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domingo, noviembre 24, 2024

¿¡Ya cállate guacamaya!?

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Por Jesús Zambrano Grijalva

Presidente Nacional del PRD

El jueves de la semana antepasada, en la entrega 96 de Latinus, Carlos Loret de Mola reveló que un grupo internacional de hackers-activistas autodenominado “Guacamaya” había penetrado en los archivos de la Sedena y sustraído 6TB de información confidencial que va desde el año 2016 hasta septiembre de 2022.

Esta irrupción en los sistemas de cómputo del Ejército constituye la más grave vulneración a la ciberseguridad del gobierno de México en su historia. Son cuatro millones de correos electrónicos con textos, archivos adjuntos, tarjetas informativas, audios, videos y fotografías.

Poco a poco se van descifrando los expedientes expuestos. Son varias las organizaciones periodísticas que ya han tenido acceso a ellos y que han estado revelando, a través de notas periodísticas, la información tan diversa y detallada que contienen. 

A López Obrador no le ha quedado de otra que confirmar el hackeo y validar la información de los documentos extraídos al declarar que “todo lo que se dice ahí es cierto”, pero muy a su estilo; en lugar de asumir la responsabilidad y hacer la investigación pertinente sobre el contenido de lo que ahí se revela y actuar en consecuencia, ha optado por minimizar la vulneración y restar importancia al contenido de los documentos revelados: “todo ya se sabía”, expresó el mandatario en una de las mañaneras. 

No obstante, con el transcurrir de los días hemos sido testigos de que no todo se sabía: 

No sabíamos que la salud del presidente estaba tan deteriorada como para solicitar una ambulancia aérea y hospitalizarlo de emergencia, ¿No se supone que lo del cateterismo había sido una revisión de rutina? No sabíamos que la familia presidencial usa las embarcaciones del Ejército para pasear y que cuando salen a vacacionar a otros países se hacen acompañar de personal militar, ¿No se supone que el Estado Mayor Presidencial ya había desaparecido? No sabíamos que el Hospital Central Militar estaba al servicio de funcionarios de la 4T y sus familias, ¿No se supone que la calidad de atención en salud es muy buena en el INSABI?

No sabíamos que el Ejército es un nido de abuso sexual, en donde las víctimas suelen ser ignoradas, dadas de baja o trasladadas a otro sitio; no sabíamos que para la Sedena los colectivos feministas y los padres de los niños con cáncer son más peligrosos que las organizaciones criminales.

No sabíamos que el Ejército realiza labores de espionaje a periodistas y opositores del actual gobierno a través del malware Pegasus, ¿No se supone que no eran iguales a los otros, y que este gobierno no espiaba?

No sabíamos que entre los planes de militarización de este gobierno se encontraba el megaproyecto para que la Sedena instaure un amplio consorcio de servicios turísticos que incluye aeropuertos (AIFA, Palenque y Tulum), el Tren Maya y hasta una aerolínea en donde el avión presidencial, que hasta ahora no han podido vender, hará vuelos comerciales.

No sabíamos que los militares son los verdaderos promoventes de la reforma inconstitucional, recientemente aprobada por las huestes de la 4T, por la que el control de la Guardia Nacional pasa a formar parte de la Sedena. La cual es una revelación trascendental porque nos indica que los poderes civiles –Poder Ejecutivo y Legislativo- están siendo presionados por el mando militar.  

No sabíamos que desde las entrañas de la Sedena se vendían armas para el crimen organizado, ¿Es este Ejército al que se le está confiando nuestra seguridad pública hasta 2028? No sabíamos que la inteligencia militar tiene clasificados como narcofuncionarios a varios integrantes de los actuales gobiernos del Estado de México, Jalisco, Morelos, Guerrero y Veracruz; no sabíamos que el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, cuando era gobernador de Tabasco, colocó a integrantes del CJNG dentro de la policía estatal, ¿No se supone que por este tipo de pactos con el crimen organizado estamos solicitando la extradición de Genero García Luna? ¿Qué se va hacer al respecto?

Conforme pasan los días nos vamos enterando de más cosas que no sabíamos y que van poniendo al descubierto las mentiras y corrupciones de este gobierno. Aunque el presidente López Obrador insista en minimizarlo, sabe muy bien que con esta filtración de información ha perdido el control de la agenda de opinión pública y que las revelaciones serán escándalos continuos por lo que resta de su sexenio. Son elementos configurativos de un gobierno fracasado y un Estado Fallido. ¿Acaso ya se acabó el sexenio? Todo indica que más pronto que tarde oiremos a López Obrador implorar ¡Ya cállate guacamaya!

Artículo publicado el 13 de octubre de 2022 en El Diario del Yaqui

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