Por Benjamín Muñiz
Estamos ya en las últimas horas del año 2020. Sin temor a equivocarme, creo que ha sido el año más complejo para todas las personas que estamos vivas, o por lo menos, para la gran mayoría. Estamos envueltos en una pandemia que no ha logrado ser controlada. En México, desde hace 10 meses, nos hemos enfrentado con una deficiente atención a la misma, tanto del gobierno como de la ciudadanía, lo que ha generado más de 120 mil muertes, según cifras oficiales. Además de las muertes, la pandemia ha generado una crisis económica mundial, de la cual no será tan fácil recuperarnos. Según la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (CANACO-SERVYTUR), la Ciudad de México cerrará 2020 con 37,800 negocios en quiebra derivado de la pandemia por COVID-19. Lo peor, no se ve que, por lo menos durante la primera mitad de 2021, las cosas resulten ser diferentes.
Es innegable, ha sido un año extremadamente complejo, lleno de retos, de situaciones dolorosas, de incertidumbre. Muchas personas se han pronunciado respecto a que este año ha sido el peor de sus vidas. Respeto profundamente a quienes opinan eso, sin embargo, tengo que reconocer que, para mí, a pesar de todas las cuestiones, fue un gran año.
En este sentido, creo que tenemos que aprender a ver las bendiciones que se esconden detrás de los problemas. En lo personal, 2020 fue de mucho crecimiento, tanto en lo personal como en lo laboral. Sí, estoy consciente, también, de las complejidades, sufrí en personas muy cercanas el COVID, incluso amigos y familiares engrosan la lista de defunciones, pero también fue un tiempo en que aprendimos a valorar lo realmente importante y que, en muchas ocasiones, dábamos por sentado.
Ningún mar calmo hizo experto a un marinero. Este año fue la prueba de ello. De tajo se nos arrebató la oportunidad de reunirnos con nuestros familiares, con nuestros amigos. Se nos impidió llevar a cabo actividades que disfrutábamos, se nos impuso salir a caminar utilizando cubrebocas y caretas. Se nos demostró nuestra fragilidad, pero también, gracias a ello, hoy podemos ser más fuertes. Claro, descubrimos nuestras debilidades, pero gracias a ello podemos trabajar para convertirlas en fortalezas; descubrimos que cuidarnos día a día nos permite tener un sistema inmunológico con mayor capacidad para enfrentar enfermedades, aún las desconocidas. Aprendimos a cuidarnos, a dar una mayor importancia a la higiene, a la distancia.
Pero lo más importante para mí, aprendí que no todo en la humanidad es malo. Si, esta pandemia sacó a relucir lo peor de muchas personas, pero también generó una unidad, una empatía indescriptible en muchas otras, generó que desconocidos se apoyaran entre ellos. Aprendí que la amistad trasciende barreras físicas. ¿Cuántas reuniones no tuvimos a través del internet? Y sobre todo, aprendí que el amor trasciende las normas convencionales y se puede esconder y florecer aún en las situaciones más adversas.
Estoy consciente que esto no ha terminado, que 2021 será un año igual de complejo, incluso más. No debemos bajar la guardia, por supuesto que debemos seguir cuidándonos, pero sobre todo, debemos de estar listos para reconocer, aún en la tempestad, las oportunidades que se nos presentan para crecer, para aprender y para convertirnos en mejores personas.
2020 será, sin duda, un año que será recordado en los anales de la historia mundial. Hemos perdido trabajos, amigos, compañeros, familiares. Las naciones se han visto rebasadas, los sistemas de salud colapsados. Algunos oportunistas lucrando con la enfermedad, algunos gobiernos maquillando cifras. Sin duda, muchas cosas malas pasaron y es más fácil hablar de ellas, porque son las más visibles, pero se generaron un sinfín de circunstancias positivas: evolución, relaciones, impulso tecnológico pero, a pesar que muchos no creyeron, a pesar que muchos buscaron divisiones, yo me quedo con algo: definitivamente no todos, pero muchos de nosotros optamos por la unidad, por combatir el virus, cada quien en nuestras trincheras y de acuerdo a nuestras posibilidades. Unidad para salir adelante. Sé que esa incipiente unidad se verá fortalecida a lo largo de 2021.