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jueves, noviembre 21, 2024

Un país manchado en sangre

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Por Jesús Zambrano Grijalva

Presidente Nacional del PRD

Desde estas líneas hago un llamado enérgico al presidente Andrés Manuel López Obrador y a las instancias de seguridad de los tres niveles de gobierno, para que se refuercen las acciones de seguridad ante un país bañado en sangre.

Todos los días son asesinados decenas de mexicanos y mexicanas, de precandidatos, de políticos, de militantes, como fue el caso de los perredistas Marcelino Ruiz, ex alcalde del Municipio de Atlixtac en el estado de Guerrero, y su esposa Guadalupe Guzmán, así como el homicidio de José Naredo, presidente del Comité del PRD en el municipio de Cuitláhuac, Veracruz.

Estos casos, son solo una muestra de la creciente ola de violencia que está bañando a nuestro país. Desde el primero de diciembre de 2018 a la fecha, tiempo que ha gobernado López Obrador, las fiscalías estatales y federal han registrado más de 177 mil homicidios dolosos en nuestro país. Un número mucho mayor comparado con el sexenio anterior; esto es, los dichos de que ha bajado la violencia, no son ciertos. 

¿Cuántos asesinatos más se necesitan para que López Obrador cambie su estúpida estrategia de abrazos no balazos? 

Estamos en pleno proceso electoral, en las elecciones más complejas y más grandes que tendrá nuestro país, y estas se encuentran amenazadas por el crimen organizado, tanto por amedrentar a quienes buscan un espacio de representación, como por querer infiltrarse y financiar a personas cercanas a estos grupos delincuenciales, pero también por querer inhibir que los ciudadanos salgan a expresar su voto ante el clima de inseguridad y violencia.

En este escenario, López Obrador sale a decir que “no le alcanzará el tiempo para acabar con la violencia”, y eso es lógico, si nunca se tuvo una estrategia funcional, eficaz y clara. La militarización de la seguridad, con la creación de la Guardia Nacional no fue suficiente. Esas más de mil reuniones con el gabinete de seguridad a las 6 de la mañana fueron un fracaso al no transformarse en acciones, en protocolos, en apoyos y compromisos de dotar a las policías estatales y municipales de los recursos suficientes, tanto económicos, humanos, de capacitación y de infraestructura.

Ante esta estrategia fallida, el coordinador de la bancada de Morena sale a justificar que “no es una cuestión meramente del gobierno federal el fenómeno de la inseguridad sino de los gobernadores, que para eso hay sistemas estatales que incluyen a los sistemas municipales de seguridad”. Pues les recordamos que Morena gobierna veintiún entidades de la República y muchas de ellas, las más violentas, donde existe una situación de Estado en crisis, como lo es Veracruz, Oaxaca, Puebla, Guerrero, Zacatecas, Tamaulipas, Chiapas, Tabasco y Michoacán.

Estados que han perdido la capacidad de controlar el monopolio de la fuerza, de proveer seguridad y bienestar a su población, de mantener el control institucional y social en el marco de sus territorios. 

No podemos permitirnos más, que la vida de las y los ciudadanos se detenga ante las organizaciones criminales, ante las extorsiones, el cobro de piso, los secuestros, el miedo y la violencia.

Es necesario el diseño de políticas públicas para la seguridad ciudadana, que sean producto de una cooperación técnica que procure una estrategia integral de seguridad pública de largo plazo, pero con metas a corto y mediano plazo. La idea es que esta estrategia no sólo tenga bases sólidas, técnicas y profesionales, sino que reúna los consensos políticos necesarios para lograr su eficacia, sostenibilidad y adopción. Esto es, un ejercicio altamente participativo en su diseño y transversal en su conformación.

No se puede continuar el segundo piso de una estrategia ideologizada, politizada, hecha a partir de ocurrencias como es el caso de la actual estrategia de este gobierno que ha preferido no actuar, agachar la cabeza, mirar hacia otro lado y dar abrazos a los criminales.

Solo le recordamos al gobierno federal que no actuar contra el crimen organizado es una forma complaciente de permitir la violencia y esta está bañando de sangre a nuestro país.  

Exigimos un México en paz, libre y seguro.

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