Científicos probaron en la Estación Espacial Internacional (EEI) un hongo que crece en los reactores de Chernóbil como posible escudo para los astronautas contra la radiación espacial. Para el experimento, se utilizó una placa de Petri cubierta por un lado con el hongo, mientras el otro, sin este recubrimiento, sirvió de control. Tras monitorear durante treinta días los niveles de radiación a través de la placa de Petri, se encontró, el lado recubierto redujo los niveles de radiación un 2%.
Aunque este nivel por sí sólo no brinda protección suficiente, el hallazgo abre la puerta a distintas posibilidades. Actualmente, uno de los principales retos para la exploración espacial a largo plazo es la necesidad de un escudo contra la radiación. Al estar fuera de la atmósfera terrestre y su campo magnético, que sirve de protección contra la radiación espacial, las personas sólo pueden sobrevivir poco tiempo, limitando el tiempo de los viajes de astronautas al espacio.
Enviar un escudo anti radiación de acero, por ejemplo, desde la Tierra sería costoso en términos económicos y de espacio. El hongo, por otro lado, tiene la ventaja de ser capaz de crecer por sí mismo, de tal forma que sería posible llevar a bordo de una nave espacial una pequeña cantidad para posteriormente cultivarla sobre una superficie de escudo, al llegar a Marte o cualquier otro destino de la exploración espacial, para proveer una capa adicional de protección a un costo mínimo.
Los científicos han probado distintas soluciones al problema de la radiación: Para este experimento en particular, se utilizó el hongo cladosporium sphaerospermum, que ha crecido en la zona de exclusión de Chernóbil, lugar del desastre nuclear de 1987 en Ucrania. Este hongo no sólo es capaz de sobrevivir en lugares con altos niveles de radiación, como los viejos reactores de la central nuclear, pues de manera similar a la fotosíntesis, el cladosporium sphaerospermum convierte en energía química la radiación, en un proceso conocido como radiosíntesis.
En años recientes, se ha vuelto más importante para los gobiernos de las potencias espaciales el resolver problemas como este, a fin de llevar la exploración espacial al próximo nivel. Recientemente, el departamento de energía del gobierno de Estados Unidos ha llamado al sector privado a colaborar en el desarrollo de reactores nucleares capaces de funcionar en la luna y en Marte para proveer de energía a las colonias que se instalen en los próximos viajes de exploración. Hacia finales de julio, China y Emiratos Árabes Unidos enviaron sus más recientes misiones a Marte, Estados Unidos hará lo mismo entre el 30 de julio y el 15 de agosto.
Si bien este estudio de investigadores de la Universidad Universidad de Carolina del Norte en Charlotte y de la Universidad Stanford aún está en proceso de revisión por pares, confirma una reducción en los niveles de radiación a causa del hongo, lo que podría llevar a su uso, en un futuro, como material para la protección de astronautas.
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