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jueves, octubre 3, 2024

La actitud filosófica en la política.

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Por Carlos Salas

Hannah Arendt mencionaba que la política es un espacio donde tratar los asuntos inherentes de todos los individuos que conforma la sociedad, y en ella, la política, es donde se concentran, las constituciones, leyes, estatutos e instituciones, que servirán para legislar, cuidarlas y hacer que todas las personas, gobernantes y gobernados, es decir, la sociedad entera las cumpla debidamente sin manipulación alguna, para vivir en un verdadero Estado de derecho y asegurar la vida en el sentido más amplio.

Hoy pareciera que esa esencia se ha perdido, el desgaste del concepto real, mancha por completo a quienes en verdad aman el arte de la política, que por culpa de actores que son capaces de convertirse en títeres para sus deseos y ambiciones. Donde en la “dedocracia” surgen desde el fondo y se vuelven (disque-políticos), que con ello, se ha llevado en mayor medida, la participación de quienes comulgaban con la idea de generar en algún momento más armonía en el mundo. Hoy no se sabe con claridad un rumbo a cual nos dirijamos, necesariamente implica la actitud filosófica ante la política, para apreciar con mayor y mejor detenimiento el rumbo del mundo.

Para contextualizar brevemente el concepto de filosofía; Aristóteles pensaba que  la filosofía es la madre de las ciencias y, como filosofía primera, se pregunta por los primeros principios y causas del ser; para Hegel, en cambio, la filosofía es el propio tiempo aprehendido con el pensamiento. Sin embargo, más allá de las diversas definiciones que ha recibido la filosofía, en todos los casos se trata de una disciplina que no se conforma con tomar las cosas como se presentan; su tarea principal es problematizar, cuestionar y criticar lo dado, así como proponer respuestas más adecuadas y conceptos más fértiles para la comprensión y posible transformación del ser humano, de la sociedad y del mundo(UNAM • Conocimientos Fundamentales, s/f).

Una vez teniendo este factor en cuenta, en el proceso de observar con actitud filosófica constructora las transiciones, reconciliando con la política a través de la comprensión del significado íntimo de todo el proceso histórico para poder entender con mayor precisión la realidad y valorar lo más viable para el mundo.

Cuando la actitud filosófica se aparta de la política, difiere de su  principal fin y suele existir una discrepancia con el pensamiento y el actuar, de esta manera no hay una base estructural ni un objetivo al que se le debe instrumentar. En la proyección de un resultado fáctico positivo, la praxis que reivindica la esencia coetánea de la actitud filosófica constructora con la política, para imponer sus normas a los asuntos públicos, materializando con la lógica y la estrategia, elementos transformadores para el desarrollo del ser.

Debemos saber que en la praxis de los elementos coetáneos mencionados a diferencia del mundo y de la cultura, sólo puede indicarse, más no heredarse, cada nueva generación, cada nuevo ser humano, sin duda, en la medida en que se inserte entre el pasado infinito y el futuros infinito, debe descubrirlo de nuevo y pavimentar con laboriosidad(VICO/ ENTRE EL PASADO Y EL FUTURO).

Así el político tendrá la responsabilidad de analizar detalladamente los elementos para dialogar con la sociedad, en crear condiciones favorables para cada sector, ya que, es imposible en las instituciones políticas involucrar a millones de ciudadanos, no existe un mecanismo lo suficientemente adecuado y eficiente para llevar a cabo las sesiones, por este motivo, el integrar un proyecto que emerja desde la sociedad, donde el político sea acompañado por la fuerza heterogénea que conforma la sociedad, e integren todas esas causas para que el político represente y ejerza el poder por delegación, en nombre “de otro”, como el que se “presenta” en un nivel institucional, en referencia al poder de la comunidad. Es entonces una representación al servicio de su comunidad.  

[4.33] En su sentido pleno, político, la representación es una delegación del poder para que sea ejercido o cumplido en “servicio” de los representados que lo han elegido como su representante porque sin diferenciación de funciones heterogéneas no es posible la reproducción y aumento de la vida de la comunidad, ni el ejercicio de las instituciones de legitimación ni alcanzar eficacia. Si en la caza del paleolítico todos cumplieran la misma función (dar el grito de alerta) nadie cazaría; si se dejara al puro azar el que cada uno cumpliera la función que Le pluguiera, sería el caos y nunca cazarian a la veloz liebre o al fiero león. Morirían de hambre. La representación, de nuevo, es necesaria pero es ambigua. No por ambigua se la puede eliminar; hay que definirla, reglamentarla, imbuirla de normatividad para que sea útil, eficaz,justa, obediente a la comunidad(Dussel/20 tesis de política). 

Por eso es necesario una formación política para la representación adecuada e incluyente, ya que los nuevos cambios generacionales tendrán que tomar decisiones a favor del mundo, debemos reformar el sistema educativo y plantear temas que permitan a la sociedad identificar esta serie de elemento, que las transiciones generacionales se encuentren preparadas y seguras de sus ideales para ejercer el poder de forma positiva para su comunidad  y no sea tan fácil persuadir con conceptos erróneos, es importante tener una sociedad más consciente por que sabremos la capacidad y tendremos conciencia de cómo ejercer todas estas herramientas que con el pasar de los años hemos adquirido.

“ Siendo la vida… una pluralidad, debe conducirse  mediante la educación a la comunidad y unidad”

(Aristóteles, La Política).

“…La política, se dice, es una necesidad ineludible para la vida humana, tanto individual como social. Puesto que el hombre no es autárquico, si no que depende en su existencia de otros, el cuidado de esta debe concernir a todos, sin lo cual. La convivencia sería imposible…”(Hannah Arendt, ¿Qué es la política?).

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