Según el boletín de prensa publicado por el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), la expectativa de crecimiento para la economía mexicana se redujo del 1.0% al 0.9%, de acuerdo con los análisis del Comité de Estudios Económicos del IMEF; esta reducción está sustentada por las bajas cifras de crecimiento respecto a la producción industrial, la producción fija bruta y el consumo privado interior.
La debilidad de la economía mexicana puede verse en diversas cifras, como la reducción del 1% real anual en la producción industrial -sumando así 14 meses consecutivos a la baja-, la contracción del 0.5% en manufacturas, y la pérdida del 4.5% real anual en construcción; estas cifras son preocupantes si se toma en cuenta que el mercado de manufacturas representa el 56% del total industrial, mientras la construcción abarca el 22.1% total.
Asimismo, con relación a la inversión fija bruta los expertos del IMEF encontraron una caída del 3.5% real anual en noviembre, con lo que se acumulan 10 meses seguidos en caída y se establece una nueva cifra récord de -5.1% real, la cifra más baja de los últimos 10 años.
Respecto a los empleos, la situación tampoco mejora: el número de asegurados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) durante enero de 2020 fue de 68,952, la cifra más baja para el mes de enero de los últimos cinco años.
En total, los empleos generados durante el último año son 316,383, menos de la mitad de los empleos generados los 12 meses previos a enero de 2019; sumado a esto, la productividad de la mano de obra, según cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), cayó 0.7% anual entre enero y noviembre de 2019, mientras el salario promedio anual de cotización en el IMSS durante 2019 fue de 6.7% nominal y 2.9% real.
Si el desfase entre aumento de salarios-productividad persiste, puede representar un problema de costos para las empresas mexicanas con una inminente repercusión en la creación de empleos.
En el balance realizado por el instituto se encuentran como aspectos positivos la firma del T-MEC y la posible apertura comercial, la reducción de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, además de la reactivación de la inversión pública, elemento anticipado por el sector financiero mexicano; sin embargo, los problemas de Pemex, la falta de empleos, inseguridad, la inflación mayor al año pasado y factores externos -como las elecciones en Estados Unidos y el coronavirus- pueden modificar las proyecciones económicas lo que resta del año.
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