¿Qué es una relajación guiada?
Se trata de un modo muy sencillo para completar la relajación, ya que se escucha una grabación o la voz de otra persona, que nos va indicando los puntos necesarios para conseguirla. Eso ayuda a que nos concentremos más fácilmente, logrando un estado de relajación con rapidez.
Beneficios de la relajación guiada
Relajarse no sólo está bien, sino que hoy en día es casi imprescindible para tener una vida más saludable, y adquirir hábitos que nos procuren un modo más objetivo de vivir nuestras circunstancias.
Está comprobado que la relajación por sí misma, armoniza los distintos parámetros corporales, estabilizando la presión, oxigenando la sangre (y por tanto el cerebro), y favoreciendo el sueño profundo.
También nos facilita entrar en estado alfa (el que tenemos justo antes de dormirnos) por lo que está indicada para conectar con nuestro interior, o utilizarla en sesiones terapéuticas como punto de partida para trabajar otras técnicas.
Frecuencia de una relajación guiada
Eso es muy personal, pues depende de qué se quiera conseguir (objetivos) y de la facilidad que se tenga o del tiempo disponible para dedicarle. Evidentemente, cuanto más la practiquemos, más sencillo resultará relajarse en cualquier situación o lugar, y más rápidamente se conseguirá un estado de relajación. Para utilizar la relajación sólo existe una contraindicación (ver al final).
Grabar nuestra propia relajación
Aunque hay mucha oferta en el mercado con relajaciones estándar grabadas, si se tiene un punto de partida o modelo, podemos personalizar nuestra propia relajación, escribiendo antes lo que sea más adecuado para lo que necesitemos en ese momento, o adaptándola a nuestro propio ritmo. Para ello es imprescindible emplear un tono de voz suave, hablar despacio y marcar algunas pausas (no excesivamente largas), para no conseguir el efecto contrario al pretendido.
Ejemplo de una relajación guiada
Busca un lugar confortable con luz tenue y la climatización adecuada (ten en cuenta que en estado de relajación baja la temperatura del cuerpo), y un momento en el que no vayas a sufrir interrupciones. Desconecta teléfonos, timbres, o cualquier sonido estridente y brusco que pueda sobresaltarte. Puedes estirarte, o sentarte para evitar dormirte.
- Empieza por tu respiración, observando cómo se hace más profunda a medida que te vas concentrando en ella. Inspira y espira sin forzar, mientras imaginas que con cada espiración, sueltas y dejas ir todo aquello que ya no necesitas ni quieres en tu vida.
- Pon atención en los sonidos exteriores si los hay, incorporándolos de manera que te ayuden a concentrarte todavía más. Observa el contacto del cuerpo con la superficie donde está apoyado, y si aparecen pensamientos, deja que pasen de largo sin quedarte atrapada/o en ellos…
- Revisa tu cuerpo desde los pies, en sentido ascendente (hay quien lo hace descendente, empezando por la cabeza), aflojando conscientemente cada zona y sintiendo al final si queda todavía alguna tensión. Para iniciar, elige un costado siguiendo un orden (por ej. el derecho): pie, tobillo, pantorrilla, rodilla, muslo, ingle, cadera. Luego haz lo mismo en el lado izquierdo.
- Sigue con el vientre (puedes incluir los órganos: hígado, estómago, vesícula, bazo, intestinos, órganos sexuales…), las nalgas, el torso, el pecho (pulmones y corazón), los hombros, el cuello y las cervicales.
- Continúa con un brazo: dedos de la mano, palma y dorso, muñeca, brazo, codo y antebrazo. Repítelo igual en el lado contrario.
- Visualiza la columna desde el sacro hasta el occipital (empezando abajo de todo y acabando arriba), como una línea recta y al mismo tiempo flexible, con las curvas naturales bien definidas, por donde circula libremente la energía corporal. Imagina tu columna como el eje de tu cuerpo, que lo sostiene sin esfuerzo. Relaja todos los músculos de la espalda, especialmente la zona de los omoplatos y parte superior de la misma.
- Termina con la cabeza: cráneo y cara, aflojando la mandíbula de modo que quede la boca algo entreabierta. Sigue con las mejillas, párpados, globos oculares y frente. Siente todo el cuerpo en ese estado tan agradable. Puedes aprovechar para elegir intuitivamente un color, visualizando cómo te llena completamente.
- Para salir de ese estado, hazlo despacio, inspirando y espirando de nuevo conscientemente, imaginando que cada vez que inhalas, entra energía en tu interior, y vas tomando conciencia del cuerpo de nuevo, moviendo lentamente los pies, las piernas, las manos, los brazos, y por último, la cabeza. Sólo cuando ya sientas que “estás de vuelta” por completo, abre los ojos.
Pueden aparecer sensaciones como hormigueo, pesadez, ligereza, entumecimiento… Nada de eso es grave ni preocupante, sólo observa cómo te sientes, permitiendo lo que hay, y mueve el cuerpo si lo necesitas tanto durante, como al terminar la relajación.
ATENCIÓN: Si estás tomando medicación para epilepsia o sospechas que puedas tenerla, consulta a tu médico antes de practicar la relajación. En patologías mentales severas, consultar al profesional adecuado.
Valeria Joaniquet. Diplomada en aromaterapia emocional. EBM