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viernes, noviembre 22, 2024

Invertir en Infraestructura para el desarrollo: Xóchitl Gálvez

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Por Jesús Zambrano Grijalva

Presidente Nacional del PRD

El próximo domingo tendremos el segundo debate presidencial donde una vez más Xóchitl Gálvez demostrará que en la coalición Fuerza y Corazón por México hay un proyecto de país, una ruta hacia el desarrollo de México. 

Los temas que se abordarán en el segundo debate serán el de crecimiento económico, empleo, infraestructura, desigualdad y cambio climático, asuntos muy importantes que este gobierno ha abandonado.

México necesita crear las condiciones para ser competitivos y atraer y retener talentos e inversión. Para ser competitivos es necesario primero que nada la observancia del Estado de derecho y el respeto de los derechos individuales, el acceso a recursos naturales de manera sustentable, educación y salud de calidad, y suficiente infraestructura para conectar a los agentes económicos.

Es por ello,  que invertir en infraestructura es fundamental para el desarrollo económico, social y ambiental de nuestro país, así como para proveer servicios básicos a las y los ciudadanos y facilitar la movilidad física de bienes y personas. 

Con la inversión en infraestructura se estimulará el crecimiento y el empleo que mucha falta le hace a nuestro país, ya que el actual gobierno no invirtió lo suficiente y mucho menos invirtió bien, al contrario, derrochó los recursos públicos de todas y todos los mexicanos.

Muestra de ello han sido los 3 mil millones de pesos destinados a una obra como la ´super farmacia´, bodega en Huehuetoca, que ni para surtir medicamentos ha servido, ni para generar empleos, ni mucho menos como detonante de la economía en la zona; en conclusión, ha sido un proyecto ineficiente y de baja rentabilidad, o sea inservible.

Y qué decir de la Refinería de Dos Bocas, que, aunque ya está inaugurada, aún no produce ni siquiera un litro de gasolina. Es una obra con múltiples retrasos y enormes sobrecostos, que el mismo gobierno ha reconocido, además de que no genera empleos, ni desarrollo para la zona.

El Tren Maya, otra obra realizada a capricho de Palacio Nacional que nos ha costado a los mexicanos y a las mexicanas 511.2 mil millones de pesos, lo que representa 3.3 veces los 156 mil millones de pesos presupuestados originalmente, de acuerdo con cálculos del Instituto Mexicano para la Competitividad. Y se sigue construyendo sin los estudios de impacto ambiental necesarios, destruyendo manglares, cenotes y  ecosistemas de fauna y flora. 

El desarrollo de nuestro país ya no puede ni debe responder a afanes y caprichos personales, ni a ocurrencias; se debe escuchar a todos los sectores de la sociedad y regiones del país. 

Se necesita recuperar el potencial de los proyectos ya realizados y observar la viabilidad de los proyectos que se dejaron a medias, su funcionalidad y calidad de las obras, ya que como todas y todos sabemos este gobierno ha preferido desviar recursos hacia los bolsillos de sus hijos y allegados, antes que privilegiar la calidad de las obras.

La falta de certeza jurídica y transparencia también han sido los sellos de este gobierno de cuarta, limitando nuestro potencial crecimiento al desconocer diversos contratos con empresas nacionales y extranjeras. Ello que generó que buena parte de los fondos del “nearshoring” se vayan o quede en otros países, cuando México ofrece mejores condiciones geográficas, aunque no jurídicas y tampoco de infraestructura. 

El México real en el que estamos es el de un país que no invierte. En este sexenio se invirtió 30% menos que en las administraciones pasadas. Pasamos del 4% del PIB al 2.7%. El Banco Mundial recomienda destinar por lo menos el 4.5% a inversión pública y nuestro país está muy lejos de esta cifra. 

Se han abandonado los caminos, las escuelas, los hospitales, la red de telecomunicaciones, la red hídrica, y hoy estamos pagando las consecuencias del abandono y de no invertir. Vivimos severas crisis en todos los ámbitos.

Por ello, Xóchitl Gálvez y la coalición Fuerza y Corazón por México, propone una ruta hacia el desarrollo donde se invierta en infraestructura de movilidad, carretera, marítima, ferroviaria y aérea. 

Se invertirá en infraestructura hidráulica, tratamiento de aguas residuales, hidroagrícola, se tecnificará el riego, habrá desazolve de presas, se invertirá en humedales, drenaje, alcantarillado, habrá cosecha de lluvia, acueductos. 

También se invertirá en infraestructura energética renovable, habrá una ampliación de la red nacional de transmisión de energía eléctrica, solar, eólica, subastas eléctricas, permisos de generación de energía por los privados, techos solares.

Se busca invertir en infraestructura digital y de telecomunicaciones, banda ancha de buena calidad y accesible, redes de telecomunicaciones, comunicación satelital, tecnología, educación a distancia, banca digital, 

En infraestructura educativa y cultural, para que los planteles educativos superen las carencias, con fondos plurianuales, con apoyos y servicios necesarios, para terminar de una vez por todas con las disparidades. 

Se invertirá en infraestructura en salud, igualmente, para acabar con las carencias de los centros hospitalarios y dignificarlos, se abordará el tema de manera integral y sistémica con más personal, mayores insumos y el apoyo de los tres órdenes de gobierno.

Y todo ello, con una planeación democrática, con un órgano colegiado, que permita escuchar a empresarios, colegios, expertos, académicos, sociedad, para la mejor toma de decisiones, con un gran proyecto integral, regional, con cooperación en un marco de legalidad y rigor técnico, con transparencia, eficiencia y eficacia. 

Basta de tirar el dinero, basta de obras sin rentabilidad social bajo la pura obsesión ideológica. México debe ser inclusivo, superar la pobreza y el hambre y no hay mejor manera de combatir la desigualdad que teniendo acceso a una educación y salud de calidad, empleo digno y bien remunerado, acceso a una pensión, que por cierto, Morena y sus aliados pretenden robar, a partir de los ahorros de toda su vida contenidas en sus Afores, a millones de trabajadoras y trabajadores para utilizarlos de manera facciosa, electoral y engrandecer sus bolsillos.

Lo bueno es que ya se van, y es por ello que con el voto de las y los mexicanos el próximo 2 de junio, tendremos una ruta hacia el desarrollo con Xóchitl Gálvez en la presidencia de este país.

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