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lunes, noviembre 25, 2024

Contención de Fernández Noroña e hipocresía de cuarta.

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Por ISAÍAS VILLA GONZÁLEZ.

Fundador y Consejero Nacional del PRD.

México vive tiempos políticos extraordinarios, que obliga a tener respuestas extraordinarias. Nadie puede llamarse a engaño: son abiertas las intenciones del presidente López Obrador por imponer a toda costa su visión autoritaria, desmantelar las instituciones democráticas, entrometerse en los comicios intermedios del próximo 2021, con la expectativa inclusive de modificar el entramado legal y buscar perpetuarse en el poder.  

En esa ruta, los duros de la 4T están usando al impresentable Gerardo Fernández Noroña para, torciendo la ley, hacer al PT “tercera fuerza” de manera artificial, y así asaltar la Presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. Buscan controlar facciosamente a ese órgano de la República, con un barbaján sin escrúpulos que sería capaz de las peores acciones golpistas en el cargo. Para ello ordenaron a dos diputados “independientes”, Mauricio Toledo y Héctor Serrano (a quienes controlan a través del chantaje, muy probablemente por irregularidades que les conocen), a uno del PES, José Ángel Pérez, y a otro “prestado” a Morena, Manuel López Castillo, para así llegar a 47 Diputados, uno más que el PRI.  

El acuerdo fundacional de esta Legislatura en la Cámara registró al PRI como tercera fuerza, y por ley debía presidirla en el tercer año. Pero el ala dura de la 4T no gusta de respetar la ley, sino “agandallar” lo que esté a mano. 

La respuesta obligada del llamado Grupo de Contención constituido por la oposición en la Cámara de Diputados era hacer respetar la ley, solidarizándose con el PRI. El Coordinador del PAN, Romero Hicks, según Ciro Gómez Leyva, habría ofrecido “los Diputados necesarios” para que el tricolor se mantuviera como tercera fuerza; pero sus legisladores se negaron. Fue entonces que el grupo parlamentario del PRD “en defensa de la pluralidad y la legalidad” tomó la decisión de mantener con responsabilidad “la defensa irrestricta del Estado mexicano, el equilibrio de Poderes y las instituciones democráticas” y 4 Diputados pasaron provisionalmente al PRI para mantenerlo como tercera fuerza numérica. “Terminando este proceso, se reincorporarán de inmediato al GPPRD”, dijeron. 

Entonces se alzaron voces escandalizadas, con reprobaciones flamígeras: ¡Cómo se atreven!, ¡Han perdido su ideología!, ¡Qué maniobras tan desaseadas!; y en el colmo de la ingenuidad expresaron: ¡Pero si ya el Presidente en la mañanera había dado línea a favor de respetar la Presidencia para el PRI, por ser tercera fuerza! Como si no conocieran la capacidad de engaño de Andrés Manuel, y el desorden que priva en Morena, comprobado con una votación en la que no se alcanzaron los dos tercios requeridos.

Lo que el PRD, dando la cara por el Grupo de Contención, ha garantizado con esa medida táctica es la defensa de la ley, y de la pluralidad democrática conquistada por una lucha de décadas, que rescató la dignidad del poder legislativo de la República. Además, ha defendido a la Cámara de un troglodita que no repara en nada, que desprecia a la ley y a las instituciones; un misógino que carece de elemental trato civilizado. 

Y como diría el clásico, a muchos de esos “sorprendidos” y “espantados” no los he visto igual de encolerizados, repudiando que AMLO decidiera afiliarse al PRI en 1976, luego de las represiones asesinas de Díaz Ordaz en Tlatelolco 1968 y de Echeverría el Jueves de Corpus de 1971. Tampoco indignarse con la inclusión sobresaliente en el Gabinete de AMLO, de conspicuos ex priístas como el dinosaurio Manuel Bartlett, el echeverrista Ignacio Ovalle, el zedillista Esteban Moctezuma, los salinistas Poncho Romo y Alfonso Durazo. Es la hipocresía de cuarta.   

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