El voto electrónico en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) 2023 fue la noticia y como postula la ley de Murphy, si algo puede salir mal, saldrá mal. Se supone que a las 8 de la mañana, ciudadanos podían emitir su voto en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pero todo se retrasó. El cierre de las votaciones estaba previsto a las 18:00 hora local, pero las autoridades extendieron el horario hasta las 19:30 horas.
Durante julio de 2023, a menos de un mes de las elecciones preliminares, renunció Ezio Emiliozzi, responsable del Instituto de Gestión Electoral argentino, alegando problemas de salud. La jueza federal con competencia electoral María Servini denunció desde los primeros minutos de apertura de las elecciones.
Voy a hacer una denuncia penal por no obedecer las órdenes del juez que tiene la jurisdicción en la ciudad de Buenos Aires”, anticipó la magistrada este mediodía.
Servini acusó de “improvisación” el manejo de las máquinas electrónicas. De acuerdo a La Nación, “Servini es una jueza que vio pasar a diez presidentes y hace gala de llevar más de 30 elecciones en su haber”.
Patricia Bulrich, precandidata del PRO mediante la coalición Juntos por el Cambio (JxC) calificó de “desastre” el sistema de votación electrónica en las elecciones preliminares 2023 de Argentina. Bulrich dijo, “la votación para la Ciudad de Buenos Aires fue un desastre. Tuve que votar como siete, ocho veces, porque me cambiaron la máquina, porque no funcionaba”.
Lejos de ser novedad las historias de los aspirantes a presidente en Argentina, la tecnología y el voto electrónico jugó un papel crucial y dio lecciones para futuras elecciones. Esta vez, la historia plasmada es sobre la ley de Murphy, “si algo puede salir mal, saldrá mal”.
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