Los adolescentes necesitan dormir de ocho a diez horas diarias para mantener la salud física, el bienestar emocional y el rendimiento escolar. No obstante, según la Fundación Nacional del Sueño y la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño, la mayoría de los adolescentes duermen menos de ocho horas, principalmente en temporada escolar. Así lo señala un comunicado del Centro Médico de la Universidad Rush, que realizó un estudio publicado en la revista SLEEP sobre posibles intervenciones para conseguir aumentar el tiempo de sueño en la adolescencia.
De acuerdo con una de las autoras del estudio, la doctora Stephanie J. Crowley, durante la pubertad ocurren cambios en la biología del sueño. En consecuencia, es más fácil para los adolescentes permanecer despiertos hasta altas horas de la noche. De esta forma, suele entrar en contradicción la necesidad de acostarse más temprano para cumplir con el horario escolar y este cambio biológico natural de la adolescencia, señala el comunicado.
Por este conflicto, los investigadores se propusieron probar una intervención de dos semanas, enfocada en el sistema circadiano. El objetivo fue tratar de ayudar a los adolescentes a descubrir una mejor rutina nocturna con diferentes medidas de comportamiento. La intervención consistió en terapia de luz brillantes, dos mañanas de fin de semana durante un total de dos horas y media.
La luz brillante indica al reloj interno que se despierte un poco antes, con la intención de facilitar al adolescente dormir en el momento adecuado. Una segunda parte de la intervención consistió en proporcionar herramientas de gestión del tiempo y abordar algunos impedimentos para acostarse más temprano, como limitar algunas actividades después de la escuela.
Como resultado, los investigadores consiguieron cambiar la hora de acostarse de los adolescentes una hora y media más temprano y aumentar su tiempo de sueño aproximadamente una hora. En el caso de los adolescentes con relojes circadianos tardíos, se consiguió adelantar dos horas su hora de acostarse . En aquellos con una hora de dormir más temprana únicamente necesitaron el apoyo conductual de administrar su tiempo por la noche y aumentar la duración del sueño, detalla el comunicado. En general, se encontró que el grupo de adolescentes intervenidos expresó estar menos cansados, menos irritables y menos preocupados, con una mejora en la concentración.
Además de los cambios biológicos de la adolescencia y las actividades posteriores a la escuela, otros factores influyen en la falta de descanso durante la pubertad. Según el sitio de información de salud Better Health Channel, el uso de dispositivos con pantallas, como los smartphones, en momentos próximos a la hora de dormir puede afectar a la hora de conciliar el sueño.
Igualmente influyen las actividades en torno a la televisión, el internet o los juegos de video y algunos trastornos del sueño, como el síndrome de las piernas inquietas o la apnea del sueño. Entre las recomendaciones para abordar esta problemática, la Universidad Johns Hopkins incluye el empezar el día al salir el sol, fomentar las siestas por la tarde y restringir el uso de tecnologías en el dormitorio.
Dormir lo suficiente tiene efectos positivos para la salud humana, por lo que es importante procurar las horas de descanso suficientes en el día. Debido a los cambios biológicos y conductuales de la pubertad, esto es de particular importancia en la adolescencia, por lo cual investigadores prueban formas de ayudar a los jóvenes a mantener un horario de sueño saludable.
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