Entre los mexicanos, la diabetes mellitus es una enfermedad con una prevalencia importante, de un 9.4%. Además, en 2017 representó la segunda causa de muerte en el país, con un 15.2% de ellas, según un reporte de la Secretaría de Salud. En este nivel de mortalidad tienen un papel importante las complicaciones renales y cardiovasculares derivadas de la enfermedad, por lo que es importante una atención temprana para prevenirlas.
Según la Fundación Nacional del Riñón, la diabetes es la principal causa de insuficiencia renal crónica y constituye el 45% de los casos de insuficiencia renal. Cerca de un tercio de las personas con diabetes, señalan, pueden desarrollar complicaciones renales, aunque ciertos grupos tienen un mayor riesgo de desarrollarla en comparación con otros. De acuerdo a la fundación, este es el caso de las personas de edad avanzada (65 años o más), que tienen hipertensión, o bien, tienen antecedentes familiares de insuficiencia renal crónica. También existe un mayor riesgo entre la comunidad afroamericana, hispanoamericana, asiática e indígena de las islas del pacífico o de los pueblos originarios de Estados Unidos.
Estudios aleatorizados a gran escala han demostrado que el control temprano e intensivo de los niveles de glucosa en la sangre pueden reducir la incidencia y progresión de estas complicaciones micro y macrovasculares. Según una investigación publicada en la Revista mexicana de anestesiología, sucede todo lo contrario durante períodos de hiperglucemia crónica derivados de un mal control. Esto sucede, sobre todo, durante las etapas iniciales de la diabetes y provocan una marca celular, conocida como memoria metabólica, responsable del desarrollo y progresión de complicaciones vasculares y renales. Esta memoria metabólica y sus efectos negativos permanecen incluso si posteriormente se consigue controlar los niveles de glucosa.
Para el doctor Josafat E. Camacho Arellano, presidente médico Federación Mexicana de Diabetes, el mejor enfoque para el tratamiento de la diabetes es el llamado cardio-renal-metabólico o CAREME. En un comunicado enviado a NotiPress señaló que esto significa buscar, además de un control metabólico o de la glucosa, un beneficio cardiovascular y protección renal desde el principio. El control glucémico, afirma el doctor, debe alcanzarse pronto para prevenir el daño debido a la memoria metabólica. Además, añade, alcanzar valores de hemoglobina glicosilada menores de 6.5% durante el primer año ayuda a conseguir beneficios notables en la prevención de complicaciones renales y de otro tipo a largo plazo.
La diabetes es una enfermedad metabólica con importantes consecuencias si el paciente no recibe una atención temprana de su enfermedad. Un adecuado control de la glucosa, particularmente en las etapas iniciales de la diabetes, ayuda a prevenir complicaciones renales y cardiovasculares a futuro. Por esto, es importante realizar visitas periódicas al médico y seguir puntualmente sus recomendaciones cuando se diagnostica al paciente con diabetes.
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