Conforme se amplía la legalización del cannabis, se amplía también su estudio para explorar sus posibles usos médicos. De esta forma se pronostica que los ingresos de este sector alcancen los 10 mil 870 millones de dólares durante 2022, según la plataforma de datos Statista. Además, el sitio estima un crecimiento anual del 13.21 por ciento, para alcanzar un volumen de mercado de $20 mil 210 millones para 2027. En este sentido, algunas investigaciones apuntan a un potencial uso médico del cannabis en diversas situaciones de pacientes con cáncer.
Por ejemplo, investigadores de la Universidad de Augusta, en Georgia, Estados Unidos, encontraron que el cannabidiol (CBD) inhalado reduce el tamaño del glioblastoma tumoral cerebral altamente agresivo y letal en modelos animales. Esto al reducir el soporte esencial de su microambiente tumoral de apoyo, incluyendo la restauración de los niveles de inflamación destinados a atacar al tumor.
Según los investigadores, la inflamación es una respuesta normal del sistema inmunológico para atacar regularmente a las células cancerosas o precancerosas. “Pero cuando un tumor logra establecerse, el tumor se hace cargo y pasa a producir un estado de inflamación más crónica que, en última instancia, lo protege del sistema inmunitario”, menciona un comunicado de la universidad.
Actualmente el tratamiento para glioblastoma incluye cirugía, seguida de quimioterapia y radioterapia, siendo la cirugía un primer paso para maximizar la calidad de vida y el pronóstico del paciente, aunque no una cura. Por lo pronto, los investigadores se muestran entusiastas por la reducción conseguida de los tumores en modelos animales. Además, esperan que, en un futuro, el CBD inhalado pueda usarse en conjunto con otras terapias para el tratamiento de estos tumores.
Otro estudio encontró que una sustancia sintética análoga al CBD fue capaz de prevenir el dolor neuropáticotípicamente inducido por la quimioterapia y también fue beneficiosa contra el cáncer. El estudio se realizó con ratones, y no se encontraron efectos adversos ni dependencia, según investigadores de la Universidad de Sao Paulo. El experimento se realizó en torno al fármaco de quimioterapia paclitaxel y una sustancia análoga de CBD, llamada PECS-101. De acuerdo con los investigadores, su estructura es similar a la del CBD, pero con la adición de fluoruro, lo cual la hace de tres a diez veces más potente.
Estimaciones calculan, el 80% de pacientes que utilizan paclitaxel desarrollan en mayor o menor medida dolor neuropático por el daño del fármaco a los nervios. Esto es un problema clínico importante, comenta un comunicado de la universidad, pues nada funciona para aliviar el dolor en estos pacientes y puede ser necesario interrumpir la quimioterapia. Según sus hallazgos, el PECS-101 fue capaz de prevenir el dolor neuropático en ratones y potenciar el tratamiento, de manera similar al efecto del CBD registrado en algunos reportes científicos.
Como sugieren diversos estudios, el cannabis tiene un potencial importante para el tratamiento de enfermedades, incluida el cáncer. Este potencial abarca su uso como complemento y tratamiento de primera línea, dada la evidencia de éxito terapéutico. No obstante, parte de la comunidad científica reconoce que, pese a esto, aún no hay datos suficientes para desarrollar productos seguros basados en cannabis y más investigación debe llevarse a cabo.
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