labor de los centros de educación es fundamental a la hora de asesorar y motivar a las nuevas generaciones. En la mayoría de las familias que conozco no hay perfiles técnicos y, si no has tenido un referente o no has tenido acceso a recursos tecnológicos, veo complicado que pueda surgir una vocación ingeniera», reconoce.
Rechazo a las STEM
Solo el 3% de las estudiantes de la educación superior de todo el mundo escogen realizar estudios en el ámbito de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), según el informe de la UNESCO «Descifrar las claves: la educación de las mujeres y las niñas en materia de STEM». Una cifra que preocupa y afecta a todos los países; de ahí que la Organización de las Naciones Unidas destaque, entre otras, la importancia de mejorar la participación de las jóvenes en estos estudios, así como de proporcionar una educación en materia de STEM sensible a «las cuestiones de género».
A nivel nacional también preocupa la desafección, la desmotivación y la falta de interés de las niñas por las carreras técnicas. Una declaración institucional del gobierno el pasado mes de febrero, con motivo del Día internacional de la mujer y la niña en la ciencia, dice que «España avanza en el propósito de alcanzar la participación plena y equitativa de las mujeres y las niñas en la ciencia, con el doble objetivo de garantizar también que ellas sean beneficiarias de la investigación científica y agentes del cambio arraigado en la I+D+i».
Además, asegura que el país está inmerso en «una inaplazable transformación verde, digital y feminista» basada en la investigación, las tecnologías y la innovación, donde se hallan las profesiones de calidad del futuro. Sin embargo, reconoce que, para incluir a las mujeres en la ecuación, se enfrentan a tres grandes retos: atraer a más niñas y jóvenes al ámbito de las STEM y divulgar la existencia de sus referentes, mejorar las condiciones de las investigadoras para retener el talento, y por último, asegurar una innovación inclusiva, que contemple las características y necesidades de las mujeres en un sector en el que, al menos por ahora, siguen siendo minoría.
EFE