Históricamente, las investigaciones de la enfermedad Alzheimer se han centrado en estudiar la proteína beta amiloide o las conexiones entre esta y la proteína tau. Sin embargo, a través de recientes investigaciones, especialistas del Hospital Houston Methodist determinaron que la interacción entre la proteína beta amiloide con la proteína OCIAD1, tiene un papel clave en la progresión neurodegenerativa del Alzheimer.
El doctor Stephen T.C. Wong, profesor de ciencias de la computación y bioingeniería en radiología del Instituto Académico del Hospital Houston Methodist, explicó para NotiPress que esta proteína es conocida por su efecto negativo sobre la metástasis del cáncer de ovario. Mas, el hallazgo es de relevancia dado que se determinó, la proteína OCIAD1 también afecta las neuronas y daña la sinapsis del cerebro.
Para llegar a esta asociación, el experto describe, se revisaron datos bioinformáticos recopilados del tejido cerebral de pacientes fallecidos con Alzheimer y se realizaron estudios preclínicos utilizando un modelo de ratones. Mediante análisis computacionales con investigación de laboratorio se concluyó que la OCIAD1 deteriora la función mitocondrial, siendo un factor clave en la neurodegeneración de la enfermedad Alzheimer.
“Aplicamos una estrategia de biología de sistemas para encontrar un mecanismo diferente de neurodegeneración en la enfermedad de Alzheimer”, refiere Wong. A su vez, argumenta mediante este predijeron y demostraron que dicha proteína afecta a largo plazo sobre la beta amiloide de las células, ocasionando daño sináptico y perjudicando la función mitocondrial. Por ello, los científicos de Houston Methodist se centrarán en determinar si la OCIAD1 desempeña un papel en la interacción entre las proteínas potencialmente agravantes, beta amiloide y tau.
Así, la proteína OCIAD1 podría ser utilizada como un biomarcador para desarrollar una terapia blanco más dirigida en comparación a las actualmente existentes. Aunado a ello, los investigadores estiman que determinar la acumulación de beta amiloide y su relación con la OCIAD1, potencialmente ayudaría a detectar el Alzheimer, incluso dos décadas antes de que inicie la disminución de la función cerebral.
De esta forma, el Hospital Houston Methodist remarca la importancia de examinar los factores que contribuyen en el declive progresivo de las personas con Alzheimer. Pues ello, ayuda a la comunidad científica a desarrollar biomarcadores de diagnóstico y nuevas terapias.
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