loader image
lunes, noviembre 25, 2024

¿Cuántos más?

-

Header

Por Benjamín Muñiz

Pocas veces en la vida me cuesta tanto trabajo expresar lo que siento como el que me está costando en este momento. Llevamos 10 meses en jaque por una pandemia; tenemos más de 100 mil muertes en México y, con toda franqueza, el panorama no pinta para mejor, cuando menos, durante la primera mitad del próximo año.

Desde el 19 de diciembre, tanto la Ciudad de México como el Estado de México, regresaron a semáforo rojo, suspendiendo las actividades no esenciales. Por su parte, el Gobierno del Estado de Querétaro estableció nuevas medidas restrictivas, en vigor a partir del lunes 21 de diciembre. A estas alturas, ¿sirve de algo?

No quiero ser pesimista, pero no. No va a servir si a los ciudadanos les sigue importando poco, por no decir nada, cuidarse. Por cuestiones de trabajo, he salido, permanezco con los cuidados necesarios, pero me genera una impotencia indescriptible ver como hoy, a más de 10 meses de pandemia, todavía hay personas que salen a la calle sin usar un cubrebocas, sin mantener una distancia adecuada, personas que siguen haciendo fiestas, hasta bodas. Cualquier persona que ha leído mis escritos, que me ha escuchado, sabe que estoy totalmente en contra de muchísimas de las políticas de este gobierno, sabe que estoy en contra de la manera en que han manejado la pandemia, pero que el señor tendero no utilice medidas de seguridad para atender clientes, ¿es culpa del gobierno? Que haya personas caminando en las calles, haciendo fiestas, ¿es culpa del gobierno? Realmente no, es culpa de nosotros, los ciudadanos, a los que nos ha valido, verdaderamente un cacahuate, tomar las medidas necesarias.

Si, podría hablar de las medidas que debería adoptar el gobierno, ya lo he hecho, pero ¿dónde queda nuestra responsabilidad personal? ¿Dónde queda nuestra propia decisión de cuidarnos a nosotros mismos? ¿Dónde queda la aceptación de una realidad que nos ha sobrepasado?

En esta semana que acaba de terminar, pasaron cosas que nunca antes en mi vida habían pasado. En una sola semana, 4 personas a las que conocí, con las que conviví, perdieron la batalla contra el COVID.

Se dice mucho que no vamos a entender la gravedad de esto hasta en tanto los muertos no sean nuestros muertos. Desgraciadamente, no lo creo así. Creo que, por más cercanas que lleguemos a tener muertes, seguimos pensando que somos fuertes, que a nosotros el virus no nos va a hacer nada.

Hoy escribo estas líneas llorando, escribo sintiéndome impotente, débil, sintiendo un miedo que nunca había sufrido, siento que la tranquilidad me ha sido arrancada de tajo y, sobre todo, enojado. Enojado porque todavía hoy veo a personas que les importa poco y no se cuidan, sin entender que el no cuidarse a ellos implica, consecuentemente, poner en riesgo a las demás personas.

Hoy viene muy fuerte a mi mente el dicho que requiere resonar más: Cuidémonos para que, cuando nos podamos juntar, estemos nuevamente todos.

- Publicidad -